Capitulo 27: Codigo Azul.

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De un momento a otro Sebastián le dio un puño a un muchacho que le había dado una nalgada a Dylan mientras hacia su "baile" y el la tomo por las piernas, la llevo hacia la salida en su hombro y con la gente abucheándolo, grita:

- Santiago las llaves- el susodicho se las tira mientras Dylan trata de soltarse de su agarré. Al mismo tiempo Sebastián lucha por mantenerla en su hombro y atrapar las llaves - gracias brother, código azul - para así marcharse si mirar atrás y una Dylan en su hombro irritada.

Se van y el dj pone una canción de Justin Timberlake mientras buscan más gente para cantar. Después de lo que paso decido irme así que busco a Julieta o David para avisarles pero no los logró divisar con mi mirada a ninguno de los dos y ahora que lo pienso creo que se perdieron del espectáculo porque después de que cantarán no los vi más.

Aunque gran parte de mi pérdida de concentración es por causa de Sauce.

Salgo del lugar, con Santiago pisándome los tobillos, así que decido caminar hacia la cera del frente para coger un taxi hacia la residencia. Al ver que Santiago no se quita, no se mueve solo esta allí con sus manos en el bolsillo pensando en quien sabe. Chasqueo mis dedos frente a él.

-Gracias por acompañarme - digo estirando la mano como si estuviéramos en una cena formal - ya puedes.. ehh retirarte. -agarra mi mano, sonríe y agrega:

-Podrías ser más cordial... no sé, gracias Santiago por pagar mis bebidas y las de mi amiga durante gran parte de la noche - alzo mis cejas dispuesta a atacar- y antes de que agregues algo - me jala del brazo - Amo ese labial - junta rápidamente nuestros labios como el típico beso robado en primera cita, pero esto no es una cita por lo que envió mi palma instantáneamente pero él detiene mi ataque con su mano.

Buenos reflejos pero quien se cree. Trato de mandar mi otra mano pero obviamente la detiene quedando yo de manos cruzadas literalmente y enfuscada por su actitud.

-Ohh, bonita... calma, calma - trato de liberar mis manos - las suelto con una sola condición. - alzo mis cejas esperando la proposición "decente", el solo es capaz de reírse - mente sucia, yo solo quiero un beso en la mejilla - lo miro fijamente para ver cuál es su engaño, el me mira seriamente, miro a los lados encontrándome con que la calle está totalmente vacía de hecho somos presas fáciles para un robo así que suspiro y me dispongo a besarle la mejilla.

Y como arte de magia no pasa nada, no hubo truco, solo mis labios tocaron su mejilla y dejaron su hermosa forma de color rojo. Me soltó las manos y nos disponemos a esperar el taxi o por lo menos yo, el solo se dedica a molestarme el cabello.

-Así que porque no te vas - me mira- no, no... no quería ser grosera solo... Intento... ash tu carro. –

-¿Carro? ¿Qué paso con mi carro?

-¿Dónde esta?

-No lo traje, por lo que me voy contigo en el taxi. - respuesta lógica porque tomo alcohol, bravo Emma de verdad, golpe mental.

-Cierto - se ríe - ehh.. Ya que estamos aquí, tu hermano te dijo... Como era azul... - risas - quieres ayudarme en vez de reírte como idiota - cruzo mis brazos.

-Código Azul -

-Si, eso que significa.-

-Eso es para cuando - se acerca a mi oído- queremos tener la casa a solas - ruborizándose en 3..2..1.- pervertida - modo tomate activado. - sabes ahora si combina tu labial. - y con ese comentario paso de a vergüenza al enojo, comienzo a caminar hacia el semáforo que se ve a lo largo de la cuadra - en serio te enojas, pero si era un halago, vamos no puedes ser así.

-Ah no- sigo caminando hasta llegar a la esquina, encontre un lugar de 24 horas que parece un lugar de mala muerte pero con tal de vengarme de él me da igual que me roben. - ni lo pienses -grita y comienza a correr para alcanzarme, lo que yo respondo haciendo exactamente lo mismo.

Llego jadeando al bar, empujo la puerta e inmediatamente me pega el olor a cigarrillo, alcohol, orina y más atrocidades indescriptibles, todos me miran esperando para ver que hago avanzo hacia la barra con miradas que me hacen querer ir a bañarme de lo sucias que son, me arrepiento de mi decisión pero no retrocedo al contrario me adentro con la excusa de usar el baño y perder las miradas de esos viejos verdes.

Ya en el baño pedí un taxi, sé que tenía que haberlo hecho desde hace tiempo y ahorrarme todo este martirio, pero da igual lo importante es que lo hice.

Comencé a contar hasta 50 en el baño para luego salir, pero cuando iba por 30 tocaron la puerta así que me resigne y salí sin siquiera detallar el estado nefasto del baño.

A fuera me encuentro con un Santiago molesto y todos mirando al chico de camisa cara y reloj plateado que estaba frente a mí. Lo esquivo sin siquiera dirigirle la palabra hablo con el barman y pido una botella de vino, el me mira como si estuviera loca, pero aun así me la entrega sin pedirme identidad ni nada, saco un billete de mi bolsillo lo dejo sobre la barra y me voy sin siquiera esperar el vuelto. No había terminado de dar tres pasos cuando sentía a alguien detrás de mí, por el rabillo del ojo veo que es Santiago y me tranquilizo, pero aun así agarre mi vino es decir arma para golpear al que me moleste con la botella y privar a mi atacante o eso era lo que veía siempre en las novelas.

Atravieso el bar sin problemas y logro llegar a la salida, dando un suspiro de libertad, por salir de ese lugar sin ningún rasguño y con un Santiago enojado detrás.

-¿Qué rayos pensabas?

-Tenia necesidades fisiológicas muy importantes- dije alzando mis hombros y con la botella bien agarrada.

-Aahh si la necesidad de que te roben, te atraquen o violen, ¿eres tonta o qué? ¿Qué hubiese pasado si no estuviera a tu lado? ah – en un principio nada de esto hubiera pasado, estuviera ahora mismo en mi cama con Morfeo.

-Fácil, Nada. – Eso le dio cólera – ¿Sabes porque? – Veía un taxi a lo lejos – Porque se cuidarme sola, además quien te crees mi padre, abuelo o... el presidente para mandarme.

-Eres... -

-Dejemos esto aquí, que ya me aburriste – me monte en el taxi y cerré la puerta tras de mí. –Arranque por favor. –dije al taxista pero Santiago ya había abierto la puerta y estaba montándose en el asiento al lado del conductor. El camino al edificio fue silencioso.

Al llegar me baje del taxi sin preocuparme por pagar ya que sabía que él lo haría ya cuando estuviera en su casa, pero no fue así, pues cuando estaba cerrándose el ascensor, apareció el impidiendo que las puertas se cerraran. Que hacia aquí, luego recordé lo del código, pero ni crea que se quedara conmigo, intente abrir la botella de vino, a lo que él respondió quitándomela de la mano, y con un sacacorchos que tenía en su bolsillo la abrió, cosa raras. En fin cuando me devolvió la botella bebí directamente de ella sin importar que sintiera un ardor tremendo en el esófago, que vino tan fuerte.

Sin pensarlo salí del ascensor, busque mis llaves y abrí la puerta, intente cerrarla antes de que el la detuviera, así que lo mire y decidí retirarme.

-Está bien puedes quedarte.-

Coqueteando Con La Realeza ♔ (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora