Capitulo 34: "diente por diente"

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Después de terminada la clase, sin que me enviaran comencé a recoger las hojas con la respuestas, para que Santiago no pudiera objetar sin hacer un gran escándalo, por lo que no le queda más remedio que darme las gracias delante de todos y aceptar mi ayuda para llevar los trabajos a el salón P302.

En camino al salón no me dio ninguna señal de vida al contrario el caminaba delante como si yo no existiera, aunque su enojo conmigo no le quitaba lo caballero pues al llegar me abrió la puerta y espero a que pasara para poder cerrarla.

-Puedes dejar lo documentos en la mesa e irte – lo único que me dijo, pero si creía que la única razón por la que me ofrecí a ayudar era porque era su asistente y era "obligación" estaba muy equivocado.

-No piensas dirigirme la palabra – no me miro.

-Ya te la dirigí- dijo. Tiene razón pero no se me ocurrió nada más que decir.

-Tu sabes de que te hablo, desde ayer me estas evitando – le quite la hojas de su mano, para ver si me miraba.

-Si te estuviera evitando no estarías aquí – aun así no me miro, comenzó a jugar con su pluma.

-Entonces porque me hechas- lo obligue a mirarme.

-No te hecho – me miro directamente- solo no te necesito- algo dentro de mi crujió.

-Vale pues me quedo- dije sentándome en el brazo de la silla donde él se encontraba

-Tu problema, solo no estorbes- me quito las hojas de la mano. Me dolió.

Y así no las pasamos un buen rato. Yo mirando como el calificabas las respuestas, y el haciendo como si no existiera en lo más mínimo siempre mirando al frente, o viendo el celular o cualquier cosa menos a mí.

-Santiago, puedes mirarme un momento solo quiero saber la razón de tu enojo pues ayer bien que fuiste a buscarme - eso me recuerda -¿cómo es que ayer estabas borracho y hoy no tienes ningún efecto secundario? - le agarre los cachetes y lo obligue a mirarme, el solo me miraba a los ojos pero no respondía.

-Sabes que, no voy a rogarte si desde un principio tu eres el que ha estado detrás de mí, no yo – respire hondo, me lévate del asiento y me sentía dolida – creo que estás haciendo un drama – entonces Oliver entro al salón, nos miró y dijo:

– Hola Emma, que bueno que nos visitas- siguió caminando hasta la mesa.

-Mnnn al menos uno de nosotros lo piensa – respondí, Santiago volvió a calificar y yo volví a ser ignorada aunque no tenía muchas esperanzas de que me contestara.

-¿Qué? Porque Santiago no te quiere aquí – dijo lo último riendo.

-Ay gente que cree que solo sirvo para estorbar -dije riéndome, pero obviamente Santiago, sabía que esa respuesta era única y exclusivamente para él.

-Bueno si no te quieren, aquí que te parece si te robo por unos momentos – dijo picándome el ojo – Me hace falta una asistente - se rio.

-Por mí no hay problema –Respondí con una sonrisa de oreja a oreja.

Se acercó a mí y me susurró – tú crees que le importe, y lo que estoy diciendo es serio, sal conmigo– Me reí.

-No creo, como te estoy diciendo ya no me necesitan, así que ¿a dónde vamos? – pregunte.

-Estaba pensando como ya es casi hora de cenar podríamos comer y pasear por allí.

-Me parece bien, ¿nos vamos en seguida?

-Si solo déjame llevar estos documentos a administración y vuelvo en seguida-

-Mnnn tengo una idea mejor- tome el cuello de su camisa y se lo acomode – que tal si yo voy a mi residencia, me cambio y tú me recoges allá – me quedo mirando – es que si vamos a hacer algo, hay que hacerlo bien – me reí. En realidad necesitaba tiempo para ver si Santiago reaccionaba, no es que Oliver no me agrade, ni nada solo es que lo veo como amigo.

-Por mí no hay problema, como tú digas- se fue y volví a quedar a solas con sauce.

-Bueno- espere que se moviera, dijera algo o cualquier señal pero no - como veo que no piensas decir nada entonces me voy tengo una cita a la que asistir - me miró y alzo una ceja- ahh y se me olvidaba gracias porque sin ti no hubiera conseguido la tan anhelada cita.

-De nada- respondió. Pero sabía que estaba enojado tenia las orejas rojas. Punto para Materazzi.

-Oh mi dios! Milagro! aleluya! Tiene voz, habla.- agité mis brazos al cielo.

-No tienes una cita pues qué esperas allí está la puerta, no hagas esperar a tu anhelada cita- bueno.

-Sabes que tienes razón no sé qué hago perdiendo el tiempo contigo – entonces Salí de ese salón teniendo una sola cosa muy clara los hombres son unos estúpidos.

Al llegar a la residencia, me cambie y me coloque un vestido negro, me deje el cabello suelto y me maquille, si mi papa me viera estuviera completamente orgulloso, lo hice en menos de media hora, eso para una Materazzi era un reto. O eso dice papa quien siempre termina aburrido esperándonos a que nos alistemos las tres.

De Oliver no me puedo quejar, ha sido todo un caballero durante la cita, además tiene un excelente perfume. Y ya con ese pequeño detalle sé que mi "cita" por lo menos comenzó bien.

Ahora mismo estábamos en una feria. Estaba súper emocionada pues nunca había ido a una. Ya nos habíamos montado en los carritos chocones, que por cierto yo sé que el objetivo es chocar pero soy muy mala conduciendo, y siempre acababa siendo golpeada por Oliver y un sequito de niños que se unieron para hacerme la estancia en el juego muy graciosa.

Luego entramos a la casa embrujada, lo que les puedo decir es que la odie y casi me caigo.

Después de eso estuvimos en el carrusel, mientras comíamos algodón de azúcar y compartí el caballo con una niña que le tenía miedo al carrusel entonces su mama y yo armamos un complot para que se montara y para mostrarle que no tenía que tener miedo, la primera vez yo la acompañaba durante el viaje y la segunda vez ya ella estaba en un caballo sola. Fue emocionante y me recordó a mi hermana.

Hubo un juego, donde se perdía totalmente la gravedad, en realidad no sé cómo será su principio pero fue alucinante.

Nos montamos luego en la montaña rusa, y como sea fue increíble y no me dio vértigo que fue lo más impactante.

Y ahora estábamos montados en la gran rueda de la fortuna, desde donde podíamos observar gran parte de la ciudad, se veía las casas, los edificios y de mas como luces de navidad tan diminutas y hermosas.

-Gracias, Oliver esto es...- respire – increíble.

-De nada Emma, tu sabes que puedes contar conmigo para lo que sea- me sonrió y me abrazo.

-Oliver yo no – como le digo que es una gran persona pero que no lo miro así como él quiere que lo vea.

-Cálmate Emma, solo disfruta la vista en silencio y yo sé que soy el mejor amigo que has podido conocer en tan poco tiempo-

-Oliver yo no quería –

-Emma mírame a los ojos, te prometo una cosa, puedes contar conmigo siempre, y nunca permitiré que te hagan daño mientras yo lo pueda evitar, vale-

-Eres como raro, sabias – me reí y luego caí en cuenta lo que dije- no quiero decir que eres homosexual o algo por el estilo – deja de hablar- aunque en caso de que sea así, no te recriminare, ni nada, solo- se rio y me sentí estúpida.

- Ven acá – me abrazo – te estoy diciendo que puedes contar conmigo y que seré tu amigo incondicional solo eso, yo sé que estamos aquí gracias a Santiago, ni bobo que fuera, pero podrías solo disfrutar de esto aquí, no pienses solo disfruta del momento, ¿vale? –

Vale – lo mire - gracias por todo.

-Para eso estamos- 

Coqueteando Con La Realeza ♔ (Sin editar)Where stories live. Discover now