Capítulo 5

12.8K 684 26
                                    

Jesús.

Cuando despego mis labios de su mejilla, veo su cara evidentemente roja.

-¿Harás algo especial por tu cumpleaños?- le pregunto por rebajar la tensión que había hasta hace unos segundos
-Si, antes he ido a comer con mi madre y en un rato iré con unos amigos a tomar algo- me explica ilusionada y a mi realmente me interesa lo que me cuenta
-¿Y te han regalado ya algo?-
-Si, mi madre me ha regalado unas botas, un neceser, un colonia y un bolso. Y mi padre unas entradas para un festival, una funda para el móvil y el piercing que me quería hacer-
-Si que te han regalado cosas- murmuro -¿dónde te harás el piercing?- le doy una mirada pícara y ambos reímos
-Será un aro en el labio- me aclara -y el tatuaje me esperaré a hacérmelo mas adelante- pasa la lengua por su labio inferior y después sonríe
-Seguro que ambas cosas te quedarán muy bien- le digo lo que pienso y después le guiño un ojo.

Y su cara entera se vuelve roja.

Que guapa está así.

Bueno, guapa está de cualquier manera.









******









-¿Qué hora es?- pregunta la morena
-Las cinco menos cuarto- contesta Mónica mirando su reloj de muñeca verde
-Joder. Me voy que llego tarde, y eso, siendo la cumpleañera, está muy feo- coge su bolso negro nuevo, se despide de todos nosotros y se va.

Carolina se me queda mirando y se acerca a mi.

-¿No te gustará Martina?- me sorprendo por su pregunta
-¿Qué dices, Carol?- río y ella solo sonríe negando con la cabeza
-Es que veo como la miras y como te mira ella a ti-
-¿Cómo que como me mira ella?- ahora si que estoy confuso
-Le brillan los ojos igual que a mi cuando miraba a Yaiza-

Carolina es bisexual.

-Que no, Carol, que yo no le gusto a Martina, ni ella a mi-
-Bueno, solo he dicho lo que pensaba- se encoge de hombros y se va a atender a un chico que está esperando.

Mientras, yo me quedo pensando en lo que me ha dicho.

No se si es correcto decir que Martina me gusta.

Pero siento algo hacía ella y tengo que aprender a disimularlo.





















******























-¿Has felicitado a Martina de mi parte, papá?- cuestiona la rubia mientras pone la mesa
-Si rubia, la he felicitado. Ha dicho que gracias por acordarte de su cumpleaños- mi hija sonríe y mi mujer resopla.

Ya no se esfuerza ni por disimular.













******















Las observo hablando y sonrío al ver que ellas también lo hacen.

Se acercan al mostrador y ambas me miran para después seguir hablando.

Noto una mano palmear mi espalda, me giro y veo a Damián.

Por favor que no me haya pillado mirándole el culo a su hija.

-A pesar de que se lleven tres años, parece que se caen bien- menos mal que era eso
-Si, eso parece- contesto medio sonriendo y guardo unos tickets en un pequeño sobre.

Ellas siguen hablando animadamente.
Y la que ya es adulta, sonríe con amplitud al igual que la quinceañera.

-Pues estaría bien, un día podrías venirte a casa ¿verdad, papá?- la castaña se dirige a mi amigo
-Claro, ¿pero qué es lo que estaría bien?- pregunta él con curiosidad
-Hacer maratón de pelis y sesión de belleza, vamos lo que viene siendo un día entero de chicas y en la noche fiesta de pijamas- explica la mas mayor y yo la miro algo sorprendido -Jesús no me mires así, aunque haya cumplido dieciocho años hace unos días, mi espíritu de niña no se ha ido todavía- Damián y yo reímos
-También podrías venir tu a casa- hablo yo y ella deja escapar una leve sonrisa -si tu padre está de acuerdo- miro a mi amigo con sorna.

Él sonríe flojamente y después asiente, dando así su aprobación.

-¡Qué guay!- exclama Gabriela dando saltitos y después ambas chicas se abrazan.

















******















-Mamá, ¿puede venir una amiga a dormir?- pregunta mi hija nerviosa a su madre
-¿Qué amiga? ¿Ángela?- la rubia niega con la cabeza -¿Inés?- mi hija niega de nuevo
-No mamá, me refiero a Martina- aclara
-Esa chica es muy mayor para ser tu amiga, además, tendrá otros amigos y cosas mas importantes que hacer, que venir aquí a pasar la noche con una niña menor que ella- Lara ha sido dura con lo que le ha dicho, y obviamente a Gaby eso no le ha sentado nada bien
-Mamá, ha sido idea suya, y su idea era quedarme en su casa. Pero papá ha tenido la idea de que viniese ella aquí y tampoco me ha parecido mal- se cruza de brazos y se apoya en la pared
-Ah que ha sido idea de tu padre- se queda pensativa mientras la otra asiente -Gaby cielo, ve a tu cuarto que yo tengo que hablar con él-

Obedece y sube las escaleras para dejarme a mi a solas cara a cara con su madre.

Quien no debe estar pensando nada bueno en estos instantes.

-¿Tu qué coño te traes con esa chica, Jesús?- enfoca sus ojos marrón miel en los míos
-Nada- contesto obvio -se lleva bien con Gaby, sabe como controlarla y hace que esté tranquila siendo maja con ella-
-Que venga, pero que no me destroce la casa, por favor- se rinde al final
-Es una chica de dieciocho años, no te va a destrozar nada- ella resopla y cuando se da la vuelta, sonrío.

Todavía no puedo terminar de creerme que vaya a venir a casa.

Va a estar aquí joder.

Soy consciente de lo complicado que va a ser estar mirándola sin que Lara se de cuenta.

Las mujeres parece que tienen un sexto sentido o algo así para detectar las cosas.

Sin darme cuenta, mi hija ha bajado las escaleras y está a mi lado.

-Papá, ¿entonces, vendrá Martina?- aparta su flequillo a un lado y me mira esperando su respuesta
-Si, si que vendrá-
-Gracias papá- me abraza y sonríe ampliamente.

Dieciocho años no son nadaWhere stories live. Discover now