Capítulo 30

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Martina.

Estamos Gaby y yo sentadas en el sofá hablando de un tema cualquiera.

-Axel me ha pedido que sea su novia- comenta mirando al vacío y yo me alegro.

Aunque ya sabía algo, mi sobrino había hecho alusiones a ese tema anteriormente.

-¿Y tu qué le has dicho?- pregunto con una sonrisa
-Todavía nada- hace una mueca
-¿Tu quieres intentarlo con él?-
-Sería mi primer novio- se encoge de hombros -pero supongo que si-
-Pues no se, dile que si-










******










Suena el timbre y mientras Gaby termina de arreglarse, yo me dirijo a abrir.

Veo a mi sobrino en la puerta y después de un abrazo, le invito a pasar.

Se sonríen y después se besan.

Ella ríe al ver que le ha dejado algo de brillo labial en la cara, y se lo quita con el pulgar.

-Sois monísimos- llevo mis manos a mi cara
-Martina, ¿te puedo pedir opinión sobre una cosa?-
-Claro, dime- asiento
-Me gustaría decírselo a mi padre pero no se como se lo va a tomar- muerde su labio inferior nerviosa
-Pues yo creo que le chocará, pero va a ser mejor que se lo digas estando todos aquí- señalo con la mirada a mi sobrino.

Gaby me da la razón y no pasan ni cinco minutos cuando oímos la puerta abrirse.

Jesús al entrar, deja la mochila en la entrada, viene y me besa.

Y aunque me gustaría estar disfrutando de sus suaves y carnosos labios todo el rato, su hija está esperando para decirle algo que no carece de importancia.

-Gaby tiene algo que decirte- susurro contra sus labios.

Se gira algo confundido y fija su mirada en su hija.

La rubia se encuentra sonriendo con nerviosismo de la mano del moreno.

-Esto... Papá, Axel y yo estamos saliendo-
-Anda, que bien ¿no?- me mira a mi.

Y he de decir, que su mirada expresa de todo.

-Pues si, muy bien- sonrío yo con ternura.

Jesús se queda estático durante un rato, me imagino que procesando la noticia.

-Estupendo- dice al fin mi pareja.

Y parece sincero.










******










Coloco unos libros en la parte de arriba de la estantería del salón y de uno de ellos cae un papel.

Dejo los libros y me agacho a cogerlo.

-Cariño, ¿por qué te esfuerzas en tentarme?- oigo la voz de Jesús a mi espalda.

Sonrío y después de incorporarme, me giro hacia él.

-¿Por qué dices eso?-
-Porque es verdad- se acerca a mi y me rodea con sus brazos.

Paso mi mano por su escasa barba rubia y después me inclino para besarle.

Ahora sí que podemos estar besándonos el rato que queramos.

Estamos solos en casa.










******










Me levanto de la cama para ir al baño y cuando estoy de pie, siento un fuerte mareo.

Me vuelvo a sentar en la cama y cuando creo que ya estoy mejor, me voy hacia la cocina.

Abro la nevera y veo manzanas.

Y me apetecen bastante.

«Que raro» pienso.

No me gustan las manzanas y ahora me comería veinte.

Lavo dos, y cuando me acerco una a la boca para dar el primer mordisco, siento unas náuseas horribles.

Rápidamente me dirijo al baño a expulsar lo poco que llevo en el estómago.


Me pongo de rodillas delante del retrete y siento como alguien me agarra del pelo.

Cuando me levanto, me dirijo a la pila a lavarme la cara y después me topo con la atenta y preocupada mirada de Jesús.

-¿Estás bien?- cuestiona rodeándome con sus brazos
-No me encuentro nada bien, Jesús por favor, llévame al médico-
-Nos cambiamos y te llevo- deja un beso en mi coronilla y yo asiento.

Subimos al coche y por el camino hacia la clínica, me voy quedando dormida.





Noto como me mueve alguien suavemente y al abrir los ojos, me encuentro con los de Jesús.

-Cariño, ya estamos en la clínica-

Yo asiento, y aún algo aturdida por la siesta que acabo de darme, me levanto para que entremos en el centro hospitalario.










******










-Bueno Martina, cuéntame- la doctora sonríe amablemente
-Pues llevo unos días que me duele muchísimo la parte del abdomen, tengo náuseas, y lo más raro me ha pasado hace un rato. He abierto la nevera y he visto manzanas, no me gustan nada y esta vez me apetecían, pero cuando he ido a comerme una, me han entrado náuseas y he vomitado- la doctora apunta cosas en una libreta mientras asiente
-¿Fumas?-
-Intento dejarlo, llevo casi un mes sin fumar-
-Es un paso que intentes dejarlo, pocas personas lo consiguen- me halaga y yo sonrío -pero en tu casa ¿hay alguien que fume?- asiento
-Mi pareja- miro a Jesús y la enfermera se sorprende por mi respuesta
-Intento no fumar cerca de ella, pero algún cigarro si que cae- la mujer castaña clara vuelve a apuntar cosas en su libreta
-Vale. Sabiendo todo esto, voy a mandar a que te hagan una analítica y ya vendrás a recoger los resultados el martes que viene, ¿te parece?-
-Perfecto- sonreímos.










******










Entro en la consulta de la doctora, me siento en una de las sillas que hay delante de su mesa, y he de decir que estoy algo nerviosa por lo que me vaya a decir.

Termina de revisar algo en la pantalla de su ordenador y enfoca su mirada en mi.

-Bueno Martina, justo ahora me acaban de llegar los resultados de tu analítica-
-¿Hay algo malo en ellas, doctora?- cuestiono algo preocupada y ella niega con una sonrisa, lo que hace que ya pueda respirar tranquila
-Nada malo. De hecho, felicidades Martina- la miro confusa
-¿Perdón?-
-Felicidades. Estás embarazada-

Mi corazón se detiene por unos instantes.

-Esto no puede ser- niego repetidas veces con la cabeza -debe de haber algún error-
-De verdad que no hay ninguno, estás embarazada- vuelve a confirmar
-Joder- murmuro -¿y de cuánto estoy?-

Mira la pantalla del ordenador y después me mira a mi.

-De ocho semanas-
-Bueno, gracias por todo doctora- me levanto para irme.










******










Estoy en casa, sentada en una butaca viendo un programa cualquiera en la televisión, y estoy muy nerviosa, le diré a Jesús que estoy embarazada.

Oigo como alguien abre la puerta y solo puede ser él porque Gaby ahora está en el instituto.

Al verme me da un beso y después sonreímos.

-Tengo que decirte algo-

Ha llegado el momento de la verdad.

Dieciocho años no son nadaWhere stories live. Discover now