Capítulo 12

10.7K 530 7
                                    

Martina.

Salgo de la papelería y guardo mi compra y el ticket en mi bolso negro.

Saco mi smartphone y voy revisando mis redes sociales.

Estoy tan absorta con mi teléfono que no miro a mi alrededor y choco con alguien.

Mi móvil no se cae de milagro.

Lo guardo rápidamente y dispuesta a gritarle de todo a la persona con la que he chocado, levanto la vista.

En cuanto realizo esa acción, mis ganas de gritarle de todo a esa persona, se esfuman. 

-Hola Jesús- sonrío tontamente
-Hola Martina- también sonríe pero de manera más normal que yo
-¿Sales del trabajo?- cuestiono mirándolo a los ojos y él asiente
-¿Te vienes a tomar algo?- me mira esperando una respuesta.

Mi cerebro tarda en procesar la pregunta que me acaba de hacer el rubio.

Dudo por un momento, pero es que oportunidades así no se presentan cada día.

Miro la hora en mi reloj y compruebo que todavía es pronto aunque sea ya de noche porque es invierno.

-Vamos- contesto con una sonrisa sincera y nos encaminamos a algún lugar.









******









Viene una camarera pelirroja a nuestra mesa y mira a Jesús con una sonrisa inmensa mientras que a mi me mira con algo de desprecio.

-Buenas tardes, me llamo Violeta y seré vuestra camarera- bate las pestañas y le dedica una mirada coqueta a Jesús, el cual no le está haciendo ni caso.

Hacemos nuestros pedidos y al cabo de unos minutos la camarera los trae.

Y casi se le cae "accidentalmente" el café sobre mi.

Accidentalmente mis cojones.

Menos mal que Jesús ha estado rápido y no ha llegado a caer sobre mi la bebida.

-¿Qué carrera estudias?- después de esa pregunta y un sorbo a su café, enfoca sus bonitos ojos azules en los míos comunes marrones
-Psicología-
-Me parece interesante esa carrera- sonrío y bajo la mirada -Martina, ¿por qué eres tan tímida?-

Su pregunta me pilla por sorpresa.

-Pues no lo se, a base de hostias he acabado siendo así- me encojo de hombros
-Esto que te voy a decir, te va a sonar raro, pero si un día necesitas hablar, me tienes aquí- contengo mis ganas de querer abrazarle y besarle ahora mismo
-Muchísimas gracias, Jesús- sonrío y mi cara ahora mismo debe estar roja a mas no poder.

Seguimos hablando de temas sin importancia hasta que acabamos nuestras bebidas, pagamos y salimos del local.

Saco un cigarro de la cajetilla que llevaba en el bolso y lo enciendo, después doy una calada y suelto todo el humo.

El rubio mete la mano en su bolsillo y saca otro cigarro de la cajetilla que llevaba.

-Ahora me han entrado ganas de fumar por tu culpa- me reprocha en tono bromista
-¿Por mi culpa?- enarco una ceja
-Va a ser por la mía, no te jode-

Llevo una mano a mi pecho y abro la boca, haciéndome la ofendida.

-Pues ahora ya no te doy fuego. Por listo- le saco la lengua y el ríe
-¿Y quién te dice a ti que yo no tengo fuego?- cuestiona con sorna
-Habrías sacado ya el mechero- se sorprende y luego sonríe
-Eres muy inteligente- mis mejillas se vuelven rojas
-Y tu te has quedado sin cigarro- le guiño un ojo y el pone morritos.

Se acerca a mi, más de lo que ya estaba y coloca su cabeza de tal manera que puedo sentir su respiración en mi oreja.

-Martina, dame algo de fuego, porfa- susurra en mi oído con voz ronca.

Mi corazón late fuertemente y mis ganas de besarle crecen, pero consigo controlar mis instintos.

-Ten- le tiendo mi mechero morado.

Él sonríe de manera victoriosa y enciende su ansiado cigarrillo para después devolverme el objeto.

Al dármelo, nuestras manos hacen un sutil contacto pero yo siento una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo.









******









Admiro de nuevo la foto que tengo del rubio en el móvil.

Y de nuevo también, observo cada detalle de él.

Me llega un mensaje vía WhatsApp y con curiosidad lo abro.

WhatsApp

Los mejores

Alaska: Chicas, la próxima semana no estaremos

Renata: Y eso?

Marco: Nos vamos a la cabaña de mis padres en la montaña

Martina: 🌚🌚🌚

Martina: El condón es importante

Alaska: Que cansinas 🙄🙄

Marco: Mucho 🙄










******









-He encontrado un par de pisos que podríamos pagar entre las tres- comenta la pelirroja de ojos claros
-¿Dónde están mas o menos?- cuestiona la morena de ojos verdes
-Uno está cerca del instituto al que íbamos y el otro está mas por el centro. En el primero tenemos cita a las cuatro y media y en el segundo a las seis-
-Joder no me puedo creer que vayamos a vivir juntas por fin- intervengo ilusionada.

Nos abrazamos las tres como cuando teníamos catorce años y empezamos a dar saltitos.














******













La mujer me mira de arriba a abajo y me invita a sentarme.

Estoy en una entrevista de trabajo para poder pagar el piso.

-Bien- mira un folio -Martina, cuéntame ¿cuántos idiomas sabes y a qué nivel?- la mujer clava sus ojos miel en los míos
-Se castellano por ser mi idioma materno, catalán por ser mi idioma paterno, inglés nivel alto, alemán nivel alto, francés nivel medio y rumano nivel bajo- la mujer me mira asombrada pero intentando ocultar su sorpresa
-Mi hija, Ada, también habla catalán, por su padre. Y se le dan muy bien los idiomas, pero quiero que refuerce más alemán e inglés- hace una pequeña pausa y me mira -estás contratada-

Sonrío ampliamente, después la mujer elegante, teñida de rubia, llama a su hija para que venga.

Esa chica de catorce años me recuerda mucho a mi cuando tenía su edad.

La adolescente, me mira de arriba a abajo, algo cohibida y después se presenta, mas tarde se me queda mirando sin decir nada.

-Tu conoces a una amiga mia- afirma
-¿Quién es tu amiga?- cuestiono con algo de curiosidad
-Se llama Gabriela García- mis ojos se ensanchan cuando nombra a la hija de Jesús
-Ah pues si, conozco a tu amiga- sonrío.

Que pequeña es esta ciudad.

Dieciocho años no son nadaWhere stories live. Discover now