Capítulo 15

10K 535 4
                                    

Jesús.

Martina se agacha a colocar bien las baldas de abajo y yo la miro desde el mostrador.

Bueno, en realidad le estoy mirando el trasero porque me está dando una vista muy directa.

-Córtate un poquito, ¿no?- susurra Carolina con sorna, detrás de mi
-Es que joder, mira- muerdo mi labio inferior
-No, si ya, que tengo ojos en la cara Jesusín- ambos reímos y asentimos en concordancia.

Aprovechando que hay otra pila de género para colocar justo donde está ella, la cojo y me dirijo a su lado.

Me da una mirada rápida y hace como que no me ha visto.

Coloca las dos últimas carátulas torpemente y se incorpora rápidamente.

Se va directamente hacia la entrada, y lo único que oigo de ella es que necesita fumar.

Miro a Carolina y ella está algo sorprendida.

-Ya voy yo- sale del mostrador y se dirige a donde está Martina.

Tardan varios minutos y después entran de nuevo.

Martina está con la nariz roja y los ojos hinchados.

Joder ha estado llorando.










******











Llego a casa y veo a Lara con los ojos algo enrojecidos.

¿Hoy es el día de los lamentos o qué?

-¿Pasa algo?- cuestiono acercándome a la castaña clara
-Operan a mamá de urgencia- mis ojos se ensanchan ante la noticia
-Joder. ¿Qué pasado?-
-Pues no lo sé, simplemente me ha llamado Sonia muy preocupada. Ella, Pablo y Alejandro van corriendo-

Se dirige hacia el sofá que es donde está la pequeña maleta que tenemos para cuando realizamos viajes cortos o de urgencia.

-¿Tenemos que ir a Badajoz?- me acerco a ella
-No, a mi me deben días libres en la joyería. Pero tú tienes que trabajar, así que me llevo a Gaby y cualquier cosa te aviso- comenta acelerada después de cerrar la maleta.

Llama a nuestra hija, y la rubia baja con pocas ganas.

-¿Pero por qué tengo que ir yo?- refunfuña Gaby
-Pues porque es tu abuela y le alegrará verte. Y no quiero más quejas Gabriela- repite en tono cansado su madre.

Terminan de prepararlo todo, se despiden de mi, y se van.










******










Termino de atender a una mujer cubana, y resoplo.

Es una clienta bastante habitual aquí pero hay veces en las que puede llegar a ser muy pesada.

Damián se ríe al ver como resoplo.

-Como te has escondido eh cabrón- le reprocho en tono bromista
-La última vez me tocó a mi, en esta ocasión te tocaba a ti pringar- ambos reímos con su respuesta.

Después su cara cambia, se queda algo serio.

-Damián, ¿te pasa algo?- pongo mi mano sobre su hombro y él moreno asiente
-Es mi hija- comenta abatido -lleva unos días muy extraña- niega con la cabeza
-¿Qué le pasa?-
-Antes tenía una alegría desbordante, sonreía muchas veces, ahora la veo como apagada, ya no se ríe, incluso la he visto con los ojos hinchados, como si hubiese estado llorando mucho- resopla
-Bueno, supongo que es normal, la edad y todo eso- me encojo de hombros.

Rezo interiormente para no ser la causa del cambio drástico de Martina.










******











Llego a casa cansado después de un día algo duro de trabajo.

Lo primero que hago es cambiarme y después me preparo algo rápido y simple para cenar.

Ya que estoy solo y mi hija está con su madre en Badajoz.

Me preparo una ensalada rápidamente, y me voy al sofá para comérmela.

Cuando acabo, cojo el plato y los cubiertos y me dirijo a la cocina para meterlos en el lavavajillas y que se limpien.

Oigo el sonido del timbre y tras un par de bufidos, me dirijo a la puerta para abrir.

Veo a Antonio, mi hermano, parado delante de mi cuando abro.

-¡Toni!- ambos nos abrazamos con efusividad.

Antonio, es ocho años mayor que yo, con lo cuál, tiene la misma edad que el padre de Martina.

-Jesús- sonríe ampliamente.

Me hago a un lado para que entre, y así lo hace.

Nos dirigimos al sofá y nos sentamos.

-¿Y Lara y Gaby?- cuestiona mirando a todos lados
-Están en Badajoz, operaban a la madre de Lara- me encojo de hombros.


Pasamos un rato agradable hablando.

Y aunque con mi hermano me lo paso muy bien, no puedo dejar de pensar en Martina.

Joder no le tendría que haber dicho que no.

-Tu estás raro- dice el rubio mirándome fijamente
-¿A qué te refieres?-
-Jesús, sabemos que tu matrimonio no está bien. ¿Quién es la otra?-
-Joder- murmuro.

Me parece algo increíble que se haya dado cuenta de esto.

Dudo por un momento en contestar pero al fin y al cabo, Antonio es mi hermano, y confío plenamente en él.

-Es la hija de mi jefe- suelto mirando al vacío
-¿Cuántos años tiene?- frunce el ceño con gesto de interés
-Dieciocho- contesto en un hilo de voz.

Sus ojos se abren como platos, pero enseguida intenta ocultar su sorpresa.

-Bueno, yo con Alicia me llevo doce si te sirve de consuelo- me da una sonrisa franca.

Alicia es la mujer de mi hermano y madre de mis sobrinos Eduardo y Lucía.

Se conocieron cuando ella tenía veinte años y él treinta y dos.

Empezaron a salir, y a día de hoy están casados y tienen dos hijos.

-Con Martina es distinto- admito -ella es bastante más joven que yo, y yo estoy casado con Lara, y tengo Gaby- niego repetidas veces con la cabeza
-Si te gusta, ve a por ella hermanito- coloca una de sus manos en mi hombro.

Yo asiento.

Quizá tenga razón.

Puede que me precipitase al decirle que no a Martina.

Igual ahora mismo podría ser más feliz con ella.

Obviamente está jodida por mi culpa.

No se si aún estoy a tiempo de solucionarlo, pero por lo menos lo voy a intentarlo.

Es que es verla y querer estar abrazándola y besándola.

Me gusta.

Me gusta y ya no puedo remediar eso.

-Bueno, ya es hora de ir yéndome- las palabras de mi hermano, me sacan de mi trance
-Vale Toni, ya hablaremos- sonreímos y nos abrazamos.

Le acompaño hasta la puerta y antes de irse, se gira y me dedica unas palabras.

-Ve a por ella, Jesús-

Y así lo haré.

Dieciocho años no son nadaWhere stories live. Discover now