Capítulo 35

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Jesús.

Martina entra en la habitación, descompuesta.

Lleva un sobre blanco en sus manos y niega con la cabeza repetidas veces mientras murmura cosas que no llego a entender.

-¿Qué pasa?- me acerco a ella y no contesta.

Simplemente me entrega el sobre.

Lo abro y en su interior hay una carta.


No puede ser, es una amenaza de Lara.

-Jesús, tengo miedo- dice la morena mirando al vacío, sentada en el borde de la cama
-Martina- me acerco a ella y me siento a su lado rodeándola con mi brazo -no voy a permitir que os pase nada ¿vale?- ella asiente -venga vamos a dormir un poco más-










******










Cojo mi smartphone y llamo a Lara.

Al segundo tono, lo coge.

-Hombre Jesús, ¿ya te has cansado de la putita que vienes conmigo?-

Lo que hay que aguantar.

-¿Pero tu quién coño te crees que eres para amenazar a mi novia, Lara?- pregunto enfadado
-Pues tu mujer-
-No. Desde hace un año ya no eres mi mujer, firmaste los papeles del divorcio ¿recuerdas?-
-Acabarás volviendo a mis brazos, lo sabes perfectamente- dice con un tono de autosuficiencia
-A ver cuando te metes en la cabeza que es a Martina a quien quiero y voy a tener hijos con ella, déjanos en paz de una vez, por favor te lo pido- mi enfado va en aumento
-Que si, que lo que tú digas, a Gaby dentro de unos días le toca conmigo, recuérdaselo porque casi ni quiere hablar conmigo- cambia bruscamente de tema
-Por algo será-

Y con eso cuelgo, me estaba poniendo de los nervios.

Oigo la puerta de la entrada abrirse y entra Martina.

Deja el bolso, la bufanda y el abrigo, viene y me besa.

-¿Qué tal el día?- me mira con una sonrisa
-Bastante bien, hará unos diez minutos que he llegado- miro mi reloj -¿y el tuyo?-
-Bien, la ginecóloga me ha dicho que los bebés no van a hacer los nueve meses- suspira
-Vaya, ¿y eso?-
-Parece ser que se están colocando muy bien- mira al suelo y después me mira a mi -tengo miedo, Jesús-
-¿Por qué?- nos dirigimos al sofá y nos sentamos
-¿Y si no lo hago bien? Soy primeriza, tengo miedo de cagarla- pasa una mano por su cara
-Martina mírame- pongo mi mano en su barbilla dirigiéndola hacia mi -lo vas a hacer bien. Siempre hay una primera vez para todo, estamos juntos los dos. Nos vamos a equivocar, la vamos a cagar, vamos a quejarnos mucho, pero también vamos a acertar, todo esto va en ser padres, cariño. Así que, hazme el favor de calmarte, se que ahora tienes miedo porque nunca has tenido hijos, pero ya te lo he dicho antes, estamos juntos y no precisamente solos-

No dice nada, simplemente me mira.

Me abraza y deja un beso en mi mejilla.

-Y por eso te quiero- me besa en los labios.










******










Estamos Carolina y yo en la tienda ordenando el género en unas estanterías.

Hablamos de un tema cualquiera.

-Creo que Yaiza está conmigo por no estar sola- comenta mientras pasa el plumero por una balda
-¿Por qué piensas eso?-
-No se, me da la sensación de que ya no me quiere- se encoge de hombros y niega con la cabeza -no es como tú con Martina que se ve a kilómetros lo mucho que os queréis-
-Nosotros nos queremos, pero por ejemplo Martina es bastante mas cariñosa que yo- me encojo de hombros -y vamos a tener dos hijos, eso une mucho-
-¿Para cuándo nacerán?- cuestiona sonriente
-Pues parece ser que para Marzo-
-No queda nada, dos meses- me mira y alza las cejas
-Estoy como la primera vez que iba a ser padre, nervioso perdido- froto mis manos
-Es porque vas a ser padre con la mujer a la que amas, simplemente eso- coloca una mano en mi hombro
-Lo se-










******










La observo dormir y con eso compruebo lo feliz que soy con ella.

Beso su mejilla y me levanto a por un vaso de agua.






Saco una jarra de agua de la nevera y me sirvo un poco.

Después de refrescar mi garganta, dejo el vaso en el fregadero y me dispongo a volver al dormitorio.

Oigo el timbre de casa y extrañado, me dirijo a ver quien es a estas horas.

¿Quién se aburre tanto como para tocar el timbre a las cuatro de la mañana?

Abro la puerta y me encuentro a Mónica ahí parada.

-Mónica, ¿qué pasa?-
-Jesús, tengo que hablar contigo-
-¿Tiene que ser ahora?- froto mis ojos
-Si no te lo digo ahora será peor- juega con sus dedos de manera nerviosa
-Vale, pues pasa- me hago a un lado de la puerta y nos dirigimos al sofá.

Una vez sentados, la miro preguntándome que es lo que quiere decirme, a estas horas.

-Tu dirás-
-Siento algo por ti desde hace un tiempo, y te lo tenía que decir-

No puede ser.

Si Mónica nunca ha dado muestras de poder sentir algo por mi.

-Pero Mónica, no puede ser, de verdad que eres una gran chica, pero tu estás casada y yo voy a ser padre con Martina-
-Jesús, yo puedo aportarte muchas cosas, solo soy ocho años menor que tu, Martina es muy inmadura todavía para ti. Te mereces algo mejor-
-Mira Mónica, te voy a pasar lo que estás diciendo porque entiendo que un rechazo jode, pero por favor no hables mal de mí pareja porque ella no tiene la culpa-
-Tienes razón, perdóname-

Se levanta y cuando parece que me va a abrazar viene Martina.

Mira extrañada a Mónica.

Normal, ver a la compañera de tu pareja a las cuatro y media de la mañana no es algo que pase cada día.

-Hola Mónica- la saluda -¿pasa algo?-
-No, nada, simplemente ha sonado la alarma de la tienda y me han llamado a mi en vez de a tu padre- miente
-Ah vale- se encoge de hombros y asiente.

Mónica se despide de mi y también de Martina.

Ambas se sonríen y mi pareja la acompaña hasta la puerta.

No sospecha nada, y mejor.

Cuando ya se ve a Mónica cruzando la calle, Martina se gira hacia mi.

-¿Y ésta qué quería?- se coloca en posición de jarra -porque lo de la alarma se lo creerá quien yo te diga-

Mierda.

A ver, me alegro de tener una novia tan inteligente, pero ahora no se que excusa poner.

-Nada, cosas del trabajo- titubeo al dar mi respuesta
-¿De madrugada? Venga joder, que no he nacido ayer-

Dieciocho años no son nadaWhere stories live. Discover now