Capítulo 33

6.8K 408 6
                                    

Jesús.

Estamos en la sala de espera de la clínica.

Martina está emocionada y ansiosa por saber el sexo de los bebés.

Y la verdad, yo también.

Sale una pareja de la consulta, se asoma la doctora y con un gesto, nos indica que pasemos.

Nos levantamos y entramos.


-Bueno Martina, en lo que tarda el monitor en encenderse me vas a ir contando cómo ha ido el embarazo este mes-
-La verdad es que ha ido bastante bien- me mira sonriendo - y la última semana antes de venir, cada vez que Jesús ponía su mano encima de mi vientre, daban patadas, parecía eso un partido de fútbol- la doctora sonríe
-Pues si que se alegraban de tenerte cerca eh Jesús- me mira y yo sonrío
-Eso parece- reímos.

El aparato emite un pitido indicándonos que ya está en marcha.

La doctora coge un frasco con gel y se lo aplica en el vientre a Martina.

-Está frío- se queja Martina
-Lo siento- se disculpa la doctora.

Pasa el ecógrafo encima de su vientre y empezamos a ver a los dos bebés.

-¿Queréis saber el sexo de los bebés?-
-Si- contestamos a la vez
-Bien, pues aquí estoy viendo a una niña y a un varón- dice esto último sorprendida
-¿Pasa algo?- pregunto preocupado
-No. A ver, están sanísimos ambos bebés, pero son casos extraños que salgan de diferentes sexos-
-Que susto- habla Martina
-Podéis estar tranquilos porque los bebés vienen muy sanos, simplemente es que no suelen darse casos de que sean diferentes, nada más- aclara y nosotros sonreímos.










******










Termino de atender a un hombre que iba con su hija, les doy el ticket y me voy a la parte no visible del mostrador.

Damián está ahí ordenando unos papeles y metiéndolos en carpetas.

-Ahora nos toca el rato tranquilo del día- dice mirándome
-Ratos como este, hay días que se agradecen- opino y el asiente en concordancia
-Ve a ver a Martina- me dice en un tono suave
-Damián, aunque nos llevemos bien, en serio, no quiero un trato de favor por ser la pareja de tu hija- él sonríe y niega con la cabeza
-No te doy un trato de favor, Jesús. Pero mi hija está sola en casa con dos bebés en camino, me preocupo por ella- asiento comprendiéndole
-No te preocupes, está allí Gaby, y también está su madre-
-¿Está Itziar allí?- pregunta ligeramente sorprendido
-Si. ¿Pasa algo?- cuestiono extrañado
-Nada, simplemente me sorprende- se encoge de hombros.










******










Entro en casa y veo a Martina acariciando su vientre y a Gaby apoyando su oído en el.

Dejo mis cosas sigilosamente y del mismo modo voy al dormitorio a cambiarme.

Ambas están tan concentradas en los bebés que ni se dan cuenta de que ya me ha dado tiempo a cambiarme y ahora las estoy observando.

Me acerco a Martina y beso su sien.

Ella, sorprendida, se gira y después sonríe.

-Hola cariño- besa mis labios.

Gaby levanta la cabeza y se sorprende.

-Papá, ¿cuándo has llegado?- cuestiona extrañada
-Hace unos diez minutos, pero os he visto tan concentradas que no quería interrumpir- la rubia asiente.

La morena alza su mano y acaricia mi cara, después con un gesto de cabeza me pide que me siente con ella, y así lo hago.

Coloco mi mano sobre su vientre y Martina empieza a recibir patadas.

-Mira Gaby, ahora sí- susurra mi novia.

Mi hija coloca su mano también y después nos mira a los dos con sorpresa.

-Madre mía- susurra.










******










Entro en la habitación y veo a Martina mirándose en el espejo.

Me acerco a ella, la rodeo con mis brazos y la beso.

-Estoy enorme- hace un mohín -ya verás cuando esté de ocho o nueve meses. Vas a preferir volver con Lara- vuelve a mirarse en el espejo
-Escúchame- la cojo de la barbilla haciendo que me mire directamente a los ojos -eres la mujer a la que amo. No te voy a dejar, que te quede claro- ella sonríe algo avergonzada -ah y estás preciosa, que lo sepas-

Me mira, acerca de nuevo sus labios a los míos y los debora.

-Tengo un antojo- muerde su labio inferior y me mira con esos ojazos marrones
-A ver, dime, señorita, ¿de qué de trata?- la miro con sorna y sus pómulos se enrojecen
-Ahora mismo, me comería un kilo de melocotones-
-¿En serio? ¿Te apetecen melocotones?-
-Si- pone voz de niña pequeña
-Ahora vengo- me mira extrañada -voy a comprarle melocotones a mi preciosa novia- ella me mira enternecida y me besa.










******










Entro en casa con una bolsa que contiene melocotones y oigo a Martina hablando por teléfono.

-Rena tía que si, tengo unos antojos rarísimos. Si el pobre Jesús ha tenido que bajar a por melocotones porque me apetecían un montón- pausa y después ríe -ya se que me gustan, pero tampoco es algo que coma con frecuencia. Además, me he empezado a preguntar ¿a qué sabe el hielo?- río suavemente por su pregunta.

Se gira y me ve con la bolsa en la mano.

-Rena, luego nos vemos, te dejo. Chao- cuelga y deja el móvil en la encimera de la cocina americana
-Aquí traigo los melocotones-
-Te quiero- me abraza -y lo del hielo, te habré parecido muy estúpida pero es que es así- se encoge de hombros
-En realidad es algo completamente normal. Cuando Lara y yo esperábamos a Gaby, me informé, y leí lo del hielo. Hay mujeres a las que les da por el almidón del detergente para ropa- sus ojos se ensanchan
-No te preocupes, a mi solo me apetecía hielo-
-Es completamente normal- reímos.










******










Veo a mi pareja entrando en la tienda y sonrío.

Carolina se percata de la presencia de Martina y se dirige hacia ella.

-¿Cómo van esos pequeñines?- le pregunta amablemente
-Por el momento bien, ya solo quedan tres meses- suspira.

Continúan hablando y a su conversación se acopla María del Mar, quien mira con sorpresa el vientre de mi novia.

-Vaya Martina, como hacía bastante tiempo que no venías por aquí, no sabía que estabas embarazada-  comenta algo atónita
-Bueno, entre estudios, trabajo y revisiones no he tenido mucho tiempo de venir, la verdad- habla sincera.

Me acerco a ella y saludo a Martina con un corto beso en los labios.

-Hola cariño- sonreímos.

María del Mar cada vez está más confundida y a Carolina le va a explotar la cara en cualquier momento de tanto aguantarse la risa.

-¿Cariño? ¿Estáis juntos?- abre los ojos con sorpresa
-Si, desde hace un año ya- sonríe la castaña y me acaricia la cara
-¿Ya ha pasado un año?- interviene Carolina -joder que rápido pasa el tiempo- murmura y reímos todos
-Si. Un año maravilloso-

Atraigo a Martina hacia mi y la abrazo.

Puedo ver como sonríe, al estar parte de su cara sobre mi pecho.

Y me gusta saber que soy yo quien causa eso.

Dieciocho años no son nadaWhere stories live. Discover now