Capítulo 13

10.2K 558 4
                                    

Jesús.

Paso detrás del mostrador y saludo a Carolina y a Mónica.

Carolina se acerca a mi y disimuladamente nos alejamos un poco de Mónica.

-El otro día Yaiza os vio a ti y a Martina- susurra la castaña
-¿Ah si?-
-Si, y en el plan en el que os vio-
-¿A qué te refieres?- pregunto confuso
-Que me contó que cuando os vio, tu le estabas susurrando algo a Martina y ella estaba roja- ríe un poco
-Es que no me quería dar fuego- me da una mirada pícara
-Otro tipo de fuego querrías tu- me da un suave codazo y reímos.

Al cabo de un rato, llega Damián, me decepciona ver que no va Martina con él.

Nos saluda a todos y entra detrás del mostrador.










******










Se ha ido ya una de las dos castañas y nos hemos quedado mi amigo, Mónica y yo, solos el resto de la tarde, atendiendo.

Tengo mucha sed así que iré a por algo para beber.

-Mónica, ¿alguna bebida?- me dirijo a la castaña clara
-No, gracias- niega sonriendo
-Damián ¿quieres algo para beber?- el moreno me mira y asiente

-Una Fanta de naranja- asiento y salgo del mostrador para dirigirme al supermercado que tenemos en frente y comprar las bebidas.

Al salir de la tienda, enciendo un cigarro y empiezo a fumar.

Al cabo de unos segundos, dirijo la mirada a la puerta del supermercado y veo salir a Martina con un Aquarius de naranja en su mano y la mochila en la otra.

Ella me mira y deja escapar una pequeña sonrisa, mientras yo, la miro con algo de sorpresa.

Da un par de pasos hacia delante y continúa mirándome.

Mientras yo me fijo en lo guapa que está con la ropa que lleva.

Lleva unos vaqueros grises oscuro, un abrigo negro y una diadema perfectamente colocada en su bonita melena castaña.

-Hola- me dice con una sonrisa tímida
-Hola-

Continúo algo sorprendido aunque no tiene sentido que lo esté todavía.

-No esperaba verte aquí- admito
-Bueno, había quedado con una amiga, luego me he cogido el bus y aquí estoy- ríe tímida
-Yo he salido a comprar algo para beber-

Seguimos hablando un par de minutos hasta que yo entro al supermercado y ella se dirige a la tienda.

Cojo la bebida que me ha encargado mi amigo, una Coca Cola para mi, pago y vuelvo a mi trabajo.

Veo una fila enorme de clientes y a Martina apartando el género rápidamente para que haya mas espacio.


Pasa el rato y ahora quedan ya menos de diez minutos para cerrar.

Termino de atender a dos chicos y veo aparecer a un hombre con pintas algo sospechosas por la puerta.

Damián, Mónica y Martina lo miran de manera desconfiada pero intentan aparentar normalidad.

Mi amigo se acerca a mi y disimuladamente me dice algo al oído.

-Llévate a Martina al almacén y quédate allí con ella-
-¿Pero y vosotros?-
-Yo me quedo con Mónica pero prefiero que tu te quedes con mi hija, confío en ti. Por favor- me mira suplicante y yo asiento.

Salgo del mostrador y me dirijo hacia donde está Martina.

El hombre de la pinta sospechosa intenta acercarse a ella, pero no lo hace porque llego yo antes.

-Martina, acompañame a coger unas cajas, porfa- la miro a los ojos y ella asiente.

Nos dirigimos a la pequeña habitación y cuando entramos, echo el pestillo.

-Jesús, ¿qué pasa?- pregunta la castaña oscura preocupada
-Si nos quedamos aquí, no tiene porque pasar nada- contesto intentando sonar lo más sereno posible.

Aunque tema por mi amigo y mi compañera.

Arrastro dos cajas de plástico duro hacia donde estamos nosotros, para usarlas como asientos.

Ella se percata de mi acción y se sienta en una de las cajas, después yo hago lo mismo.

Me mira y acerca su caja la mía.

Me mira aunque crea que yo no me doy cuenta, se que me está mirando.

-Tengo miedo por lo que le pueda pasar a mi padre- suelta en un hilo de voz
-No va a pasar nada- trato de calmarla.

Se oye un estruendo en la parte de fuera pero ninguno de los dos podemos determinar con exactitud que ha provocado ese ruido.

Rodeo su cuerpo con mis brazos y ella repite mi acción.

Está abrazada a mi, está prácticamente sentada en mi regazo.

Nos quedamos mirando a los ojos durante unos segundos que parecen horas.

Se va acercando lentamente a mi, hasta que deja sus labios encima de los míos.

Empezamos a besarnos de manera necesitada, no lo hago con prisas.

De hecho, la beso saboreando cada milímetro de sus carnosos y preciosos labios.

De un impulso, la siento en mi regazo, ella rodea mi cuello y profundiza el beso.

Muerdo su labio inferior y ella deja escapar un gemido.

Dejamos de besarnos por la falta de aire y nos quedamos mirando.

Tiene los labios hinchados, los ojos oscurecidos y todo su rostro se encuentra enrojecido.

Paseo mis dedos por su mejilla y ella sonríe.

-Besas muy bien- habla tímida y yo sonrío.

Atraigo de nuevo su rostro al mio y vuelvo a besarla.

-Tu tampoco te quedas atrás- ríe tímida y esconde su cara en el hueco de mi cuello.

Acaricio su espalda mientras la abrazo.

De repente siento algo suave en mi cuello, y es ella, está besándome el cuello.

-Como sigas no respondo- bromeo y provoco que ella ría de nuevo
-Vale vale, ya paro-

Ambos reímos y ella separa sus labios de esa parte de mi cuerpo.

Pestañea repetidas veces y continúa con esa preciosa sonrisa en su cara.

Por fin he besado a Martina, todavía no me lo creo.

He vuelto a catar sus labios como aquella vez en mi casa.

Solo que ella no se acuerda de ese beso y ahora está plenamente consciente.

Unos toques en la puerta, cortan nuestro momento.

-Chicos, salid, ya está todo arreglado- distingo la voz de Mónica detrás de la puerta
-Vale- contesta Martina suavemente.

Dejamos las cajas donde estaban y nos disponemos a salir.

Cuando ya estamos fuera, veo a Damián con una brecha en un costado de la frente y con un pañuelo intentando limpiar la sangre que sale.

-¡Papá!- exclama la castaña oscura horrorizada y corre hacia su progenitor
-Tranquila nena, estoy bien- la abraza.

Viendo esta escena, empiezo a plantearme de nuevo muchas cosas.

Igual no es buena idea tener algo con ella.

Igual me ha besado simplemente por el morbo de ser mayor que ella.

Igual no ha significado nada.

Igual debería dejar las cosas tal y como están.

Aunque no quiera admitirlo, será mejor de esta manera.

Dieciocho años no son nadaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon