Veinte

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 El día estaba soleado, había una brisa fresca y no había ninguna nube en el cielo, Cris y mi hermano estaban jugando en el agua viendo quien llegaba más lejos y más rápido. Yo estaba junto con Malcom viéndolos jugar, ambos sobre las toallas bronceándonos.

  — ¿Cómo estás ahora con Christopher?  — Preguntó de la nada Malcom.

  — Creo que bien, no aclaramos mucho... — Dije viendo hacía la arena y sintiendo mis mejillas sonrojarse.

  — A ver Stevie, dime que cosa hicieron ayer... — Me miró serio y yo le tiré un poco de arena al rostro. — ¡Ay Stevie! .

  — ¡No hicimos nada! — Dije muy nerviosa, mientras él se tallaba los ojos.

  — Ya, pero ¿era necesario lanzarme arena a los ojos?, hubieras esperado a que me pusiera las gafas estúpida.

— Ay lo siento don ''Necesito gafas para que me lancen arena a los ojos'' — Dije imitando si voz, él me fulminó con la mirada 

  — Yo no hablo así — Hizo un puchero y yo rodé los ojos para luego lanzarme a él para abrazarlo, me agarró de la cintura y se puso sobre mi empezando a hacerme cosquillas.

  — ¡Malcom basta! — Dije riéndome sin parar, luego de un rato retorciéndome por sus cosquillas paró y se tiró a mi lado riéndome, una sombra me tapó el sol, yo que tenía los ojos cerrados mientras me recuperaba abrí uno encontrándome con Christopher frunciendo el ceño.

  — ¿Que pasa Chris?  —Pregunté riéndome de su ceño fruncido.

  — Solo yo puedo hacerte cosquillas — Se agachó hasta quedar a mi altura rodeándome la cintura y abrazándome.

  —No si son súper tiernos, venga les hago una foto —Dijo Malcom, nos acomodamos quedando Christopher rodeándome con piernas y brazos desde atrás y yo adelante haciendo la V de la victoria con los dedos, ambos sonreíamos. —. Listo, pero que tiernos se ven, voy a enviársela a Rebbeca.

Christopher y yo rodamos los ojos al escuchar eso, Rebecca tenía un arsenal de fotografías de nosotros, fotografías que se niega a darnos o verlas porque cree que la vamos a romper o rayar.

  —  ¿Nos entramos?, ya van a ser las tres de la tarde, y papá quiere que lleguemos temprano, que tenemos una cena familiar, con todos a las siete, y tenemos que arreglar la casa y esas cosas.

  — O cierto, tu padre me lo había dicho, vamos que luego mi suegro se molesta — Dijo Christopher mientras se levantaba y empezaba a recoger las cosas, luego me ayudó a levantarme y me cargó sobre su espalda hasta la casa.

el viaje duró aproximadamente unas dos horas y media, y sólo porque cada media o era Malcom o Jared que tenía que bajar urgente al baño, porque se comían como 5 helados cada uno e iban tomando jugo para ver quien comía más.

Al llegar a la casa, vimos como todas las ventanas estaban abiertas, el césped, que siempre destacó en la calle como el más crecido y poco cuidado, ya cortado y perfecto, la puerta abierta y música de rock brotando de todas partes, bajamos cada uno con su bolso, al entrar se veía a la derecha el salón ventilado, sillón nuevo y muy iluminado, a la izquierda el comedor, con una mesa bastante grande y un mantel de encaje con un florero en medio, escuchábamos ruidos arriba y en la cocina.

— Stevie yo llevo las cosas a las habitaciones y ustedes vayan a ver a la cocina si alguien necesita ayuda — Dijo Jared, Christopher que quería demostrarle a mi padre que podía cuidar de mi, rodé los ojos al recordar como se empeñó en convencerme que lo dejara, me acompañó hasta la cocina, habíamos pasado a dejar a Malcom a su casa antes de venir a la mía.

¡Que no soy chico!Where stories live. Discover now