Once

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Stevie:

Miré a mi padre con cara de terror, era uno de esos dias en los que él se empeñaba en ir a dejarme al instituto, eso no es lo malo, lo malo era que él lo hizo solo para obligarme a usar ropa que habia comprado el día anterior.

-Vamos no será tan malo -Decía él con una sonrisa triunfante, yo no cambié mi gesto.

Miré la entrada del gran edificio y luego el atuendo que traía, una jardinera que me llegaba un poco más arriba que la rodilla una polera negra que no era suelta y unas botas negras de militar.

-Papá, ésta es la ropa más femenina que me puesto en mi vida.

-Mentira, cuando naciste todo el día usabas vestido.

-No era lo suficientemente fuerte ni inteligente como para negarme. -Me defendí.

-Pero ya no eres una niña -acarició mi mejilla, -Hqz crecido tanto -Sonrió melancólico.

-Jared igual a crecido -Murmuré, el sudodicho habia bajado minutos antes.

-Pero él a tenido a los demás para guiarse, tu lo haz hecho sola.

Sonreí, núnca le he dado importancia al hecho de no tener una figura femenina de la cual guiarme para ser una mujer, todo lo relacionado a lo femenino lo he aprendido por las malas.

-Ahora, entra a clases, no quiero que llegues tarde y sabes que si alguien te molesta -Se quedó callado dándome a entender que ambos termiemos la frase.

-Es mejor el gancho izquierdo -Sonreí, ahora si me habia hecho el día, me acerqué y besé su mejilla, luego tomé la manija de la puerta y me armé de valor para bajar del vehículo.

Abrí la puerta y salí de auto, al momento de hacerlo me arrepentí profundamente pero mi padre fué más rápido y me cerró la puerta con seguro para que no pueda entrar, encendió el auto y se fué.

Mi cabello revoloteó con la brisa, me tapó un poco el rostro, pero lo tomé en una coleta que era ya un poco larga, no tenía tanto cabello por lo que no me incómoda tenerlo largo, mechas se soltaron callendo alrededor de mi rostro, rodeé los ojos, eran esas típicas mechas que no crecían con nada del mundo.

Avancé y agradecí el hecho de no haber nadie en el estacionamiento, entré ya tarde, no habia ningun alma por el pasillo, recordé unas semanas atrás, ya podía percibir el olor a momia mesclado con perfume caro, sentí sus tacones a pocos metros ya podía sentir su presencia a metros atrás.

-Guioryia -Saludé dándome vuelta mostrando una sonrisa falsa.

-¿Señorita Brown? -La inspectora tenía una cara de sorpresa.

-La misma.

-No la reconocí señorita -Me inspeccionó desde la cabeza a los pies y luego de vuelta, dios no era para tanto.

-Descuide el dolor no es tan grande y si le permite -Afirmé bien la mochila a mi hombro -Adios -Empezé una carrerilla hacia los casilleros, por suerte la primera clase me tocaba en una de las salas más alejadas, la de química.

Tiré todas las cosas y saqué las otras del casillero sacando los libros y cuadernos de la materia, caminé ya a un paso rápido, no tenía energía para seguir corriendo, toqué la puerta y esperé hasta que se escuchó un paso, puse un mechón atrás de mi oreja y me armé de valor como por quinta vez en el día.

Abrí la puerta todos levantaron la cabeza de sus libros de estudio y me miraron, más de la mayoria abrió sus bocas sorprendidos, no es para tanto.

-Buenos dias -Saludé simpática para que no me empezara a dar bronca.

-Buenos dias señorita Brown, la veo cambiada -Saludó el profesor Jonathan, era nuevo, recién éste año era el primero y era bueno -Tome asiento -Señaló hacia uno de los puestos vacios, le dí una sonrisa y caminé hacia la mesa.

¡Que no soy chico!Where stories live. Discover now