Uno

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Stevie (Se pronuncia Estibi)

—Hazlo solamente, cuando te vean creerán que eres una niña debilucha, y tú no quieres eso, ¿O sí? —le digo molestosamente a mi amigo al ver que ya no podía seguir cargando el último saco de papas hacia el cobertizo.

—Ya no puedo más —dijo mi amigo cansado y se dejó caer al húmedo césped junto con el saco.

—Niñita —Le dije y cargué el saco en mis hombros y lo llevé hasta el cobertizo.

—¡Pero si tú no pusiste los seis sacos seguidos! —Me reclamó Malcom.

—Porque tú fuiste el primero en ofrecerte tarado —le recordé.

Él bufó, pero luego se acercó a mí y empezó a sacarme las ramas y hojas del cabello.

—Estaré ocupado por unos días, por lo que no podré estar contigo —Informó con una sonrisa de disculpa.

—Está bien, pero... ¿por qué? —Le pregunto curiosa mientras cerraba el candado de la puerta.

—Por... cosas, después sabrás —Dijo y pasó su brazo por mi hombro.

—No te acerques apestoso —Dije alejándome cuando el hedor de sus axilas me entro por las fosas nasales.

—Hay que niñita —Rodó los ojos. Le di un puñetazo en el estómago. —Está bien, está bien, no eres una niñita... —dijo a la vez que se sobaba en el lugar del golpe y hablaba con un hilo de voz.

—Vamos —Le apresuré y abrí la puerta corrediza de la parte trasera de la casa, ambos entramos, y al hacerlo escuchamos los gritos de parte de mis hermanos. 

—Adiós Stevie —Malcom se despidió y besó mi mejilla para luego irse por la puerta principal.

Cuando la puerta se cerró caminé a paso rápido hacia la cocina, al entrar vi el desastre que tenían mis hermanos, David y Jared tenían la cara llena de salsa de tomate, Josh, Valentin y Bruno estaban peleando por las últimas rebanadas de pizza las cuales me pertenecían a mí, por lo que me acerqué y tomé el gran pedazo metiendolo a mi boca.

—¡Hey! —Me gritaron mis tres hermanos mayores, yo solo me encogí de hombros para seguir comiendo.

El mayor de mis hermanos es Valentin, el cual tiene 20 años y era demasiado infantil, tiene tintado el cabello de un color rojo y ojos color avellana como los de nuestro padre.

Luego venia el segundo, David, tiene 18 años tiene el cabello castaño y también ojos color avellana.

Después Bruno y Josh con 17 que eran mellizos, los cuales tenían el cabello castaño claro y los verdes ojos como los que tenía mi madre.

Al final veníamos Jared y yo, Stevie, los también mellizos de la casa, ambos teníamos 16 años pronto 17, ambos tenemos el cabello castaño oscuro y los ojos entre verde-grisáceo.

Y mi padre el cual nos ha cuidado a los seis desde que Valentin tenía siete y yo tres. Cuando mi madre falleció él tuvo que afrontar el criar a seis niños solo. Ella tenía el cabello castaño claro, los ojos verdes y una sonrisa muy hermosa... bueno, eso es lo único que podría recordar, era muy pequeña.

Mi padre nos cuida a todos de la mejor forma que puede, fue difícil al principio pero salió adelante, cuidando de cada uno de sus hijos, por eso le considero el mejor papá del mundo.

Yo al ser la única chica y más pequeña de la de la casa no sabía como debía ser normalmente, como tendría que ser una chica, mi padre no tenía idea de como criarme, cada vez que tocaban el tema de cosas sobre las chicas no sabía que contestar, y si hablamos de mis hermanos, ellos no tienen idea.

Así que al ser la única por así decirlo fémina en mi familia acabé siendo más chico que chica.

Soy un poco brusca, no, soy demasiado brusca, nunca en mi vida he sabido como se usa, se llama o que mierda es una cosa cosmética, al comer soy como un cerdo como mis hermanos, adoro los deportes rudos y jugar en la consola, también soy muy poco femenina, ejemplo; varias chicas normales les tienen miedo a escarabajos, cucarachas o ratas, en cambio yo solamente me pongo a molestar a los bichos.

Mi mayor problema es la Brontofobia la cual consiste en que la desesperación o terror a las tormentas, causados por traumas de niña. Aunque aquí en donde vivo no hay tantas probabilidades de tormentas, algunas veces cada par de años hay un periodo en donde ocurren algunas, y no es muy bonito.

Y la otra es la claustrofobia la cual es la desesperación al encontrarse en los espacios cerrados, una vez de pequeña el muy inteligente de mi compañero se le ocurrió hacerme una broma dejándome encerrada en un armario en el que con suerte podía respirar, estuve ahí todo el día hasta que el conserje me encontró medio muerta dentro, así que desde ahí ya no entro a cosas las cuales sean demasiado cerradas.

—Oye Stevie —Me llamó mi hermano mayor y más inmaduro Valentin.

—¿Sí? —Le pregunté mirándolo con la boca llena.

—Es tu turno de limpiar la casa —Dijo con una sonrisa burlona.

—Nope — Respondí con una sonrisa macabra y él me miró confundido.

—Es turno de todos —le señalé el calendario, y todos me fulminaron con la mirada incluyendo mi padre —¿Qué? —pregunté inocentemente.

 —Ándale, vamos—Dijo Valentin y sacó todas las cosas de el armario de limpieza. 

—¡Que empiece el show! —Grité y todos, excepto mi padre y yo, se sacaron la ropa quedando solamente en bóxer, según ellos era más cómodo limpiar en ropa interior ya que podían ''moverse con más agilidad''.

(...)

—Listo — Solté un suspiro de alivio lanzándome al sillón, todos mis hermanos imitaron el gesto y se me tiraron encima.

—¡Mátenla! —gritó uno ellos en broma, y me hicieron más presión contra los almohadones del sillón.

—Ya... muero —Saqué la lengua de forma dramática, haciéndome la muerta mientras ellos con suerte me dejaban respirar.

—Ya, mucho — Poco a poco el peso fue disminuyendo dejándome por fin respira —, ¿Qué hacemos ahora? —preguntó Josh cuando todos se sentamos a los lados y yo me acomodaba.

—Pues jugar al FIFA, ¿Qué tal? —Sugerí

—¡Esta bien, en parejas! —gritó Jared.

Todos me miraron y luego se miraron entre ellos, siempre era lo mismo, miren, 3...2...1...

—¡Yo con Stevie! — Gritaron mis hermanos al mismo tiempo, comenzando una pequeña disputa.

—Jódanse, yo elijo — Siempre era yo la mas astuta en los juegos, cosa, que hacia que mis hermanos desearan jugar conmigo.

—¡Papá! — Grité y él apareció con una sonrisa triunfante y orgullosa, mis hermanos bufaron.

—Está bien nos formaremos así; Stevie y papá, Jared y Bruno, Valentin, Josh y yo — David distribuyó y empezamos a jugar en los grupos.

Y como arte de magia -nótese la ironía- mi papá y yo ganamos todos los partidos y mis hermanos por supuesto se enojaron.

—Bien, ya que terminamos y no apostamos nada, a dormir pequeños —dijo tierno papá y todos obedientes y como buenos hijos nos levantamos y fuimos a nuestras respectivas habitaciones.

En la casa había cuatro habitaciones, dos normales, una grande y una de invitados, mi padre decidió quedarse en la de invitados y dejarme a mí la grande, donde se supone que dormían él y mi madre, mis hermanos compartían habitación, una de las normales la tenían Valentin, Bruno y Josh y la mediana la tenían Jared y David.

Yo agradezco que mis hermanos hayan decidido dejarme a mí la habitación grande ya que así me dejaban mi espacio y me encerraban cuando estaba en mis días de bipolaridad en los cuales me ponía más propensa a enojarme y gruñona que normalmente, y aunque no lo quiera admitir me volvía muy sensible.

Y bueno esto es un día en mi normal vida, y les recuerdo algo ya que algunos se confunden: "¡Que no soy chico!".

¡Que no soy chico!Where stories live. Discover now