Veinticinco

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Stevie:

Volvíamos en la tarde por la avenida que daba hacia mi casa, caminábamos tranquilos junto a Jared quien silbaba  con las manos en los bolsillos mirando al frente con el ceño fruncido.

   —¿qué tanto piensas Jared? —le pregunté, él se detuvo de repente dejando de silbar, su mirada estaba fija y su ceño cada vez se volvía más notable.

  — Stevie, te conozco desde que estábamos en el vientre de mamá, debes saber que con los años ambos sabemos cuando el otro está mal, siento que nos estás ocultando algo importante y no quieres decirnos, si no se lo quieres decir a todos dímelo sólo a mi, sabes que puedes confiar.

Nos miramos fijamente durante unos minutos, ¿contarle todo a él?, ¿sería capaz de contar sólo con él?, respiré profundamente y cerré los ojos pensando en cual sería la mejor opción, luego al abrirlos miré los ojos de mi hermano quién me pedían decirle lo que ocurría.

  — Está bien, pero se los diré a todos —   Y así fue como al llegar a casa me reuní con todos mis hermanos y padre y les conté lo que había pasado, decirlo lo único que provocó fue desahogo ya que había ya llorado lo suficiente no tenía la necesidad de volverlo hacer.

Todos al terminar la historia se quedaron callados y con la cara sin expresión procesando lo que había dicho, mis hermanos miraron a mi padre para que él fuera el que hablara primero, él me miró con tristeza, se levantó del sillón del frente para sentarse a mi lado rodeándome con un brazo y  besando mi cabeza.

  — Hija, yo creo que lo mejor que puedes hacer es ir y hablar con ellos, ellos al igual que tu tienen un punto de vista del cual debes saber, no digo que los perdones pero para que tengas tranquilidad absoluta sobre el tema te recomiendo eso, habla con ellos y conoce su versión. 

Miré con ingenuidad a mi padre quien no mostraba expresión de juego con lo que recién había dicho, luego giré la cabeza hacia mis hermanos que asentían hacia mi apoyando lo que mi padre había dicho.

— No pienso hablar con ellos, no, no los quiero ver, pensé que se pondrían de mi lado — Dije rápidamente poniéndome de pie yendo hacia mi habitación un poco enojada y a la vez confundida.

Entré y dí un portazo sin querer, afuera la luna se hacía presente y la noche comenzaba a cubrir la ciudad de apoco, las farolas iluminaban la calle y yo comenzaba a perder el control sobre mi misma, me saqué mis prendas sudadas y hediondas y las tiré en un rincón de la habitación.

Me solté el cabello y me lo desordené violentamente, mi teléfono comenzó a sonar en mi pantalón que estaba en la esquina de la habitación, me acerqué y descolgué la llamada sin ver quien era.

  — ¿Si?.

Stevie, por favor no me cortes, dime donde estás —Miré extrañada el contacto y decía ''Malcom''.

  — No.

  — Stevie, por favor déjame explicarte, no puedo estar lejos de ti, eres mi hermana y te quiero, te conozco desde que muy pequeños y pasé de estar muchas horas contigo a la semana a estar alejado de ti sin comunicación.

  — ¡Cómo puedes decir que me quieres imbécil! — Chillé dando un golpe con mi pie.

¡Te quiero te quiero te quiero maldita rencorosa!, sé que hice mal pero pensé que era lo mejor para ti, no creí que reaccionarías de esa forma... te juro te lo íbamos a decir, nunca fue con mala intención sólo te vi como la chica que podría llegar a reparar el corazón de Chris y enamorarlo, no como el reemplazo de su ex novia.

¡Que no soy chico!Where stories live. Discover now