Capitulo 24. EMOCIONES DESBORDADAS.

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Hay dos formas de vivir la vida, Una pensar que nada es un milagro. La otra pensar que todo es un milagro

Albert Einstein

La mañana despunto con suavidad sobre la ciudad generando una bruma suave provocada por la última lluvia de la temporada y la decisión del sol de imponer su mandato. Sasha se removió entre sus sábanas antes de escuchar un quejido molesto soltando una suave risa para deslizar su cabello sobre el varonil pecho y tirar con suavidad de la corta barba de su esposo_ Eres una mala mujer_ le escucho decir con tono perezoso por lo que sonrió suavemente.

_Eduardo_ dejo escapar con sensualidad provocando que los ojos se abrieran en el acto desencadenando un océano miel ante su mirada.

_ Mamacita_ vio las cejas moverse de arriba abajo por lo que estallo en sonoras carcajadas que no tardaron en ser acompañadas por las de su pareja.

_ Tú si sabes asesinar mi lado seductor_ dejo escapar quedamente mientras se recostaba en el pecho.

_ Bueno era una bromita matutina_ sintió la barba por lo que se aparto suavemente_ haz estado muy tensa, anda veras que podemos hablar con nuestra hija... ya hablaste con tus hijos, solo nos falta la pequeña y estoy segura que entenderá perfectamente.

_ Si es tan testaruda como yo lo dudo mucho_ se incorporo paseando sus ojos por la recamara percibiendo aquella mirada posada en ella_ la abandone, la ha pasado mal... tiene todo el derecho del mundo a odiarme.

_Odiarnos_ noto como Eduardo se incorporaba ubicando una mano sobre su hombro con suma delicadeza_ yo soy su padre y la deje con ese tipejo, no procure su seguridad ni resguarde sus sentimientos... es mi hija y no la cuide... así que de odiar que nos odie entonces a los dos.

_Le gustan las mujeres_ soltó aquello de golpe generando que su esposo palideciera brevemente antes de que empezara a formar una enorme sonrisa_ es verdad y tiene un mujeron de novia eso dice su amiga.

_Claro que si_ miro a Eduardo sorprendida_ es nieta de su abuelo y mi hija, he de decir en su favor que en mi familia siempre hemos tenido un gusto impecable con las mujeres_ lo noto hacer una pausa como meditando algo_ hablando de mujerones ¿Ya viste la oficial de la Avenida Central?_ lo miro sorprendida_ es una hermosura, no tanto como tú querida_ le afirmaron ocasionándole una sonrisa_ pero si pasas por la departamental más grande es imposible no mirarla... tiene una presencia abrumadora.

_Parece que te divertiste ayer_ dijo quedamente a sabiendas que el último comentario simplemente intentaba dispersarla de su preocupación_ Solo espero que Herendira entienda porque siento que de todas formas no tengo justificante alguno para mis acciones.

_ No fue tu culpa_ escucho la voz de su esposo_ en todo caso fue mía por no poder protegerte ni a ti ni a los niños, de las absurdas amenazas de ese gusano de hombre... le debí romper la cara sin importarme nada más en lugar de dejarle el camino libre_ sintió el fuerte abrazo que le prodigaban_ Así que si nos odia... compartiré tu dolor como siempre_ cerró los ojos reconfortada del todo, porque tenía a su esposo y a dos de sus hijos... pero bien sabía ella que su victoria seria completa cuando tuviera a Herendira en sus brazos.

Víctor Villafiel se revolvía inquieto en su silla viendo a sus hijos mover cajas de un lugar a otro empacando sus pertenencias, les miro alternativamente esperando alguna respuesta o explicación por parte de alguno de ellos, sin embargo el silencio seguía reinando en el sitio_ ¿Sera que puedo saber que hacen?_ noto todo movimiento cesar de golpe mientras ambos se giraban a mirarlo.

_ Obviamente Señor Villafiel_ levanto la ceja derecha al escuchar el tono que su hija había empleado al referirse a él_ nos mudamos de oficina.

_ ¿Y con permiso de quien?_ afirmo poniéndose de pie enfadado.

No me olvides...Where stories live. Discover now