Capítulo 34

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-Camila...- Escuchar mi nombre por parte de Lauren era música y más cuando era porque la hacía llegar al cielo...

Su rostro era hermoso, su respiración agitada y...

Una pequeña punzada en mi corazón detuvo mis pensamientos, haciendo que dejara de respirar por un segundo y abriera mis ojos por la impresión... Siempre me sentí cansada y hoy no era la excepción, sólo que ese dolor.

-¿Amor estás bien?

Colocó una de sus manos sobre la parte superior de mi ceno izquierdo para sentir mi corazón. Sentía que si me movía el corazón se me rompería de una forma literal.

-Tú corazón no se siente- había algo de preocupación, una punzada más hizo que cerrara los ojos y apareciera una mueca de dolor en mi cara. Respirar dolía.- Camila... ¿Amor? Respirar - Yo negaba a sus palabras.

Poco a poco el dolor se fue sin necesidad de hacer algo, de inmediato me deje caer sobre el pecho de Lauren, ya que esos eternos minutos sólo me sostuve con mis brazos sobre ella.

-¿Te sientes mejor?- absorbió su nariz.

-¿Por qué lloras?- pregunté escondiendo mi cara en su cuello.

-No quiero perderte...

-No lo harás mi amor. Estoy bien.

-Tienes que ir al doctor...

-Lo haré.

Le había hablado a Lauren de todo, me hizo prometer que me cuidaría; Lauren no me permitía hacer cosas tan complicadas, como por ejemplo correr... Extrañaba ir al gimnasio y correr. Definitivamente tendría que ir al doctor y si era necesario que me lo sacaran y pusieran uno nuevo así lo haría, yo no podía poner mi futuro en juego sólo por un estúpido corazón inservible.

-Camila, buenas tardes...

-Doctor, buenas tardes.

-¿A qué se debe tu visita anticipada?

-No me he sentido bien, me refiero a lo del corazón. En ocasiones duele y en otras me cansó demasiado, además que últimamente mi presión cardíaca acelera de más.

-Mmh... Te haremos unos estudios.- asentí.

Después de unas horas...

-Bien... Todo está bien. Debe ser el medicamento, se te hará un cambio en la cantidad y esperemos todo esté mejor. Si llegas a sentirte igual no dudes en venir de vuelta.

-¿Puedo hacer ejercicio?- pregunté algl inocente.

-Por ahora, veamos como te sientes y después para la siguiente cita vemos.

-Bien... Gracias.- salí del hospital rumbo a la oficina de Ashlee.

-Ashlee te tengo una gran propuesta...-dije al entrar a su oficina.

-Soy toda oídos.

-Quiero que seas mi socia...- su rostro de impresión era un poema.

-¿Qué?- reí- ¡Me encantaría!

-Bien... Entonces... Es un placer hacer tratos con usted señorita Ashlee.

-Estúpida.- reímos a carcajadas.

Ya en casa decidí pasar un tiempo con mamá.

-Hija, volviste.

-No, soy un holograma que viene...- Mamá rió- Es broma... ¿Qué haces?

-La cena ¿Me ayudas?

-Claro...- una sonrisa se dibujó en mi rostro recordando esos momentos que eran frecuentes antes de que la abuela falleciera.

Letters (camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora