Capitulo 39

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A Prueba

Capitulo 39

POV LAUREN

Habían pasado un par de días desde que encontré a Camila por las calles. O mas bien, ella me encontró. Por alguna razón ninguna de nosotras, tal vez por el impacto, tuvo la iniciativa de pedir el teléfono de la otra así que me sentía de nuevo tal cual como siempre, perdida quien sabe dónde. Ella era la única que tenía algo de mi, sabia donde quedaba mi departamento y en este tiempo no se ha aparecido por aquí. Incluso llegue a creer un poco en las palabras de Joel. Que posiblemente no fuera cierto, hubiese sido una broma o algo por el estilo.

Era Domingo por la mañana y el sueño se había esfumado de mi mente. Ya que era temprano, en un día tan inactivo y Joel roncaba como un oso en hibernación como para despertarlo y charlar, ver televisión o alguna otra cosa decidí salir a correr. El día estaba nublado, frio y se podía notar la baja neblina en mucho de los edificios de la ciudad. Salí del departamento con ropa deportiva y una buena chamarra, encendí mi ipod y corrí. Corrí por la avenida perdida en la música y sin un rumbo fijo. Después de unos minutos decidí darle una vuelta máxima a todo central park así que me dirigí hasta allá.

Mientras corría y la música sonaba no podía pensar en una sola cosa. Una sola persona. ¿Qué habrá sido de ella? ¿Por qué no había ido a buscarme? ¿será todo cierto? Fuera lo que fuera no podía sacarme a la chica de ojos cafés de la cabeza hace días y eso me estaba matando.

Corrí por todo el parque aproximadamente unos 40 minutos hasta que me detuve frente al lago para comprar una botella de agua y descansar un poco. Me senté en la barda y termine la botella casi de un solo trago y justo al bajar la mirada mis ojos se percataron de la presencia de la chica que me ha quitado el sueño estos días.

Estaba sentada en una de las bancas con un abrigo rojo y una boina negra. Con sus audífonos puestos y leyendo aquel libro que yo tenía prohibido mirar. Sentí que un enorme peso se iba de mi cuerpo, seguramente era la duda sobre si la vería de nuevo o no. Quise correr hacia ella pero antes de eso me dedique un poco a mirarla, solo eso. Lo hice por un rato con tranquilidad hasta que me di cuenta de que se limpiaba lágrimas de su rostro. Solo hasta entonces me decidí a acercarme.

Camine lentamente hacia ella, estaba un poco de lado hacia a mi y su atención en el libro más la música en sus oídos hicieron que llegara bastante cerca de ella sin que me notara. O eso creía porque justo antes de que la saludara ella hablo.

—Eres muy buena escribiendo Lauren.

—Era. Yo… no soy ni la mitad de lo que solía ser, supongo. Era. —Ella solo sonrió, aun no me había siquiera mirado.

—Lo que tu digas.

—¿Qué haces aquí?

—¿Te molesta que este aquí?

—Por supuesto que no, es solo que, ya sabes. Tu…

—Creo que si tengo un lugar preferido en esta ciudad que me trae tan malos recuerdos es este. Es hermoso y por las mañanas en un día como hoy es el lugar perfecto para desconectarme un rato del resto del mundo.

—¿Por qué llorabas? —Y solo hasta que hice esa pregunta ella alzo el rostro y nuestras miradas chocaron después de aquel día.

—Por nada. Tonteras.

—¿Era acaso muy triste lo que leías? Lo que… escribí.

—No, no no de hecho… era algo alegre. Muy alegre.

—Entonces no le veo por qué a esas lágrimas.

—Tu capítulo 24 me hace recordar tantas cosas que… —Y quedo en silencio… con la mirada perdida en algún punto cualquiera que no fuera yo.

—¿Qué…?

—Nada. Olvídalo. —Ella cerró el libro y se levantó.

—¿Te vas?

—¿Quieres que me vaya?

—Hace un par de días finalmente después de años encontré a alguien que realmente me conoce. Lo último que quiero ahora es… alejarme de ti.

—Entonces creo que me quedo.

—¿Por qué no volviste a buscarme?

—Tuve un par de cosas que hacer y pensar, lo siento. De hecho iba a ir hoy a tu departamento.

—Si claro, no quieras enmendar la situación. Mejor dime que de una vez que sin memoria no me quieres mas en tu vida.

—Con o sin memoria, Lauren, ahora que te encontré tu eres lo… lo único que me importa. —Esto era tan raro. Cada palabra que salía de su boca, la que fuera hacia que mi estómago se apretara.

—¿Tienes planes para hoy? —Pregunte con un poco de nerviosismo.

—Si, de hecho los tengo.

—Oh… ya veo.

—Contigo.

—¿Cómo?

—Si, contigo. A menos que no quieras, claro.

—¿Qué? ¡Pero claro que quiero! —Dije gritando y casi lanzándome a sus brazos. —Lo siento, es que pensé que no me volverías a buscar. Podemos ir a cenar o tal vez si tu…

—De hecho, tengo otra cosa en mente.

—Oh, bueno, si prefieres ir a otro lado yo —Y en ese momento ella nos dejó casi sin distancia la una de la otra y me lanzo una mirada intensa y gracias a ello, yo solo pude callarme. No me moví un centímetro, solo la mire. Nada en mi cuerpo respondía cuando ella tenía sus ojos sobre mi.

—Estoy en el hotel Holiday Inn. Habitación 83. Ve ahí a eso de las 7 —Ella sonrió.

—¿Qué va a pasar ahí? —Mierda ¿Qué dije?

—Eso es una… sorpresa.

—No me gustan las sorpresas.

—Pues solo puedo decirte que deberías ganarles gusto porque, desde aquel día en que te vi, tu vida vendrá siendo una caja de sorpresas. —Su mirada bajo de mis ojos a mis labios y un segundo después ella día un paso hacia atrás —Así que… ¿te veo esta noche?

—No creo que quieras darme un adelanto de la sorpresa ahora ¿verdad?

—Solo puedo decirte que será un viaje en el tiempo. Tu decides si asistes o no. —Odiaba que fuera tan misteriosa conmigo pero al mismo tiempo me hacía querer acercarme mas y mas. ¿Por qué no podía decirme todo de una vez y se acabó? Tal ves esto sería mas fácil. Pensé un poco con la mirada en dirección al lago ya que si la miraba a ella estaba segura de que algo pasaría conmigo que sería incapaz de responder.

—¿a las 7 dijiste?

—Te espero entonces… linda. —Se acercó nuevamente, beso mi mejilla derecha y paso por mi lado sin nada mas que decir. Pude sentir como de a poco mis mejillas se coloraron. Todo esto era tan confuso. Mire como se alejaba y en mi pecho surgieron de la nada unas ganas enormes de correr hacia ella. Me senté en la banca donde la encontré hace un rato solo pensando, reconstruyendo una y otra vez ese beso en mi mente. Algo tenía esta chica, algo muy raro tenía que me hacía sentir una completa idiota cuando estaba con ella. Paso mas de una hora hasta que mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de mi teléfono.

“Odio despertar y no encontrarte a mi lado. ¿Dónde te metiste Lauren?”

Por alguna razón que desconozco no me nacieron las ganas de responder su mensaje. Solo me levante y me dirigí a casa de nuevo. Tenía que hacer un par de cosas antes de que llegara la hora de juntarme con Camila. Todo el camino de regreso me sentí mas nerviosa que nunca y no estaba segura si era porque estaría con ella y por la duda de todo lo que sabría esta noche. Supongo que nunca lo sabré.

POV CAMILA

Después de dejar a Lauren en el parque tome un taxi hacia el aeropuerto. Sandra llegaba a las 11:30 de la mañana a la ciudad con algunos álbumes fotográficos y anuarios tal cual lo había prometido.

Mi plan inicial era llegar esta noche a casa de Lauren y llevarla hasta el hotel con Sandra pero todo se atrofio un poco cuando nos topamos en el parque. Me había levantado temprano y decidí buscar un lugar tranquilo en el exterior para leer, mas nunca me imaginé que la vería ahí. Ni tan poco creí que se acercara. Me di cuenta de que ella estaba ahí desde el momento en que llego con el hombre de aquel puesto a comprar la botella de agua y de reojo, con la mirada oculta en mi cabello la miraba. Se veía hermosa, ella era hermosa. A cualquier hora del día, con cualquier ropa y en cualquier situación lo era.

Vi que me miraba con un gran debate en su mente reflejado en sus ojos, seguramente sobre si debería acercarse o no. Después de unos minutos me resigne a que no lo haría y volví mi concentración al libro, donde se estaba relatando lo perfecto que había sido cuando ella, la chica que ahora no me recordaba me había pedido matrimonio.

Leer todo eso teniéndola enfrente mirándome con duda en su mirar era la sensación mas terrible del mundo. No pude evitar que las lágrimas cayeran.

—Si tan solo supieras. Si pudieras recordar. —Pensaba para mi misma. Pero alguien escucho mis pensamientos y cuando me di cuenta ella caminaba hacia mi. Gracias, muchas gracias. Me evito toda una mañana de nostalgia.

Llegue hasta el aeropuerto y me senté en la sala de espera de la terminar nacional para esperar a Sandra. Mientras tanto yo seguía leyendo como la enorme e increíble masoquista que soy.

—¿Te han dicho que leyendo te ves hasta inteligente? —Sonreí hacia el tono irónico de ese amargo chistecito capaz de salir de una sola persona.

—Yo también te extrañe mucho Sandra.

—Ven acá tu enana del look italianísimo —Le sonreí y me lance a sus brazos después de casi una semana de no verla para nada. Con tantos sentimientos encontrados llore por milésima vez en los últimos 3 años de mi vida.

—La encontré Sandra, ella esta aquí.

—Lo se cariño, lo se.

—Esta viva.

—Lo se Mila.

—Esta viva, esta completa pero no me recuerda. No recuerda a nadie. —Se separó de mi y tomo mi rostro entre sus manos.

—La traeremos de vuelta ¿esta bien? —Y solo la abrace de nuevo.

—Y bien… ¿A que hora comienza la misión imposible?

—A las 7, en el hotel.

—Perfecto. Encontré 2 álbumes de fotografías. En uno sale Lauren en muchas de las fotos con su familia y el otro es mas de ustedes. Tu decides que fotos mostrarle. También encontré el anuario de tu primer año en la preparatoria, cuando la conociste y un par de la universidad. Ojala sirvan.

—Eres una genio. No se como te pagare esto.

—No hay ningún problema.

—Nos has dicho nada aun ¿cierto?

—Te prometí que no lo haría. Hagamos esto al ritmo adecuado. No queremos a un montón de gente sobre ella haciendo preguntas cuando ni ella misma se conoce.

—No sabes cuanto te amo.

—Claro que lo se, soy increíble. Ahora vámonos que una, muero de hambre. La comida del avión es un asco. Hasta la de prisión debe ser mejor. Y dos, muero por ver a esa idiota que tuvo a bien ocultarse durante años y hacernos pasar el peor rato de nuestras vidas. —Solo me reí.

—No la culpes ¿esta bien? Ven, iremos a comer algo y ahí te contare todo.

A prueba.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora