Capitulo 52
POV LAUREN
No recuerdo haber corrido de esta manera en mi vida. Para mi mala suerte papá estaba trabajando y Chris tomó prestado el auto de mamá. Así que mi única opción fue correr. O al menos lo que se me ocurrió en ese momento. Seguramente una mejor idea hubiera sido parar un taxi pero eso jamás paso por mi miente. En ella estaba únicamente llegar.
Mi mente en ese momento era una explosión de emociones. Me sentía tan feliz y determinada, completamente segura de lo que haría y de lo que sentía. Por otra parte estaba tan enojada conmigo. Ahora mil cosas tenían sentido y, me molestaba no haberlas notado antes. Ahora todo parecía tan obvio. Su reacción al encontrarme, su insistencia en ayudarme, cada diminuto gesto de atención hacia mi. Cada caricia, cada palabra, la delicadeza y resistencia a contarme las cosas. La química entre nosotras imposible de ignorar. Todo encajaba ahora.
Por un momento Joel se apareció por mi mente y no lo deje. No permití que se apoderara de mi pensamiento. Justo ahora Joel era lo de menos. Corrí como una loca por casi 10 minutos. Estoy segura que mas de una vez estuvieron cerca de atropellarme o de tirar a alguien por la acera.
Finalmente llegue a su calle. Como un rayo aún mas rápido que antes fui hasta su casa y justo en la esquina, antes de entrar a su jardín, pare en seco. Sentí que mi corazón se apretaba, algo que nunca antes había sentido. Sentía su palpitar en mis oídos, los ojos se me humedecían.
La encontré. Llegue hasta su casa, solo que lo que encontré hizo que todos mis ánimos se esfumaran. Era ella en el marco del pórtico, riendo y besando a una chica que parecía de mi estatura. Lucia feliz. Ambas parecía que iban a explotar de alegría, eso era lo que mas me molestaba. Debí irme justo en el momento en que las vi pero no pude, nada en mi cuerpo o mente funcionaba. Me encontraba en una especie de trance torturándome con la escena.
Después de un par de minutos mas de platica y cariños la chica se fue. Subió a su auto y se fue por el lado contrario de donde yo vine. Camila se quedó ahí parada, viendo como se iba con los brazos cruzados. Como realmente deseando que ella no se hubiera ido. ¿En que momento había pasado esto? Ella dijo que no salía con nadie. ¿La habría conocido estos días o llevaran tiempo juntas? ¿Sería cosa de una noche? Eso sería lo mejor que pudieran decirme.
El tiempo corría y ella no entraba a la casa. Ahora mi cabeza gritaba que fuera por ella, que ignorara por completo lo que había visto cuando llegue. Que fuera hasta allá y le dijera todo lo que pasaba conmigo desde el día en que la conocí, que ahora entiendo su comportamiento. Ahora entiendo lo que pasa conmigo cuando ella esta cerca. Ahora lo sabía. Antes de que mi vida cambiara había estado con ella. Eso era lo que mi mente gritaba pero la vi tan feliz ahí parada que… mi corazón no fue capaz de animarme a hacerlo. Si todo esto era cierto, tal vez Camila estaba rehaciendo su vida. Seguramente por ella fue que en toda la semana jamás me busco, que negó mis salidas. Estaba claro. Si en algún momento yo fui así de especial para ella, eso se había ido. Y claro, ella estaba en todo su derecho. Así como yo también… por mucho que doliera ahora.
Le di la última vista a su rostro. —Se feliz, linda. —Susurre al viento, di media vuelta y Sali del lugar.
Metí las manos a los bolsillos de mi chaqueta y me fui. Esta vez no corrí a casa, solo camine. Recorrí exactamente el mismo camino por el que vine. Recordando todo lo que venía pensando hace un rato. Todo lo que pasaría ahora. Pero ahora resulta que, nada de lo que imagine, ni una de mis teorías se cumpliría ahora. Reconocí algunos rostros por las calles. Eran gente que había visto cuando venía, recuerdo haber visto sus expresiones de no entender nada, del porque corría de esa manera, a que se debía la gran sonrisa en mi rostro. Ahora lo único que había en ellos era clara desilusión tanto como en mi. Supongo que esperaban algo grande, parecido a lo que yo esperaba.
