39.- Charlie

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-¿Nos vieron? –pregunto mientras sigo corriendo con la mochila en la espalda

-Esperemos que sí –responde Kike mientras corre detrás de mí- Solo quedan ellos dos. Para colmo los que mejor luchan cuerpo a cuerpo-

-¿Qué? ¿Y ese Cervantes?-

-No. Fuerza bruta pero no buen peleador-

Doblamos a la derecha pero no disminuimos la velocidad. Nos habíamos permitido un enorme día sin hacer nada más que descansar. Justo cuando salíamos para ponernos en marcha, nos encontramos con lo que queda de la manada de los profesionales llegando al centro. En mutuo acuerdo con Kike, planeamos que nos vieran para que nos empezaran a dar caza. Como conocíamos más o menos las calles de la arena, pensábamos separarlos y matarlos cuando estuviesen solos.

Mi instinto me decía que tal vez Kike me estuviese tendiendo una trampa, que probablemente siguiera en alianza con los profesionales pero no perdía nada intentando su plan. Tropecé con los restos de un carro; caí de bruces en la arena. Kike se detuvo para ayudarme mientras echaba una vista para ver a nuestros captores.

-Charlie, algo raro está pasando. No nos están siguiendo y eso es muy raro de ellos-

-¿En serio?-

-Sí güey, deberíamos andar con cuidado-

Cuando me levante, Kike reanudo la marcha mientras yo me quitaba la arena de la ropa. Entonces sucedió, él chico doblo hacia la derecha y solo tuvo tiempo suficiente para gritar:

-Charlie, corre.

Un enorme tridente se hundió en su pecho; Kike cayó de rodillas en la arena. Muerto.

Estupefacto ante lo que acababa de ocurrir di media vuelta. Los profesionales comenzaron a gritarme.

-¡Eh Charlie! ¡No tienes donde huir!- gritaba un chico flacucho; Abel.

El sonido del cañón me indico que no podía hacer nada por mi amigo que acabada de ser asesinado. No podía enfrentarme yo solo a los dos profesionales. Si Kike no me mintió, estaba ante un enorme reto; asesinar a los dos mejores profesionales.

Eche un vistazo a la calle para ver si los profesionales me seguían. Perfecto. Los dos me perseguían; era yo solo contra ellos dos.

Corría como si la vida me dependiera de ello (Y así era) mientras que los profesionales seguían gritándome para que dejara de huir.

-No te va doler mucho- gritaba Monse

-Sí, Charlie. Planeamos ser benevolentes contigo-

¿Benevolentes? Esos chicos querían asesinarme ¿Y así decían querer ser benevolentes? Torcí a la derecha. La calle se me hizo familiar hasta que vi la sonrisa sangrienta recordé porque se me hacía tan familiar.

Antes de internarme enel callejón para despistarlos, me di cuenta de que los había perdido. "No pormucho tiempo" pensé. Acto seguido ingrese en el callejón..

Los Juegos del Hambre (Primer Vasallaje)Where stories live. Discover now