12.- Piper

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PIPER

Para ser el primer vasallaje y que solamente hayan muerto seis tributos iniciando quiere decir que la mayoría de los tributos fue suficientemente inteligente para huir. Y probablemente si entraron más tributos a la refriega inicial solo tuvieron dos probabilidades: murieron o salieron heridos.

            A última hora de la tarde empiezo a escuchar los cañones. Cada disparo representa a un tributo muerto. Por fin debe de haber acabado la lucha en la Cornucopia, ya que nunca recogen los cadáveres del baño de sangre hasta que se dispersan los asesinos. El día de apertura ni siquiera disparan los cañones hasta que acaba la primera batalla, porque les resulta demasiado difícil llevar la cuenta de los fallecidos.

            Uno…,dos…,tres…,cuatro…,cinco… y seis. Seis muertos; quedan diecisiete por jugar.

            Después de todo logre salir bien parada de la Cornucopia. Conseguí una daga y una mochila de provisiones. Varios pasillos de la arena me confunden. Se supone que debo matar a los otros tributos, pero ¿Cómo encontrarlos entre los pasillos?

            Sigo recorriendo los pasillos, así difícilmente alguien me encuentre. Todos los pasillos estaban cubiertos de enredadera y solo en pocas partes se podía ver los gruesos muros de piedra. La luz parecía que cada vez se iba apagando poco a poco.

            A veces los corredores se torcían a la derecha o izquierda. Camine alrededor de tres kilómetros hasta llegar a un pequeño crucero en forma de L. 

            El sonido del cañón me toma desprevenida y agarro la daga con fuerza. Me preparo para luchar. Escucho varias risas.  Alguien grita “Siete menos. Faltan dieciséis”. Alguien se pone a reír y otra voz se queja porque no han encontrado a nadie más. Un escalofrió me recorre la espalda porque no sé contra cuantos tendré que luchar. Sujeto bien mi daga con la mano derecha y comienzo a correr por los pasillos.

            Miro en todos lados buscando si hay alguien acechando para asesinarme cuando me doy cuenta de que todo queda oscuro. Ya es de noche y faltara poco para que sepa quiénes han muerto. ¿Qué habrá sido de Kriz? No la he visto desde que iniciaron los juegos. Oigo el himno que precede al recuento de bajas. No quiero permanecer mucho tiempo expuesta así que me vuelvo a internar en el pasillo y doblo algunas veces hasta que llego al final de un pasillo. Ahí me acuesto en el piso y agarro la daga.

            A través de los muros logro ver el sello del Capitolio, que parece flotar en el cielo. En realidad estoy viendo una pantalla enorme que transportan en uno de sus silenciosos aerodeslizadores. El himno termina y el cielo se oscurece un momento. En casa estarían viendo la repetición de todos y cada uno de los asesinatos, pero consideran que eso sería una ventaja injusta para los tributos supervivientes. Por ejemplo, si yo me hubiese apoderado de un espada y hubiera matado a alguien, mi secreto estaría al descubierto. No, en el estadio solo vemos las mismas fotografías que televisaron cuando salieron las puntuaciones del entrenamiento, simples fotografías de nuestras cabezas. Sin embargo en vez de puntuaciones, debajo tienen el número de distrito.

            La primera en salir es la chica del Distrito 4. Eso me sorprende ya que los tributos profesionales suelen sobrevivir el primer día. Eso quiere decir que los Distritos 1, 2 y 3 no han tenido altibajos. Distrito 5, 7 y 9 han perdido a sus tributos femeninos; a excepción del Distrito 8  que ha perdido a sus dos jugadores. Y por último sale el chico del Distrito 11. Han aparecido en orden como siempre lo han hecho y ya está. No sale nadie más. Vuelven a poner el sello del Capitolio con una última floritura musical. Después todo vuelva a quedar oscuro.

            Antes de dormirme, intento visualizar que tipo de Arena es está. No me doy cuenta de que el cansancio me vence y cierro mis ojos.

Los Juegos del Hambre (Primer Vasallaje)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora