11.- Charlie

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CHARLIE

Los enormes muros que rodean la Cornucopia me hacen sentir un insecto. Veo que el cuerno dorado se encuentra rebosando de armas. Primero intentaría agarrar una daga o algo que sirva para atacar, si sobrevivía a eso intentaría agarrar una mochila. Cierro y abro mis puños para controlarme y no salir antes, porque no quiero que las minas me vuelen las piernas...

Diez.

Nueve.

Ocho.

Siete.

Seis.

Cinco.

Cuatro.

Tres.

Dos.

Uno.

El sonido del gong indica que  Los Juegos del Hambre han comenzado...

Salto de mi plataforma y corro hacia la cornucopia. Casi he llegado cuando alguien me taclea por la espalda. Caigo al suelo y me giro al instante. Sobre de mi está el chico del distrito ocho y tiene una daga. Intento golpearlo con mis brazos pero él es más fuerte. Con su mano izquierda me da un puñetazo en la cara y eso hace que me desoriente por unos segundos. El chico no pierde la oportunidad y con su mano derecha agarra la daga que tenía en su boca. Me sacudo violentamente pero él me vuelve a dar otro puñetazo y siento el dolor recorriéndome la cara. El chico levanta la daga para asesinarme pero antes de que la daga toque mi cuerpo, él escupe sangre en mi cara. Eso me desconcierta por completo. Alguien apuñaló al chico por la espalda, sería lo más lógico. Si no como explico su repentina muerte.

Mis pensamientos están en otro lado pero ahora mi instinto tiene el mando de mi cuerpo. Empujo rápidamente el cadáver del chico y agarro la daga que tenía. Alguien me agarra la mano y me ayuda a ponerme en pie. Es el chico con lentes del distrito 3. Al parecer somos aliados porque no decide matarme, por el momento.

Con mi nueva arma intento meterme en el baño de sangre inicial pero sé que no podré salir vivo, porque cuando observo la escena un escalofrío me recorre la espalda. Hay sangre y cadáveres en varios lados. Un chico me señala y empieza a correr hacia donde estoy.

La adrenalina toma el control y corro hacia una pared para internarme en el pasillo y perder al chico. Mi aliado corre a mi derecha y yo protejo el lado izquierdo. Nos faltan unos pocos metros para entrar al pasillo cuando se me acuerda que no he agarrado una mochila con provisiones. Dejo de lado mi furia y sigo corriendo hasta que atravieso el pasillo. Volteo la cara unos segundos y observo que el chico ha dejado de perseguirnos.

-Deberíamos buscar un lugar donde ocultarnos-  dice el chico.

-¿No te parece extraño en qué lugar estamos jugando?-

-Claro que si -responde y sigue corriendo.

Sin decir nada más, seguimos corriendo a través  del pasillo y doblamos a la izquierda. Doblamos varias veces, hasta que llegamos al final del pasillo. Me acerco a la pared y doy unos pequeños golpecitos con mi puño y solo confirmo que está hecho de roca sólida. El chico del distrito 3 igual parece cansado y sin decir nada se acuesta en el piso. Yo por mi parte me siento y me recuesto contra la pared. En esta posición hay una ventaja, la cual es, que puedo observar quien viene por el pasillo y tendré unos segundos para ponerme en pie y pelear. La desventaja es que el pasillo termina donde estoy sentado y eso me obliga a pelear.

-Oye ¿Porque me salvaste la vida? Es decir, ni siquiera me conoces-

-Creo que fue cuestión de suerte. El chico al que apuñale me amenazo en los entrenamientos y así que cuando vi que había una oportunidad para matarlo simplemente aproveche la oportunidad-

-Supongo que debo darte las gracias por no haberme asesinado-

El chico detrás de esos lentes tiene unos ojos negros inquietos. Su mirada me recuerda a la gente que está loca y que delira por culpa de la morfina. Su complexión física le permitía correr rápido y creo que igualmente saltar, porque no está gordo. Si no, todo lo contrario, alto y flaco. El tono de su piel es algo moreno. Y su cabello está cortado de forma pareja.

-¿Cuál es tu nombre?-le digo

-Zabri, me llamo Zabri-

-Bueno Zabri. Creo que podemos ser aliados ¿Qué te parece?-

-Perfecto, mientras no te tenga que asesinarte al último todo es perfecto. Eso sería una lástima, ahora ¿Cuál es tu nombre?-

-Charlie- respondo sin asombro ante su respuesta.

Es común que al principio de los juegos se formen alianzas entre varios tributos. Pero todos saben que lo inevitable es que las alianzas se rompen tarde o temprano y empieza el asesinato.

Zabri me pregunta que logre sacar del baño de sangre y a modo de respuesta le enseñó la daga. Él sonríe de una manera irónica y se descuelga un bulto que llevaba en la espalda. No me había fijado que llevaba uno porque estaba preocupado por salvarme la vida y no por ver que traía puesto, ya que al fin y al cabo todos tenemos la misma ropa.

Zabri pone la mochila tornasol en el suelo (Que por cierto a veces es tierra o piedra) y la abre. Va sacando el contenido de la mochila poco a poco. Una botella de dos litros de agua. Una soga enrollada. Un paquete de galletas y un pedazo de ternera. Cuidadosamente vuelve a meter todos los artículos en la mochila y la cierra. 

Los Juegos del Hambre (Primer Vasallaje)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora