Lista de la Novia Perfecta.

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Hola gente, ¿cómo van pasando sus vacaciones? Bueno antes de empezar con esto, les digo que es un capítulo de prueba. He estado trabajando en esta idea y en esta historia, que va a hacer una secuela de "Lista del hombre perfecto". Aunque no es de los personajes de aquella historia, ellos van a aparecer como secundarios. No es necesario que lean la otra historia, para comprender esta... 

Y bueno en cuanto a todos los que leyeron la otra, siempre es un placer volver a encontrarlos por acá. Espero disfruten de esta nueva idea y ya me dirán que le parece, si quieren que continúe o si les parece una idea mala. Ya saben, toda opinión es bien recibida. xDDD Saludos, Tammy ^^

Capítulo I: La vida es un reto.

Si cerraba los ojos con fuerza, casi y hasta podía anular los quejidos que le llegaban desde el cuarto contiguo. Ella estaba llorando; lloraba a menudo y en ocasiones gritaba a todo pulmón. Las groserías hacia Dios eran sus frases preferidas, y también las amenazas; amenazas que no cumplía pero que no tenía reparos en escupirle incluso con las paredes como intermediarias. Presionó la cabeza en la almohada y comenzó a cantar una canción de cuna, Ella solía cantársela cuando estaba feliz. Pero últimamente los momentos de felicidad escaseaban y las canciones parecían sólo vivir en sus recuerdos. 

«Cuando las luces se apaguen...»

—¡¡Keila!!—«No debes llorar...»— ¿Dónde está? ¡Sé que tú lo tienes!—«Pues sin que hagas un ruido...»—. ¡¡Dámelo ahora, pequeña zorra!!

Mamá siempre te encontrará…—susurró con un hilo de voz, cuando la puerta se abrió de sopetón. 

Unos vacíos ojos celestes se clavaron en su rostro y Keila sólo atinó a cerrar los suyos pensando en la canción, pensando en los tiempos felices, y en la sonrisa de Ella

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Me llevé una mano al pecho con un sobresalto, mientras escaneaba con los ojos en rendijas la habitación a medio iluminar. Aparté de un bandazo simbólico los restos del sueño y solté un largo y muy necesario bostezo. Un ruido, por un instante indescifrable, tocó mis oídos y lo intenté seguir a regañadientes. Fueron dos segundos los que necesité para identificarlo.

Brinqué de la cama, mientras Shania Twain invitaba a las chicas a sentirse como mujeres. Adoraba esa canción.

—Diga—respondí cuando el móvil se dignó a abandonar el juego de escondidillas. Ese aparato del infierno tenía vida propia, lo juro.

—¿Kei? ¿Dónde mierda estás?

Me aparté el celular unos centímetros, sintiendo los primeros vestigios de una migraña.

—Mierda, Paula… no es necesario que grites.

—¡No estoy gritando!—respondió mi amiga a vivo pulmón—. Bueno, no lo hacía… pero ahora lo hago porque me fastidias.

Puse los ojos en blanco, intentando no recordarle que ella era la que me llamaba para fastidiar.

—Bueno, ¿qué diablos se está incendiando? Dime que es Chad…—crucé los dedos mentalmente, pero las buenas noticias no solían llegar a horas tan tempranas. En cambio las malas; las malas llovían a toda hora y siempre tenían probabilidades de granizo.

—Sí, Chad está de los humos, pero es porque no te has aparecido. ¿Dónde mierda estás?

Miré el reloj ausentemente sobre mi hombro.

Lista de la Novia Perfecta. (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora