Made in Lucas

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¡No saben! Soñé con uno/a de ustedes. Fue re loco el sueño, pero aunque sé que no era ninguno de ustedes directamente, en mi sueño sí sabía que lo era. Y estábamos en mi casa y le invitaba algo para tomar, todo lo que pude deducir del sueño es que era una chica española. Hablábamos sobre literatura y bla bla bla... la cuestión relevante es que a ese punto llegan a perturbarme, gente. ¡Ya hasta sueño con ustedes! xDDDDD Ok, ahora a lo que vinieron... buena lectura ^^

Capítulo XXXIV: Made in Lucas.

Luego de diez minutos de viajar en un tenso y—vamos a admitirlo—estúpido silencio, tuve tiempo suficiente como para analizarme y analizar lo que estaba haciendo. ¡Jodido Dios! «Eso sí que es una blasfemia» ¡Estaba realmente siguiendo a un hombre! ¿Qué pasa conmigo? Esta no soy yo, esta es Paula, este es Georgi, esta es la madre de Georgi, pero no yo.

—Paula, aguarda…—Puse mi mano sobre su brazo, automáticamente ganándome su atención. Ella me observó y luego al auto que iba dos carros por delante de nosotros.

—¿Qué pasa, cielo?

—No… esto no está bien—Mi cerebro agitó un puño en el aire, para dejarme saber que él tampoco estaba de acuerdo con esta actitud—. Volvamos.

—Pero…—comenzó a protestar ella y la detuve sacudiendo la cabeza.

—Ningún pero, Pau. Sea lo que sea que está haciendo, no me quiero enterar así. 

El auto de Lucas viró en una calle y antes de poder decirle a mi amiga que tomara la otra opción, ella encaminó nuestro vehículo detrás del de él.

—Llevamos un largo rato detrás, veamos donde para y ya.

—¡No!—exclamé ya olvidando el tacto y mi paciencia—. No quiero saber nada de eso, Paula, llévame a casa.

Mi amiga me estudió con los ojos entrecerrados, tal vez pensando que me estaba negando a ver la verdad, que me estaba pegando la etiqueta de la idiota por mí misma. Pero no era nada de eso, no es que quisiera vivir en la ignorancia y pretender que nada estaba mal, sólo no quería enterarme así. Esto iba más allá de lo que cualquier hombre merecía, y sin duda alguna ningún hombre merecía que yo lo siguiera por media ciudad como una estúpida con el corazón roto. Podría o no tener el corazón roto (eso era otro tema), pero yo no tenía planes de exponerlo delante de quien sea estuviese con él.

—Ok, volvamos.

Finalmente accedió dándome una corta sonrisa de “yo te apoyo en lo que sea”. Agradecía eso de Paula, pues desde el día en que nos conocimos ella siempre había sido de ese modo. Había estado para mí en todo y algún día se lo iba a agradecer como era debido, pero ese día no iba a ocurrir porque desde que había salido del departamento de Lucas llevaba un pincho clavado en el pecho. Y normalmente no me siento agradecida con nadie, cuando esa sensación está presente.

Ella prendió los intermitentes de su carro a tiempo que Lucas encendía los suyos, y entonces nos miramos con la misma idea destellando en nuestros ojos abiertos como platos. ¡Él nos había descubierto!

—¡Oh mierda! Sabe que somos nosotras.

—¡¿Qué hago?!—Exclamó Paula a su vez, mirando a lo largo de la calle como si la solución fuese a saltar de la acera—. ¿Me detengo?—No respondí, sólo podía mirar a Lucas bajando la velocidad como si quisiera alargar el momento—. ¡Keila!

—¡No sé!—Estaba a punto de decirle que nos entregáramos, que tal vez sacaríamos la pena mínima cuando él se orilló en un espacio libre y maniobró como si estuviese por estacionar.

Lista de la Novia Perfecta. (Libro 2)Where stories live. Discover now