Mierdas...

43.9K 2.6K 188
                                    

Estos títulos que elijo a veces me sorprenden a mi misma, es obvio que las madrugadas no son mis momentos para poner títulos. Pero estaba revisando la historia y digo, bue... a las cosas hay que llamarlas por su nombre ¿cierto? 

En fin, desvarío (como para variar jojo). Les dejo un nuevo cap, ya para ir metiendo algunos ingredientes a esta historia, espero les guste. Está recién salido de mi cabezota xDDD Saludos ^^ Votos, comentarios y oro, es lo único que pido a cambio. Broma! Solo oro xDDD

Capítulo IX: Mierdas…

—Vaya, con líneas como esas hasta me alegro de ser fácilmente localizable.

Su voz voló hasta mí en un susurro, había cierto toque de humor en ella y eso me animó a dar unos cortos pasos en su dirección.

—También comienzo a alegrarme.

—Déjame adivinar, ¿abstinencia?

Solté una risa, sorprendida de lo rápido que un fumador podía captar a otro.

—Más bien una promesa flexible—Él se inclinó hacia atrás, posicionando una mano en el respaldo del banco, lo suficiente como para pasarme con la otra la cajetilla de cigarros—. Gracias.

—Un placer, apoyo completamente la flexibilidad—Tras decir eso regresó a su antigua postura para darle otra calada a su cigarrillo, el humo gris se levó de sus labios formando fantasmagóricas figuras a su alrededor. Me quedé viéndolo embobada sin decir nada.  

Prendí el mío y abandoné la caja con el encendedor sobre el banco, cerca de lo que en las sombras parecía ser su pierna doblada. Por algo así como unos largos minutos, sólo nos dedicamos a absorber la nicotina y dejarla hacer su parte en nuestros corrompidos sistemas. No era tan estúpida como para desconocer los efectos del cigarrillo en el cuerpo, pero habían sido mis compañeros por más tiempo de lo que podía precisar. Había algo tranquilizador en ellos o al menos en su significado, pues eran un daño—eso no está a discusión—que yo había elegido causarme. Y a decir verdad, no puedo presumir el mismo control sobre el resto de las cosas que me hacen daño. Ésta era mi mierda, mierda elegida, mierda aceptada, no mierda que alguien más me hacía tomar a la fuerza. Pero no esperaba que Lucas comprendiera mi necesidad de ellos, supongo que esa es la razón por la cual ni me molesté en explicárselo y también la razón por la cual, estaba decidida a hacer caso omiso del punto siete de la lista. Estamos hablando de una lealtad de años aquí y eso no se iba de la noche a la mañana, sin importar qué tan remarcado con negrita estuviese escrito.

—¿Te has aburrido de la…?—Me obligué a salir de mi nube al oírlo hablar, para mi sorpresa él comenzó pero se detuvo abruptamente pensando cómo finalizar—. ¿Cena?

Me encogí de hombros, llevando mi atención a la casa donde parecía estar festejándose la boda y no una simple cena.

—No conozco a mucha gente, así que sólo dejé que mis pies hicieran lo suyo.

—Te entiendo.

—¿Qué hay de ti? ¿Lograste conseguir un aperitivo y lo estás ocultando de todos?—Su risa llegó ronca hasta mis oídos, él tenía cierta frescura en esa risa. Me agradaba, y no estaba segura de por qué, pero me agradaba su tranquila pasividad.

—Algo falló en la organización de esta cena, pero puedo intentar conseguirte comida…

—Muero de hambre—admití, recordando tardíamente que debía mantener una postura de chica correcta. ¡Bah! El hambre era afín a todas las personas, no podía simplemente mantener el papel si no me alimentaban—. Pero no quiero molestarte, pareces bastante cómodo en tu lugar.

Lista de la Novia Perfecta. (Libro 2)Where stories live. Discover now