El poder de un clásico.

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Hola, ¿qué se cuentan este...? ¿Jueves? ¿Ya? Dios, como pasa el tiempo cuando una contempla su ombligo... bueno, en fin. Los dejo leer si tiene ganas y yo voy a seguir con mi ardua tarea ;)

Capítulo VI: El poder de un clásico.

Él realmente esperaba conformarme con goma de mascar con nicotina, y realmente yo no iba a dejarme conformar tan fácilmente, mucho menos teniendo que llevar vestido en el proceso. Mientras mascaba sonoramente mi nefasto sustituto de cigarrillo, Lucas se encontraba observando la pista de aterrizaje con las manos en los bolsillos de sus pantalones de vestir, haciendo que una parte de su cuerpo se acentuara notoriamente para cualquier espectador. «Pues, hola allí tú»  Parecía estar contemplando la posibilidad de romper los enormes cristales y brincar hacia el concreto. No estaba segura de por qué me daba esa impresión, pero él miraba hacia abajo como esperando el mejor momento.

Tal vez comenzaba a replantearse todo el asunto de llevar una novia falsa al casamiento de su hermana. Estando en su lugar, y en el milagroso caso de haber tenido hermanos, supongo que no me habría gustado engañarlos de ese modo. No podía dejar de preguntarme por qué lo hacía. Podría pensar que era algo raro y malhumorado…de acuerdo quiten ese “algo”. Él era todo raro y malhumorado, no tenía sentido intentar aligerar la verdad. Pero dejando su extraña actitud de lado, ¿qué podría impulsarlo a correr un riesgo de este tipo? Estábamos en la misma situación, ninguno de los dos podía prever las reacciones del otro. Después de todo Lucas estaba confiando en una mujer que le pedía dinero para ayudarlo, estaba confiando en alguien que bien podría estar más chiflada que él.

Sonreí ante mis propios pensamientos, dudaba poder estar a la altura de la locura de Lucas. En eso, estaba dispuesta a darle la ventaja sin discusiones.

—¿Es Latín?

Aparté la mente del infinito, volviéndome lentamente hacia mi izquierda. Él estaba ahora a mi lado, inclinando la cabeza ligeramente para poder mirar mi brazo. En un acto reflejo llevé mis ojos al mismo punto.

—Mmm, sí. —Lucas continuó mirando las palabras que tenía tatuadas en la cara externa del brazo. No era la primera vez que alguien se me quedaba viendo, como si de algún modo fuesen capaces de traducir lo que decía.

“El destino se encuentra un camino.”

Alcé ambas cejas, sorprendida, incapaz de no mirarlo con la boca abierta. A pesar de que lo había dicho en tono de pregunta, él realmente había traducido la frase. Genial, esto era una razón para subirlo un escalón más cerca del pedestal de la gloria—verán, durante mi aburrimiento comencé a pensar los pros y contras de Lucas, imaginándolo todo como una escalera hacia la perfección—. Ahora él demostraba ser inteligente, lo cual obviamente lo hacía subir. Luego de que hubiese tenido un tropezón de cómo tres pisos tras ser tan abiertamente grosero con el tema de los cigarrillos y... básicamente con todo lo demás. Él subía y bajaba constantemente, más bajaba que otra cosa, pero estaba atenta a cualquier señal que diera en ambas direcciones.

—¿Sabes Latín?—pregunté tratando de no lucir demasiado interesada. Él sacudió la cabeza en una negación… y volvió a emprender el descenso. 

—Vi esa frase antes, no recuerdo bien… ¿puede ser Virgilio?

Él sabía que era de Virgilio, sin importar cuán desentendido del tema quisiera mostrarse. Sentí curiosidad, lo admito, no conocía muchos hombres que pudieran reconocer una frase de un poeta de la antigüedad. En realidad, no conocía ningún hombre que pudiera hacer eso y punto.

—Sí—respondí sin más, aguardando a que dijera alguna otra cosa.

No habíamos hablado mucho durante el viaje al aeropuerto, suponía que el sueño nos limitaba a los dos, pero dado que ya estábamos resignados a pasar esa noche en vela llegué a pensar que sacaríamos algún provecho de ella. Me equivoqué.

Lista de la Novia Perfecta. (Libro 2)Where stories live. Discover now