Nochebuena

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Noté la luz entrando en la habitación. Abrí un ojo molesta y estiré casi sin fuerzas la mano hacia la mesilla de noche. Tiré al suelo la botella de agua y noté algo que no sabía lo que era hasta que conseguí el movil, que era lo que buscaba. Eran las doce y media de la mañana y 24 de diciembre, nochebuena, puse cara de asco. Tenía cinco llamadas perdidas e innumerables mensajes de whats app. Holly me había llamado cuatro veces: dos desde su número y dos desde el de Dan. La otra llamada era de Luke. Llamé a Holly.

-Angel, te he llamado cuatro veces.
-Hola, buenos días.
-¿Te he despertado?

Me rasqué con fuerza un ojo mientras me incorporaba para sentarme en la cama.

-Da igual. ¿Qué querías?
-Estoy a cien kilómetros de casa.
-¿Te ha pasado algo? ¿Dan está bien?
-Sí está aquí tranquilo. -se escuchó después el sonido de un tambor y sonreí. Era la manera más cordial que tenía Dan de decir hola. -El caso es que, sabes que mi cumpleaños es el lunes y anoche cuando fui al "hotel" de mis padres, me dieron una sorpresa y está aquí casi toda mi familia. Mis primas y todo, en una casa rural a hora y media de casa.
-qué bien. ¿Por qué no me lo has contado antes?
-No me cogías el teléfono. - la escuché reir.- estoy feliz. Por un año me alegro de que navidad y mi cumpleaños estén tan cerca.
-Los dieciocho tienen que celebrarse, rubia. Me alegro muchísimo por ti.
-Me han dicho mis padres que te vengas a cenar con nosotros, que te pasamos a recoger.
-No, Holly, por favor. No quiero cenas ni nada.
-Pero no vas a pasar nochebuena sola.
-En serio, no me gustan estas fiestas Hol. Pásatelo genial y disfruta muchísimo, que te lo mereces.
-¿Seguro que no quieres venir? Te echaré de menos.
-Y yo pero sí, estoy segura. Y dile gracias a tus padres. Y que te traigan muchos regalitos.
-Y a ti. Creo que debajo del árbol hay un regalo con tu nombre.-rió.
-Eres la mejor.
-Ya. Y aprovecha la casa mientras no estamos. Ya me entiendes.
-No pienso hacerlo. Ciao, bella. -le di unos besos al teléfono para que ella los escuchara e hizo lo mismo.

Intenté volver a dormir pero fue imposible. Después, me acordé de que me había llamado Luke. Miré el movil y la hora en la que me había llamado pero no había sido por la mañana, sino de madrugada, así que decidí no llamarlo por si estaba dormido. Me levanté y empecé a funcionar. Me duché y me puse un chandal ancho para estar por casa. Miré el teléfono de nuevo, pero esta vez con unos ojos completamente distintos. Lo cogí y marqué el número dispuesta a hacer lo que no tenía pensado hacer ni en un millón de años. Sonó una llamada, y dos...

-¿Diga?
-Hola, mamá.
-Veo que sigues viva.- no sé por qué pero se me estaba haciendo un nudo en la garganta.
-Sí. Feliz Navidad.
-Igualmente.

Ambas nos quedamos calladas. Las dos somos igual de cabezonas.

-¿Cómo está papá?
-Bien, con sus cosas, como siempre. -volvió a haber otra pausa.- Te he mandado un regalo de navidad. Espero que te guste.
-Gracias, mamá, no tenías por qué hacerlo.
-No es dinero, solo espero que llegue bien. ¿Co-como estás?

Noté la voz de mi madre temblar y sin sentido una lágrima cayó por mi mejilla.

-Bien. Estudiando mucho. -Suspiré para tranquilizarme un poco- Y trabajando.
-¿Sola?
-No, tocamos en un bar los viernes por la noche.
-Ángela, yo... Si alguna vez te falta dinero...
-No, mamá. Me las estoy apañando muy bien. Tampoco gasto mucho.
-Creí que me llamabas porque ibas a volver a casa.
-No. Era para saber algo de vosotros. Te tengo que dejar, mamá. Dale un beso a papá de mi parte y te avisaré si veo el regalo. Feliz Navidad otra vez.

Colgué lo más rápido que pude y empecé a llorar como una magdalena sin saber a penas por qué. No sé, era muy duro estar alejada y peleada con mi familia. Bebí un poco de agua y bajé a comer algo. Entonces fue cuando vi el regalo del que Holly me había hablado, el que estaría debajo del arbol, pero no me hacía falta abrirlo, porque se veía a simple vista. Empecé a dar saltos como una loca al ver lo que era. Era un micrófono que siempre había querido. Negro con brillantes. Era precioso. El que tenía en el sótano era de muy baja calidad. Había un sobre pegado a él en el que sólo ponía: feliz Navidad. Holly y Dan. Sentí que tenía los mejores amigos del mundo y los llamé de nuevo entusiasmada.

Estuve un buen rato hablando con los dos y después decidí limpiar un poco la casa para matar el tiempo y ver una película con la cual me quedé dormida y me desperté desorientada una hora después. Volví a ducharme de nuevo y bajé al sótano a intentar tocar la guitarra para hacer tiempo hasta la hora de la cena, que llegó antes de lo que yo creía. Mi cena de Nochebuena consistió en una ensalada César, una tortilla francesa y un donut de postre, acompañado de un par de tragos de vodka. Muy yo.

Luke me llamó de nuevo.

-Hola, guapa. Perdón por no haberte llamado estaba liado con toda la familia en casa.
-Claro, no te preocupes, ni siquiera pensaba que fueses a hacerlo ahora.
-Quería saber como estabas.

Me miré y reí irónicamente.

-En chandal y con una botella de vodka en la mano.
-Suena bien.
-Seguro que tú estas mejor.
-Trajeado y con un vaso de agua.
-No te dejan beber alcohol, eh.- nos reimos.
-¿Puedo ir a verte?
-No, estas con tu familia. Ya me ves mañana o el lunes.
-Pero estoy aburrido. Llevo todo el día con mi familia. Los veo todos los días. Y hoy solo por ser 24 de diciembre, me han obligado a ponerme traje y cantar villancicos todos juntos. Mi primo de siete años quiere que juegue con él al escondite y lo que estoy haciendo es esconderme de él.

Me reí. Me lo imaginé escondido por alguna parte de su casa, vigilando que no lo viese su primo, con el teléfono en una mano y agua en la otra. Dudé en qué contestarle.

-¿Sabes, Luke? He intentado tocar una guitarra que tengo desde hace tiempo pero está completamente desafinada.
-¿Quieres que vaya a arreglarla?
-Sería genial.
-En media hora estoy allí.

Y así fue. En media hora estaba conmigo, trajeado, y yo en chandal.

-Perdona mis pintas.
-Vas mucho mejor que yo. Te envidio, ¿donde dejo la chaqueta?

Cogí su chaqueta y la puse en el perchero, le di un beso y subimos a mi habitación, cogiendo antes la botella de vodka.

-¿Donde está esa guitarra?

Sonreí y se la di. Él se sentó en mi cama, con mi guitarra encima y empezó a tocar las cuerdas. Técnicamente no tenía ni idea de qué estaba haciendo. Sólo me fijaba en sus manos, en cómo acariciaba las cuerdas y el sonido que estas provocaban. Sentí escalofríos por todo el cuerpo. Bebí un trago de vodka. Me miró y bebió también. Seguía en la misma postura de antes. Llevaba una camisa blanca con las mangas subidas para estar más cómodo y los dos primeros botones desabrochados. Su garganta se movía a medida que tragaba. Me mordí el labio inferior y él se dio cuenta.

-¿Qué te pasa? - Me dijo sonriendo. Entonces, me senté a su lado, en el borde de la cama. Él me miró de arriba a abajo y dejó la guitarra en el suelo para besarme. La temperatura fue subiendo y me tumbó encima de la cama, sin separar sus labios de los mios. Sentí sus dedos fríos acariciando mi cintura por debajo de la camiseta. Nuestra respiración estaba agitada, mis uñas clavadas en su cuello. Nos incorporamos en la cama, separando nuestros labios por primera vez desde que empezamos y él me miró a los ojos algo tímido, como dudoso. Yo le sonreí introvertida y fui derecha a su cuello, creando una cadena de besos hasta el lóbulo de su oreja. Me quitó la camiseta y yo empecé desabrochándole los botones con cuidado hasta que perdí la paciencia y le pegué un tirón la la camisa- él se rió y eso era música para mis oidos. Su pecho, su abdomen, todo él era cálido, perfecto. Nos deshicimos de nuestros pantalones y nos quedamos en ropa interior. Luke volvió a ponerse encima de mi y metió una mano por mi espalda para quitarme el sujetador. Pasó su lengua por mi cuello, bajando por mi clavícula hasta que llegó a mis pechos. Me estremecí. A él pareció gustarle. Bajó la mano hasta la orilla de mi ropa interior, jugando con ella de un lado para el otro. Realmente me estaba volviendo loca. Me besó. Me incorporé un poco y alargué la mano para sacar un condón del cajón. Me deshice de sus boxers y se lo puse con cuidado. Él se estremeció un poco y separó algo mis piernas para que finalmente ocurriera lo inevitable. Fue un momento perfecto, aunque mi pobre cama parecía que iba a romperse en pedazos. En medio del vaivén nos miramos a los ojos, era la mejor sensación del mundo.

Luck (Luke Hemmings fanfic)Where stories live. Discover now