Luck (Luke Hemmings fanfic)

Demonios

NARRA LUKE

-Hasta mañana,Luke.

Apagué el teléfono de mala gana y lo arrojé al suelo. Me cabreaba la idea de que no hubiera querido venir conmigo. Me cabreaba el no saber como mirarla a los ojos, pero sobretodo me cabreaba que estaba llorando y odio llorar. Pero ese era el efecto que ella producía en mí y no podía hacer otra cosa. Apreté mi cara contra la almohada, tapando mi boca y mis orejas e intenté desahogarme gritando, aunque no era tanto un grito sino un rugido.

Mi cabeza no paraba de recordarme que al día siguiente era la fiesta del hotel. Que no quería verla allí sin que estuviera conmigo. Mi cabeza me martirizaba. Pretendía convencerme de que iba a dejarme, de que no podía estar con ella más. Así, me quedé dormido y tuve un sueño rarísimo: Angel estaba con el resto de grupo tocando en un concierto y yo era parte del público. Al principio estaba en primera fila disfrutando de la música y saltando, pero a medida que pasaba el tiempo, la gente empezaba e empujarme y cada vez estaba más atrás, cada vez escuchaba menos la música y venía como la silueta de Angel, que por cierto tenía alas, se hacía cada vez más pequeña. Cuando desperté de un bote, sudando y con el corazón acelerado, me di cuenta: Mi ángel estaba desapareciendo y todo se estaba llenando de demonios.

NARRA ANGEL

<<¡Demonios!>> Dije en voz baja cuando me di cuenta de que tenía una carrera en las medias. Ya era de día, bastante tarde, por cierto. Dan y Calum habían bajado y a mi me había despertado la mujer de la limpieza entrando en el cuarto. Le dije que volviera en quince minutos. Estaba en el baño intentando arreglar mi cara de dementor (que vivan mis lectores potterheads), cuando me di cuenta de que no tenía nada mío en esa habitación. Además, se me había roto la media. No tenía más opción que volver a mi habitación y rezar porque Luke no estuviera allí.

Metí la llave en la cerradura con cuidado, abrí y asomé la cabeza primero. Despejado. Cerré la puerta a mi espaldas y respiré hondo. Entonces, escuché la cisterna. No, no estaba despejado. Se me aceleró el corazón. Mi reacción natural fue intentar salir de nuevo pero Luke se me adelantó.

-¿Qué intentas? - Me dijo.

-E...esta puerta está fatal.- Respondí.

Me giré para mirarlo. Tenía una cara horrible, todo lo horrible que puede ser él, claro. Tenía profundas ojeras y los ojos hinchados como si no hubiera dormido mucho. Sentí un pinchazo de culpabilidad. Proseguí.

-¿Sabes dónde está mi móvil?

-Te lo dejaste encima de esa mesa.- me dijo señalándola- Tranquila, no lo he mirado.

¿A qué había venido eso?

-Me da igual que mires mi movil, Luke.

-Digo que te han llamado un par de veces, pero no lo he cogido.

Asentí. La tensión se podía cortar con un cuchillo. Era una situación horrible. Si alguno de los dos hubiera dicho algo, habríamos caído en los brazos del otro al instante. Porque nos moríamos de ganas por tocarnos, por besarnos. Y lo más estúpido es que los dos teníamos las mismas cosas en la cabeza. "¿Has dormido algo?" "¿Tienes hambre?" "Te he echado de menos esta noche" "¿Tienes ganas de ir a la fiesta?". Pero no fue así. Ninguno de los dos dijo nada. Él se dedicó a mirar su móvil mientras estaba tirado en la cama sin expresión. Yo, cogía la ropa que iba a ponerme. Decidí hablar y romper el hielo, pero igual de fría que el hielo estaba mi voz. No quería que fuese así pero me salió un tono cortante y borde.

-¿Vas a ir a la fiesta?

Me miró a los ojos con la cara gacha, como desafiante.

-Sí, si que voy a ir. ¿Y tú?