Esposas

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Bajamos a cenar. Nos dieron fish&ships y barra libre de refrescos. Ya era tarde para la hora de la cena normal en Inglaterra. Así, que estábamos solos. Obviamente, para nosotros era mucho mejor esa hora, ya que estaríamos alejados de las fans. Fuimos todos juntos al salón de juegos y echamos un par de partidas de billar. Como siempre, batalla entre grupos. Y como siempre, ganaron ellos. Cuando terminamos, a eso de las 11 de la noche, nos subimos a nuestras habitaciones. Entré a ducharme y me puse mi pijama de fresitas. Lo que causó una risilla en Luke.

-Que mona, tú.
-¿Algún problema con mi pijama de fresitas?
-Ninguno, ninguno. Me voy a duchar yo.

Sonreí y me puse a mirar la agenda del viaje:

Esa semana teníamos dos recitales, uno el día después y el siguiente en tres días. Después nos iríamos a Liverpool y pasaríamos allí la siguiente semana. Cuando llegásemos tendríamos una fiesta cóctail en el hotel, ya había elegido un vestido blanco muy bonito para la ocasión. Claro que lo que yo no sabía entonces, es que hubiese sido mejor quedarme encerrada ese día. Aunque tampoco hubiera cambiado nada.

Luke salió con el pelo chorreando y el torso desnudo, con una toalla liada en la cadera.

-Se me ha olvidado coger la ropa.

Me mordí el labio mientras miraba su espalda.

-¿Para qué quieres vestirte?-Le dije.
-¿No quieres que me vista?

Sacudí la cabeza.

-Está bien...

Se quitó la toalla que tenía en la cadera y se frotó el pelo con ella para secarselo y revolotearlo. Había quedado completamente desnudo. Yo entre carcajadas me tapé los ojos dejando dos dedos abiertos para poder ver. Se acercó a mi insinuadamente.

-An, lo siento, pero odio tu pijama de fresitas.
-Llevo lencería fina abajo. Roja. De encaje.
-Uff. Quiero ver eso.

Empezó a quitarme el pijama y me quedé en ropa interior. La respiración del desnudo Luke estaba entrecortada y sus ojos perdidos Dios sabe en qué parte de mi cuerpo. Bajó su mano hasta debajo de mi ombligo y lo paré agarrándolo fuerte de la muñeca.

-Luke- Me miró a los ojos. Como con miedo.- Estoy harta de que seas tú el que siempre lleve las riendas en esta relación.

Lo empujé de espaldas al colchón y me coloqué entre sus caderas. Me acerqué a su boca, sin besarlo, ya que en realidad, estaba intentando coger algo de debajo de la almohada sin que se diese cuenta. Esposas. Unas esposas de plumas rojas, que estaba deseando estrenar. Lo besé para distraerlo y en una décima de segundo se las puse y subí sus muñecas a la cabecera de la cama.

Luke sonrió sacudiendo la cabeza.

-¿lo tenías todo planeado?
-Shh.-le dije colocando el dedo índice en mi boca.

Me adueñé de su cuerpo durante unos minutos. El resoplaba mientras yo le excitaba aun más.

-Me estás matando.
-Lo sé.
-Angel...
-¿Qué?
-Por favor.
-¿Por favor qué?

No sé con qué fuerza, arrancó las esposas de donde estaban enganchadas y pasó sus muñecas atadas por detrás de mi cuello para acercarme de una manera casi brusca a su boca.

-No te hagas la tonta...

Nunca me dejaba coger las riendas del todo. Pero hacer el amor con él era la mejor sensación del mundo. No era cuestión de sexo. Sino de piel, de contacto, de amor.

Un par de horas después, estábamos acariciándonos, hablando tan tranquilos cuando vi caer la mano de Luke de mi pelo al colchón. Se había quedado dormido de un momento para otro. Me dediqué a observarlo por un rato su boca entreabierta y su torso desnudo al cual le había dejado un arañazo en el costado. Puse cara de dolor y me di un beso en los dedos para tocarle la herida después, como si me estuviera viendo. Le di otro beso en la mejilla y me reí silenciosamente de lo estúpida que parecía. Tenía los ojos como platos, seguramente porque había dormido 10 horas en el avión y ahora no podría dormir. Así que tapé con la sábana a mi novio y me puse el chándal para dar una vuelta por el jardín del hotel. Un camarero me ofreció una copa de vino tinto, la cuál acepté con un poco de vergüenza por lo bien vestido que iba él y lo mal que iba yo. Seguí caminando y al borde de la piscina vi una solitaria silueta. Calum. Me acerqué a él y vi que tenía un cigarro en la mano.

-Hola, Cal. ¿Qué haces fumando? Y con una botella de Jack Daniels...pareces mi abuelo.

Se rió.

-El mío también lo hacía, será por eso. No, no fumo, es tabaco de vainilla, ya sabes, una vez al año no hace daño.
-No está bien que lo hagas. Eres cantante y es malo para la garganta.
-Ya, ¿Quieres uno?
-Sí.

Se rió de mi y me encendí uno de esos cigarros de vainilla. No me gusta fumar. Es perjudicial y odio el olor del tabaco, pero tenía que aceptar que muy de vez en cuando, no estaba mal ser mala. El humo inundó mis pulmones y después salió por mi boca. Era una sensación extraña, me picaba la garganta pero se relajó todo mi cuerpo.

-¿Por qué estás aquí, Cal?
-Jet lag. Y misteriosos ruidos de camas chocando con la pared en la habitación de al lado...

Mis mejillas se encendieron.

-Lo siento, yo...

Cal se rió.

-No tienes nada que sentir, si yo estuviera en su lugar haría lo mismo.

¿Por qué en su lugar?¿por qué no en el mío? No entendía nada. Estuvimos charlando y bebiendo un poco. No estábamos borrachos, pero estábamos teniendo conversaciones sobre la vida. Primer síntoma de embriagadez.

-Angel, ¿Cómo sabes cuándo estás enamorada? ¿Cómo supiste que estabas enamorada de Luke?
-No sé, Cal... Supongo que al querer besarlo todo el tiempo, lo que siento cuando me toca, cuando me habla en susurros, los dedos en su guitarra, -Me escondí la cabeza entre las manos- yo que sé, lo sabes.

Tenía una sonrisa leve en la cara pero Calum estaba serio, con la mirada perdida, bebiendo otro sorbo de Jack Daniels. Apagué el cigarro dándole vueltas en el suelo. Me pasó la botella y bebí un buche largo.

-¿No te has enamorado nunca, Calum?
-Sí. Eso creo.
-¿De quién?

Calum seguía con la misma facción sin sentimientos, que seguro que escondía miles de ellos. Estaba serio, más que nunca. Mierda. No me gustaba por dónde iba eso. Hizo el amago de decir algo pero lo frené.

-No importa. Si no quieres contármelo, no me lo cuentes. -Él asintió y siguió mirando a la nada.- creo que deberíamos volver.
-Sí, me estoy emborrachando y mañana tenemos recital.-Asentí- buenas noches, An.
-Buenas noches, Calum.

Nos separamos y cada uno volvió a su habitación por su lado. ¿Qué había sido eso? ¿Qué había pasado? Mi cabeza estaba dando vueltas y el alcohol haciendo efecto. Quizá solo hubiera sido eso. ¿Por qué se me había pasado por la cabeza que podía gustarle a Calum?
Luke estaba donde lo dejé. Me lavé los dientes para que no se pudiese notar el tabaco en mi aliento y me acosté al lado del rubio de mi vida, sin dejar de darle vueltas a la cabeza. Así, me quedé dormida.

Luck (Luke Hemmings fanfic)Where stories live. Discover now