Capitulo IX

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Félix pensó y pensó que hacer, sabía que regresaría pero no sabía cómo convencer a don Juan que realmente se había enamorado de Nicole. Era cómo el "Pastorsito mentiroso", realmente había lastimado tanto y ahora debía pagar la factura del daño hecho a tantas chicas, ahora sentía en carne propia el dolor de perder a alguien. Imaginaba cuantas lagrimas habían derramado por él, no se comparaba con las que él ahora derramaba. Nunca había llorado por alguien, nadie lo merecía tanto como el amor de su vida, Nicole. No podía pensar en nada ni nadie, sólo en ella, hasta se había olvidado de él mismo, se encerraba y lloraba. Su mamá ya estaba preocupada, nunca lo había visto así pero pensó que en cualquier momento pasaría.

Quería regresar el tiempo y cambiar todo esto pero no podía, sólo le quedaba reparar el daño. Cómo convencer a don Juan, estaba claro, le diría la verdad...

Se arregló y decidido fue hasta allá, tocó y abrió doña María:

-Buenos días doña María-

-Le advertí que no debía volver ..

Al escuchar la seriedad de su esposa, don Juan sabía quien había llegado y lo estaba esperando, lo hizo pasar a su despacho y Félix fue el primero en hablar.

-Don Juan- dijo: Amo a su hija, nunca había hablado con el papá de las chicas que anduve, pero quiero que usted me otorgue el permiso para ser el novio de su hija yo sé que ella me ama y usted no tiene idea de lo que siento por ella, estoy dispuesto a luchar, a hacer lo que usted me diga para poder estar cerca de ella, de verdad don Juan, no quiero perderla, cuando se percató sus lagrimas caían por sus mejillas, suplicó y las palabras dejaron de salir de su boca.

-Don Juan se aclaró la garganta y dijo:

-Lo siento Félix pero no puedo creerle a alguien que ha hecho tanto daño, no pienses que no lo sé, no quieras venir hasta mi casa a insistir en amar a mi hija, no quiero que le hagas daño Félix comprende, no quiero que vuelvas a poner un pie en esta casa. Te dí la oportunidad de hablar como dos personas civilizadas y quiero que te quede claro algo. No te vuelvas a acercar a mi hija.

Conozco a tu papa y es buen amigo mío, por eso te dí la oportunidad de esta conversación, pero si regresas olvidaré el vínculo que tengo con él. Te lo advierto no te quiero cerca de ésta casa, no quiero verte cerca de ella no insistas porque nada me hará cambiar de parecer.

Le mostró la puerta, pero Félix insistía. De escuchar tantas voces Nicole salió a ver que pasaba cuando lo vio, nunca pensó que Félix haría eso y la emocionó, quería ir hasta él pero su mamá se lo impidió, la tomó del brazo y la entro. Él gritó su nombre y ella lloró de impotencia al no poder abrazarlo, hacía tanto tiempo que no lo veía y verlo en su casa fue muy emocionante pero no pudo siquiera tocarlo.

Don Juan le mostró la salida y él aunque no quería marcharse, tuvo que hacerlo porque no quería quedar en malos términos con don Juan y obedeció. 

Nicole se fue a su habitación y lloró. Recordaba su mirada, nunca pensó que se atrevería llegar hasta su casa, hablar con su papá, no era algo que Félix haría, con eso comprobaba que él la amaba de verdad. Su amor traspasaba fronteras, esas fronteras que él juró nunca cruzar. Él creía que ninguna mujer merecía la incomodidad de involucrar a los padres, pero ella no era una mujer como otras, era Nicole, quien ahora ocupaba todos sus pensamientos.

Él por su parte no sabía que hacer, se moría de impotencia. 

Don Juan analizó las pruebas y sabía que él no se daría por vencido. Habló con su hermano y le informó de la situación, él le recomendó que mandará a Nicole a la capital con él.

A don Juan no le pareció una mala idea, el tiempo curaría lo que ella sentía y calmaría a Félix, la distancia y el tiempo jugarían en este momento un papel muy importante, ya que haría que ellos se olvidaran o eso quería creer.

Informó a su esposa de la idea, a ella tampoco le pareció mala idea, ya Nicole antes había pasado tiempo al lado de su tío y su esposa, era una familia que no había tenido hijos y amaban a las hijas de don Juan como suyas. 

Con él Nicole estaría segura. El poseía un Restaurante en el cual Nicole podría colaborar mientras el tiempo pasaba y se olvidaba de la obsesión que tenía con Félix, que según lo que había comentado su hermano era un chico que no le convenía a su sobrina.

Quedaron que al día siguiente ella emprendería el viaje a la capital con doña María. Nicole despertó al escuchar a su mama llamar a su cuarto. Confundida, abrió la puerta y su mamá le dijo que preparara una maleta pues iba a pasar unos días con su tío en la capital, ella sintió morirse. No quería irse, lloró, suplicó pero no fue escuchada, no sabía si Félix la esperaría pero no tenía opción más que irse.

Realmente era doloroso para ella marcharse sin que Félix supiera a donde iría, pensaba que él nunca sabría a donde iría, no sabía tampoco por cuanto tiempo. Antes cuando le mencionaban un viaje con su tío, se emocionaba pero ahora la entristecía, pero tenía que obedecer. Le suplicó a Luisa le dijera a Félix a donde iría, pero Luisa se negó rotundamente porque al igual que sus padres, sabía que él no le convenía, sabía que la decisión que habían tomado sus padres era lo mejor para Nicole. 


Vidas difíciles Where stories live. Discover now