Capitulo XXVII

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En algún momento de la vida, desearas vivir la vida de alguien más? No por cobardía, no para huir de la tuya, sino solo para dejar de sentir dolor...

Ese dolor que cuando llega, sientes que la vida se va por la herida... ese dolor que no se calma ni con llorar, cuando las lágrimas fluyen y tu dolor no se calma.

Eso fue lo que le ocurrió a Nicole cuando escucho lo que había sucedido.

Félix había muerto.....

Cómo? Nadie sabe. Ese fatídico viaje fue trágico. 

No quería creerlo, no podía creerlo. Ella simplemente quería que fuese un mal sueño.

Quería correr, despertar y poder ser alguien más para no sentir ese dolor tan grande que le provocaban esas pocas palabras.

No quería creerlo, quería pensar que era solo una sucia mentira.  Ustedes están locos: -Dijo por fin- cómo van a creer eso.

-Félix sabía nadar... no puedo creer que haya muerto ahogado.

Don Juan y su esposa se vieron mutuamente.

Luisa la abrazo porque sabía que su dolor la hacía hablar.

Ella la abrazo pero Nicole no lloraba, se había refugiado en esa parte del cerebro en los que estaban los recuerdos que compartía con Félix, no quería salir de allí.

Quería mantener esa felicidad que le daba su compañía en el tiempo que compartieron juntos. Quería quedarse allí para siempre. 

Había pasado un momento y preguntó:

-¿Están seguros?.

-Lo siento nena,  dijo su papa.

Nos avisaron temprano, la muerte pasó anoche. 

Julio avisó al papá de Félix anoche, entrando la madrugada que el mar se lo había llevado, como a las seis. Lo buscaron, pero no querían asustar a su papa y a su mamá,  pero como vieron que no aparecía, los llamaron y hoy por la mañana apareció, pero nada pudieron hacer por él, ya había fallecido desde hacía horas.

Están en la Costa haciendo los trámites para traerlo, parece que el cuerpo viene por la tarde.

-Está bien dijo- y se fue.

Se retiró a su habitación cerro la puerta y soltó en llanto... lloró tanto que sus ojos dolían, pero no más que su corazón.

Paró de llorar y pensó: No puede ser. Félix no puede ser.

Lloró hasta quedarse dormida. Don Juan y su esposa abrieron la puerta preocupados por su hija. 

Cuando la encontraron, lloraron de verla hecha un ovillo. Llorando su dolor.

Lo que menos quieres es que tus hijos sufran, no querían vela así.

Era casi medio día y no había desayunado, esperaban que almorzara. Pero no quería comer.

No quería comer nada. Se sentía muy mal.

En la tarde llegó José. Ella le había platicado anteriormente el "cariño" que sentía por Félix y sabía que la iba a encontrar mal. Los hombres presienten cuando otro hombre ha dejado huella imborrable en una mujer. 

José sabía lo que Nicole sentía, lo que estaba pasando. El no era una persona egoísta y quería estar con ella, en ese momento en el que ella lo necesitaba. Y quería que ella supiera que él estaría con ella en las buenas y en las malas.

Toco a la puerta y ella abrió.

Abrió y lo abrazo tan fuerte. 

Él sintió en ese abrazo el dolor que ella estaba pasando. Sólo se quedó callado, esperando que ella dijera algo pero no sucedió. Ella solo se quedó callada y él la acompaño para que ella llorara su dolor.

Vidas difíciles Where stories live. Discover now