Capitulo XIII

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Cuando Félix llegó a la casa del amigo de su padre, le explicó que necesitaba trabajo y donde quedarse por un tiempo, inmediatamente él lo reconoció, supo quien era y no iba a dejarlo desamparado, fuera cual fuera la razón de su llegada. Empezó a trabajar de lo que más le gustaba con don Jorge. La esposa de él estaba feliz de ver a un muchacho muy atento y trabajador en la casa. El motivo de su llegada era incierto, lo que no pasó desapercibido fue que cada tarde se ausentaba por espacio de una hora, querían respetar su privacidad, pero al mismo tiempo les parecía muy inapropiado hacerle preguntas incomodas a su huésped.

Cinco días transcurrieron para que Félix abriera su corazón a la familia, mientras cenaban, les comentó de su noviazgo con Nicole, de lo mucho que la amaba, de la oposición por parte de don Juan,  de la distancia que habían interpuesto entre él y ella, entre risas les comentó el pago que hizo por la información de su paradero y que ahora se estaban viendo a unas cuadras de la casa. Don Jorge respiró aliviado, mientras su esposa derramaba una que otra lagrima muy cursi por la historia que acababa de escuchar. Ese muchacho atento y guapo enamorado de una chica, la familia se opone como una telenovela de las que veía en la televisión cada noche.

Félix les dijo que si podía seguir viviendo allí hasta ahorrar para poder llevarse a Nicole a un lugar para vivir juntos. Eso a don Jorge no le gustó, le dijo que para poder empezar una vida juntos debían hacerlo tal y cómo era debido, casados. Don Jorge era chapado a la antigua, de los que llevan serenata, de los que escriben cartas y no creía correcto que Félix hiciera eso. Le aconsejó pensar mejor las cosas para que hicieran lo correcto.

Realmente no sabía que iba a pensar Nicole de su propuesta, nunca se lo había dicho. Pero estaba decidido a no perderle y no encontraba otra forma por más que le daba vuelta al asunto.

Esa semana habían conversado poco con Nicole porque ella tenía miedo de contarle a sus tíos lo que estaba aconteciendo, se miraban un rato mientras ella iba a hacer algunas compras, se intercambiaban cartas de amor, dónde se decían tantas cosas, hasta que un día Félix le entregó una carta en un sobre pero se veía que había escrito toda la noche porque el sobre tenía evidencia que no era una carta cualquiera si no algo más, ya que contenía mucho dentro de él. Ella lo miró pensativa y él le dijo:

-Léela y me dices mañana que es lo que piensas y ella asintió.

Al llegar se moría de ansias por leer la carta, quería saber que clase de sentimientos estaban expresados allí, pero no quería encerrarse en su cuarto en ese momento, ya que sus tíos sospecharían algo y encontrarían la carta, tenía que esperar a la hora de dormir para poder leerla, las ansías la estaban matando.

Lo que sí pensaba era en cómo iban a seguir viéndose más adelante. Ella no creía que su papá la fuese a dejar con su tío toda la vida, en algún momento iba a volver para llevársela de vuelta a su casa, que haría entonces, cómo se lo diría a Félix, ya lo pensaría en su momento. De momento lo único que quedaba era aprovechar el tiempo que le quedaba con él en la capital. 

No quería pensar en esa situación, pero quería dejarle claro a él que nunca lo abandonaría y que en un momento que ella no apareciera quería indicar que la habían llevado de regreso. Realizaba sus tareas arduamente, seguía pareciendo triste para no despertar sospechas, la realidad es que no despertaría ninguna, ya que su tío no pensaba que Félix iba a llegar hasta allí y que un miembro de su propia familia lo traicionaba. 

Félix estaba pensando en lo que había escrito en esa carta, le expresó sus sentimientos claramente, le preguntó acerca de lo que quería hacer en el futuro, ya le había comentado de su vivienda, pero no le había comentado que trabajaba con don Jorge y que ya estaba juntando dinero para el plan que tenía, estaba buscando un lugar económico para poder empezar y darle la vida que ella merecía, la de una reina. Que quería tener muchos hijos, que unos se parecieran a ella y uno que otro a él. Pero quería saber cuál iba a ser la reacción de la mujer a la que él amaba con toda su alma. Quería que ella supiera lo que dentro de su corazón había, nunca había hecho eso por una mujer, siempre era un juego. Pero ahora era diferente, su corazón tenía dueña y tenía el nombre de Nicole tatuado muy en el fondo del corazón y a donde quiera que veía, la miraba a ella, su sonrisa, los ojos que ponía cuando algo le molestaba, su carácter tan bonito, no sabía cómo se había enamorado de ella.

La única explicación: Cupido. Ese niño que andaba lanzando flechas a diestra y siniestra sin reparar en los daños que ocasionaría a las personas, sin pensar en las consecuencias de las flechas que lanzó. Pero ella era la casualidad más hermosa que había encontrado. El sólo pensar en una vida sin Nicole, lo martirizaba, quería que ella aprobara los sueños que había estampado en papel, para que fuera completamente feliz, él quería que ella estuviera de acuerdo, no quería hacer nada de lo que ella no quisiera, quería hacerla feliz y ser feliz también él. Ser felices quería vivir junto a ella y luego, ya que aprobaran su relación, casarse como Dios manda.

Pero eso era lo que él quería, no había pensado en lo que ella iba a decir. Muy pronto Nicole terminó sus quehaceres rutinarios, sirvieron la cena y se dirigió a su habitación entro, cerró con llave por dentro, se acostó en la cama, cerró sus ojos, hizo una pequeña oración para pedir a Dios por su familia en casa, por Félix y por la bendición de volverlo a ver y la felicidad que eso era, por sus tíos que la habían acogido en su casa, que bendijera a todos aquellos que estaban lejos y los que estaban cerca. Rompió el sobre y vio una carta tan grande, que se quedó despierta hasta muy tarde leyéndola y decía esto......


Continuará...


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HOLA A TODOS, AGRADEZCO SUS LECTURAS, GRACIAS POR CONFIAR EN MI PRIMER TRABAJO. DÉJENME SABER SI LES GUSTA O SI LES GUSTARÍA QUE CAMBIARA ALGO O SI ALGO NO LES PARECE. GRACIAS MIL GRACIAS.


Vidas difíciles Where stories live. Discover now