Capitulo XV

13 4 0
                                    

Cuándo Nicole terminó de leer la carta se quedó admirada de la forma en que Félix le pedía las cosas, sólo había algo que no estaba conforme. Ella había soñado toda su vida en casarse con un vestido blanco muy hermoso, velo, corona, flores, azahares, su padre tomándola del brazo para entregarla a los brazos de su amado. Ciertamente era algo que imaginaba siempre, quería en algún momento hacerlo realidad, pero lo que Félix le proponía no era así, quería hacerlo entender que ella no quería, la situación así de esa manera, quería que todos vieran al momento en que se unían de por vida al ser amado.

Sus ojos imaginaban la alegría que Félix reflejaba al momento de verla vestida de novia dirigirse al altar viendo la sonrisa de todos los presentes, viendo cómo se declaraban marido y mujer habiendo llegado hasta allí con mucho esfuerzo y dedicación para poder declararse cómo una pareja sin esconderse de nadie delante de los hombres y lo más importante delante de Dios. Podría ser una ceremonia sencilla, sin muchos detalles, pero sí su familia, la familia de Félix, él y ella jurándose amor eterno en el sonido de la marcha nupcial. Todos alegres.

Ella no quería fugarse cómo un delincuente, quería defender su amor a capa y espada, no quería escapar... Ella no lo iba a hacer, quería decírselo, quería que él supiera que ella nunca haría eso, pensaba en el sufrimiento de su mamá y de su papá, aunque ellos no aceptaran a Félix, ella no quería darles ese sufrimiento de saberla perdida.

Bueno sería muy difícil demostrarle a todos, lo que ellos estaban dispuestos a hacer para demostrar a todos el amor que se tenían el uno al otro pero ella lo intentaría, esperaba que Félix también lo entendiera.

Félix y Nicole estaban tan absortos en sus pensamientos, uno por el motivo de la carta y ella en la respuesta de la misma, lo que no sabían era que el tío y la tía de Nicole estaban empezando a sospechar que algo ocurría con su sobrina, ya no estaba tan triste, pero ella le decía que de repente estaba empezando a olvidar, pero él no lo creía así. Entonces le dijo que por qué ella sabía todos los días por la tarde, ella le dijo que se había ofrecido a traer el pan y ella no vio ninguna objeción en eso. Entonces él le sugirió que la siguiera al día siguiente para comprobar que no había nada fuera de lo común y así lo pactaron para el día siguiente.

Nicole como todos los días tomó la canastilla del pan para poder ir a traerlo a pocas cuadras de donde estaba el negocio de la familia. La tía se dio cuenta y empezó a seguirla a una distancia prudencial y se dio cuenta que como a dos cuadras de donde el negocio estaba había un muchacho esperando a Nicole, ella al verlo lo abrazó y le dio un tierno beso en la mejilla y se le vio feliz. La tía no comprendía quien era ese chico (estaba muy guapo) que hacía con su sobrina y lo más importante, cómo la había conocido si ella aparte de ser una niña muy callada, muy reservada y cómo se hablaba con tanta familiaridad con este chico, cómo si lo conociera desde hace mucho tiempo. Ella no era así. Sería posible que este chico era Félix, de quien don Juan escondió a su hija allí, pero cómo habría llegado hasta allí, como la habría encontrado, era tanto el amor que sentía por su sobrina, eran tantas preguntas.

Ellos sin percatarse de que eran seguidos siguieron con su plática, él le preguntó que opinaba de la carta, ella muy seria le dijo que no lo quería hacer así. A él le impresionó su respuesta y le dijo por qué?  Ella le contestó de lo más orgullosa que no era una de esas mujeres, ella quería salir de la iglesia y estar con él sin ninguna vergüenza y sin tener que esconderse. No puedo hacerle eso a mi papá y a mí mama. Con qué cara voy a regresar después de haber vivido sin bendición de Dios a la casa de ellos, no me lo perdonaría yo y creo que ellos tampoco. Yo lo siento si esto te molesta pero no lo quiero así.

Él se quedó pensando en todo y quiso hacerla entender que sería muy difícil demostrarle a todos lo que ellos sentían el uno por el otro, pero ella no escuchó razones y entonces le dijo que, ella así lo quería y con una decisión firme le dijo que ella jamás se fugaría con él a ninguna parte, si la amaba cómo él decía iba a luchar y a proponerle matrimonio y luego se casarían, de otra manera ella no lo iba a aceptar.

El sonrió y le dijo que estaba bien, que lo haría de esa manera si es lo que ella quería. Y ella le explicó que no era lo que ella quería, si no lo correcto. Si vamos a empezar una vida juntos, quiero que sea de la mejor manera posible. Quiero que hables con tus papas y que ellos hablen con los míos, de repente así mi papá se convence que esto es serio. Pero eso implicaba regresar a casa de nuevo con los mismos problemas pero con un nuevo propósito.

Se despidieron y ella se fue a casa de su tía, quien sin ser vista ya había regresado y explicado en la cocina a su esposo lo que ella había visto. Él se quedó pensando lo que ella le había dicho y sonrió. Ella se le quedó mirando sin entender lo el motivo de la sonrisa y cuando él vio que ella lo esculcaba con la mirada le explicó, el amor no se puede esconder, nos encuentra porque nos encuentra, recuerdas, cómo cuando eramos novios y tu no querías saber de mí, te seguí y te seguí hasta que me aceptaste y venos ahora felices después de mucho tiempo. Ella se entristeció y le dijo que lo único que les faltaba para ser completamente felices eran un hijo, entonces él la abrazó y le dijo: No te preocupes por eso, yo te amo y soy completamente feliz contigo, no pediría a Dios nada más en la vida que tu compañía eso me hace feliz. Dios sabe por qué no nos los quiso mandar pero yo contigo soy muy feliz. Ella lo abrazó aún mas.

Luego hablaremos de lo que haremos con ésta niña. Por lo pronto hagamos cómo que no sabemos nada, hay que darles un poco de espacio, aunque luego tenga que darle explicaciones a Juan.


Vidas difíciles Where stories live. Discover now