Capítulo 12

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Aparco cerca de ahí y vuelvo al mismo gimnasio. Antes de entrar algo vibra en el bolso de Melek. Lo abro, saco de él el móvil y lo miro. Le acaba de llegar un mensaje de una tal "LOCA". Lo abro y leo que pone <<Perra, juro que como vea a mi novio contigo otra vez, te arranco el velo del tirón. No te arriesgues y mejor deja que las cosas vayan bien entre las dos>> Subo un poco en la conversación <<Yo con tu novio no tengo nada, trabajamos juntos eso es todo>>  <<Más te vale>>  Ayer a las 00:05. A esa hora estábamos en la fiesta... ¿Y de dónde sacó su número? 

Alguien pasó por mi lado sorprenderme y sin querer se cayó su bolso al suelo, esparciendo todo lo que había dentro por el suelo. No eran muchas las cosas que llevaba. Un librito pequeño -una versión en pequeño del corán, supongo- un bote pequeño de cacao para los labios, un par de chicles, el monedero, la tarjeta de identidad, ¿Una bala?... La cogí rápidamente del suelo, antes de que llegara a verla alguien «¿Por qué tendrá una bala usada?» -ya que solo está la bala, falta el cartucho- Lo guardo con rapidez y busco en el suelo algo más.

 Mi corazón se para, para volvera acelerar a 100 latidos por segundo. Una cajita de color azul claro estaba en el suelo. La cogí y saqué el aparatito, esperando ver los resultados. Aún sin usar. Espero que ese test de embarazo no sea para ella

«Dios, sé que he sido un cabrón por mucho tiempo, pero juro que si el test no es para ella seré mejor persona»

Lo devuelvo y decido entrar a pedir explicaciones. Subo y la busco por todo el gimnasio. Nada no está. Desesperado voy a preguntar al entrenador que caminaba por ahí. 

— Por favor, busco una chica, con velo y se llama Melek

— Ah sí— decía el chico, con músculos de culturista— la chica entrena abajo— señala las escaleras

— ¿Abajo?

— Sí, ella tiene un lugar especial para entrenar ¿Y usted quién es?

— ¿Yo?— «¿Quién soy yo?»— Pues... soy su prometido— «espero que se lo crea»

— Ah claro, bajas las escaleras, hasta encontrar una puerta donde dice "prohibido el paso". Ahí entrena— me indicó

Le doy las gracias y bajo las escaleras. Abro la puerta y escucho un jadeo «Dios por favor no me hagas esto» suplico para mis adentros. 

— Fue una puta conmigo— decía la voz agitada de Melek

— ¿Ah, sí?— dice la voz de una chica «¿Lesbiana?» Recuerdo las palabras del chico de las flechas «Ella ha rechazado a todo tipo de hombres»

— ¡Sí!— grita y escucho un golpe seco «¿Masoquista?» Lo que faltaba ya— La muy guarra dice que sólo los españoles son dignos de llevar aquel vestido— dice jadeando

— Melek tranquila, me haces daño— dice la voz de la otra chica

— No puedo, encima la Novia de Ángel cree que me interesa— escucho otro golpe, seguido de la carcajada de la otra chica

No aguanto más, me asomo con sigilo. Una sala oscura, con una luz que iluminaba un saco de boxeo. Una chica, morenita, alta y delgada sujetaba el saco. Pero mi vista se posó sobre la perfecta silueta de una castaña. Llevaba una coleta alta dejando sus largos bucles caer encima de sus hombros, y algunos mechones se pegaban a su frente mojada. Llevaba un top negro, que envolvía su voluminoso pecho, dejando a la vista un enorme escote. Su vientre plano proyectaba algunos abdominales al hacer el esfuerzo de chocar los puños, vendados con una venda roja, con el saco de boxeo. Bajo la mirada a su cintura. Llevaba unas leggins negras, con líneas grises rodeando sus piernas. Deseé ser aquellas líneas para poder tocar aquellas piernas largas, con un trasero redondo, a medida de su cuerpo. En sus brazos se podía ver de vez en cuando algún músculo tensarse. De un puñetazo con rabia y hace que la chica caiga al suelo. Explota a carcajadas y aplaude, para después agacharse y ayudarla. 

La Chica del Hijab ©Where stories live. Discover now