Capítulo 19

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Ángel

Ya han pasado tres días desde que Melek se fue, y aún no me da noticias de ella. He querido llamarla, pero preferí no hacerlo, ya que probablemente esté cerca de su familia y no quería causar problemas. 

Me disponía a irme a la ducha, pero antes decidí revisar los mensajes de mi móvil

Papá, Desi, Miriam <<¿Esta sigue llamándome? Pesadilla viviente>> Y por último Melek. No tardé ni un segundo el abrir el mensaje 

<<Hola ¿Qué tal?>> Esta chica es tan perfecta que hasta en los mensajes escribe perfecto <<Bien y tú?>> . Me quedo algunos segundos esperando, hasta que un "en linea"Acelera mi puso. El "Escribiendo" hace que la fiesta que se montan en mi estómago (las mariposas) sea más salvaje y loca. Y finalmente un <<Estoy, bien gracias. Y me alegro de que estés bien>> paraliza mi corazón... 

Esta chica me está volviendo muy cursi

<<Puedo llamarte?>> A los segundos me arrepiento de haberlo mandado sin pensar ¿Y si no quiere que la llame? Mis ojos se abren como platos cuando mi móvil vibra entre mis dedos en una llamada entrante. Descuelgo al instante

— Hola— su voz suena ronca

— Hola, ¿estás bien?

— Sí, solo que me acabo de levantar. Aquí es muy temprano aún

— P-Perdona si te molesté— mi corazón se estruja al saber que la desperté de su plácido sueño

— No, no— se aclara la garganta— No molestas ¿Qué tal con el chico?

— Bueno... Lo visité el otro día, y no conversamos mucho, pero ayer fui a verlo y me confesó que había intentado volar el instituto porque odiaba a los errantes... Como yo— me vienen a la cabeza sus recuerdos. Furioso y señalándome con el dedo, con un rosario enredado a su muñeca. Nunca creí que un chico como él me llegara a hablar así. 

Escucho cómo ella suspira al otro lado de la línea, y no es cualquier suspiro, un suspiro pesado y cargado de estrés

— Lo siento, siento meterte en esto— comienza

— Eh, eh... Tranquila, yo entré porque quiero, yo quiero ayudar, y si eso te hará sonreír, yo lo haré sin pensarlo dos veces— digo en un hilo de voz

— Ángel— mi nombre suena a sinfonía— No sé cómo agradecértelo

<<Yo sí...>>

— Melek, por favor, no vuelvas a decir nada de este estilo, eres alguien muy preciado para mi...

Se produce un silencio, no incómodo, lo siguiente. No sabía si le había agradado lo que le había dicho, o no. 

— ¿Melek?— mi voz casi ni sale de mi garganta

— Sí, disculpa, estaba bostezando— respiro aliviado— será tarde ahí, te dejo que descanses— voy a decir que no me molesta, pero me interrumpe— y así yo también descanso que aún queda una hora para mi hora de levantarme

— Vale, buenas noches— se despide y cuelga.

Con la mejor de mis sonrisas me voy a la ducha. 

* * *

He vuelto a llamar al centro, pero me dicen que Mohammed no quiere verme. Y desde luego si quiero ganar el juicio tengo que ponerme de acuerdo con él sobre las cosas que diremos y las que no. Aún así pasé por sus profesores, y les pedí que testificaran ya que decían que Mohammed era un gran alumno, respetuoso y de buena educación. Algunos de sus compañeros también lo definían com alguien calmado y de sangre muy fría. Ésto último lo omitiría, y sólo pedí a un chico como testigo, ya que los demás eran menores de 15 años y no podían testificar.

Ahora me dirijo al aeropuerto, camino a casita. 

Cuando estoy arriba, la azafata viene y me explica cómo colocar el cinturón.

— Sólo se lo puede desabrochar cuando aterricemos— me sonríe picarona, mientras me coloca el cinturón— o si la azafata te lo quita...— ya ha abrochado el cinurón, pero sigue agachada, dándome sus pechos a la vista. No eran muy voluminosos, pero me sirven. 

Le sonreí de vuelta y acaricié su mano, que descansaba sobre mi muslo

— Entonces me sentiría más seguro si una azafata me lo desabrocha ¿Me dices dónde está el baño?

— Claro, si quieres te acompaño— sonrío mientra ella me desabrocha el cinturón <<La tengo en el bote>>

Caminamos entre la gente, hasta llegar a una zona apartada y estrecha, donde empujo una puerta y tiro de la azafata. Ella va a besarme, pero yo la paro. La verdad no quería besarla, no me atraían sus labios, así que puse la excusa de su pintalabios. Sonríe y me acaricia con sus manos. Yo busco su pecho y desabrocho su camisa... La imagen de Melek aparece delante de mi. Sonrío y sigo desabrochando la camisa. Llego mi boca hasta su pecho, y lo acaricio por encima de la tela del sujetador. Con mi otra mano acaricio su trasero. Me deleita su aroma, su sabor me embriaga, y su toque hace que el bulto de entre mis piernas crezca de forma inexplicable. 

Me deslizo dentro de ella con facilidad, y mientras muerdo con delicadeza su cuello. Ella gimotea en mi oído, mientras yo se lo hago despacio,como si me asustara romperla. Una fina capa de sudor envuelve mi cuerpo, haciendo que llegue al clímax, pronunciando su nombre. Es ahí cuando me doy cuenta de que no huele como Melek, sus curvas no son las de Melek, sus labios no son de Melek... Ella no es Melek. 

Con furia cierro los ojos, con la esperanza de alargar el placer que ahora había desaparecido por completo de mi cuerpo. Mi orgasmo había quedado colgado, pensando en ella <<Maldita niña>>

Salgo de ella furioso, subo mi bragueta y salgo del baño dando un portazo. Ni siquiera puedo tener sexo sin que Melek aparezca en mi mente, algo me está pasando y esta situación me está desesperando. 

Otra azafata me para por el camino, diciéndome que el avión iba a despegar y que debía estar en mi asiento. Me lleva y me ayuda a colocar mi cinturón, para luego irse a ayudar a otro señor que necesitaba ayuda con el suyo. 

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Lo siento mucho chicas, he estado muy apurada con los exámenes y demás. Aquí les dejo otro capítulo, y os digo que hay sorpresas en los siguientes

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La Chica del Hijab ©Where stories live. Discover now