Capítulo 25

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Ya han pasado algunos días, y no he dejado a nadie entrar a mi cuarto, ni para limppiarlo siquiera. Ni siquiera me atrevo a entrar yo, por miedo a recordar cuán daño le hice a Melek, miedo a recordar su gestualidad desencajada, sus sollozos tras la puerta del vestidor. Me sentía como un auténtico criminal. 

Al entrar a mi cuarto me siento en la cama. Intento con todas mis fuerzas recordar algo, en vano. Masajeo mi sien, y cierro los ojos concentrándome en su imagen. Su labios, sus curvas... Nada. Abro los ojos frustrado y suspiro con pesadez. Daría mi vida sólo por recordar su aroma, su sabor...

Una pequeña tela debajo de la mesita de noche llama mi atención. Me levanto, la cojo y la abro para saber qué es.

<< Melek se fue a su casa sin ropa interior>> Sonrío e inconsciente de lo que hago, me lo llevo a la nariz, y cierro los ojos lentamente mientras aspiro su aroma. 

Sus ojos, que antes eran pardos, ahora son marrones; sus labios que antes reían, ahora suspiran. Mis manos desabrochan su falda, hasta dejarla caer sobre el suelo, mientras mis ojos desean desnudarla cuanto antes. Deslizo mis dedos por su camiseta y la paso por encima de su cabeza. Aquellos enormes pechos embutidos en aquel sujetador negro me dejaron ciego de deseo. Ella suelta una risita nerviosa y se remueve intranquila. Vuelvo a fijar mi atención en su mirada, mientras veo cómo e va acercando a mis labios, con una lentitud que me mataba. Sus labios acarician los míos con ternura, y su sabor me embriaga, haciéndome despertar de mi trance

Está completamente desnuda debajo de mi. Beso cada rincón de su cuerpo, deseando que su aroma se fusione con mío. Sus suspiros me avivan más mi fuego y sólo quiero entrar en ella. Hacerla suspirar, gemir y gritar mi nombre. Estaba tan metido en mi tarea de dejar mi huella, que no me percaté de que ella ya se había quedado dormida. 

Entrelaza nuestros dedos en su pecho, mientras paso mi mano entre sus muslos. Siento una paz interior y una tranquilidad incomparables a ningún otro sentimiento. Y con el pensamiento de que amaneceré con ella entre mis brazos me dejo llevar.

Abro mis ojos, sintiendo mi corazón a punto de salirse de su sitio, como si acabara de terminar dentro de ella. Mis pantalones se sienten apretados, bajo mi mirada y sí, efectivamente, ese de ahí se había despertado de su sueño. 

Cojo mi teléfono y busco la foto que me acompañó durante todo el tiempo en el que no la vi, cuando fue a EE. UU. Su mismo vestido negro, sonriendo a la cámara, y mi mano en su cintura. Voy a salir, y sin querer paso la foto, revelando una foto que me hizo reír a carcajadas de lo tierna que se veía. 

Melek, apoyada sobre la mesita de noche, con el velo algo caído sobre los hombros, con un pijama rosado, dormía plácidamente. Recuerdo su sonrisa cuando tiré el móvil sin querer al suelo y la desperté. Volvería atrás en el tiempo sólo para volver a verla sonreir

* * *

Ya han pasado varias semanas, que se me hicieron eternas porque no he visto a Melek. Su amiga me pasó su informe médico, y efectivamente habían utilizado escopolamina con ella también. No he llegado a saber quién grabó el vídeo, o de si tiene una copia o no, pero desde luego el vídeo no circuló. Si Melek ve el vídeo, mis pelotas desaparecerían de la faz de mi cuerpo, así que por ahora estoy teniendo suerte. 

Hoy es el juicio de Mohammed. Lo he visto, y hemos intentado ponernos de acuerdo en lo que dirá y lo que no, pero aún no consigo nada. Así que por ahora pediré que se atrase la sesión, necesito más tiempo. 

La juez entra por la puerta y nos levantamos todos. Al mirar hacia atrás veo una figura, alta y esbelta, perfecta creación de Dios.

<<Melek>>

Llevaba un vestido negro, ancho y liso. Sobre el cabello llevaba un velo del mismo color. Podía ver unas ojeras bajo su mirada parda, que ahora tiene un tono rojizo. Se ve más pálida que hace unas semanas, y hasta parece que ha adelgazado. Mi corazón se acelera al saber que la causa puedo haber sido yo, y deseo con todas mis fuerzas que un rayo me parta. 

La sesión comienza, y defiendo a mi cliente como mejor sé. La juez estaba a punto de dictar sentencia, cuando Mohammed levanta la mano pidiendo la palabra

— ¿Si?— la juez lo mira confundida

— Sólo diré una cosa, o cierran las puertas— todos los policías sacan sus armas y le apuntan. él les sonríe mientras se desabrocha la camisa— o volamos todos— dice mientras descubre un enorme chaleco lleno de cables, que viajaban hasta su mano, donde había un botón.

En un acto reflejo salto hasta el asiento de Melek y tiro de ella hacia el suelo, donde toda la sala, excepto los policías, se cubrían de una posible bomba. Ella me mira aturdida, mientras se deshace de mi agarre y se levanta poco a poco. Quiero balancearme sobre ella, pero mi cuerpo no reacciona ante las órdenes de mi cerebro.

Veo cómo se aleja de nosotros para situarse en el pasillo entre los bancos que lleva a donde está Mohammed. Cierra los ojos y levanta el dedo índice de la mano derecha, mientras murmura tres veces seguidas

Ashadu anna la ilaha illa allah, wa ashadu anna Mohammadan rasulu allah— veo correr dos lágrimas por sus mejillas

— ¡Vete!— grita Mohammed desde su sitio, a punto de darle al botón y hacernos volar a todos por los aires

— ¡Hazlo! ¡Vamos! ¡Mátanos!— grita Melek fuera de sí

— Tú no eres de estos errantes. Allah los llevará a todos al infierno

— ¡Tú irás al infierno! ¿Que no leiste el corán?— cierra sus manos en puños— Capítulo 4, annisa, verso 29: No os matéis, Dios es misericordioso con vosotros. Capítulo 4, verso 30: a quién obre así por malicia y siendo injusto le haremos sufrir el fuego,y ciertamente, eso es fácil para Dios

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La que os espera en el siguiente capítulo. Todo se revelará, y por fín sabréis unir toda la información que he ido dejando a trocitos y sin acabar por los capítulos anteriores. No me he podido resistir a actualizar, porque, primero hay gente que no entiende muy bien, cosa completamente normal, y dos... No me puedo esperar para actualizar.

¡Chan Chan Chan! ¿Qué pasará? ¿Se moverá Ángel de su sitio? ¿Conseguirá Melek convencer a Mohammed? 

Ah, y los trozos del corán los cogí de una traducción literal que tengo por casa, para que no digáis que he cambiado algo. He citado textualmente cada verso que he escrito. 

Que lo disfrutéis y como siempre, VOTA, COMENTA Y COMPARTE!!!

La Chica del Hijab ©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora