Capítulo 9 (Editado)

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Miro de un lado a otro tratando de buscar algo en que entretenerme. Germán solo se limita a observarme y no es porque me guste o algo pero quieras o no, si alguien te observa mucho te sientes incómoda. Iba abrir la boca para decir una estupidez >>como es mi costumbre<<  pero el mesero aparece con el pedido que habiamos hecho minutos atras. A su lado venia el chef. Hasta senti que los angeles comenzaron a cantar, de verdad que me han salvado de haber dicho o hecho alguna locura.

El mesero nos presento su especialidad y por un momento quise decirle que si de verdad esto era comestible. No era por ser grocera pero mi abuela hace unos casi iguales y al menos se ve apetecible.

—¿Pasa algo?— levanto la vista del platillo para obsevar a German.

—Ah...—entonces entras en esa difícil decisión si decirle que sí o no. No quería herir los sentimientos del chef que me observa con entusiasmo pero tampoco quiero mentir. No digo que nunca lo he hecho pero tampoco quiero condenarme más. ¡Ahhh! Que difícil es ser mujer.—No, todo esta bien— trate de sonreír.  Los ojos del chef brillaron de satisfacción. La culpa me gano, pues no quería cargar con ella sabiendo que heri el sentimiento de una persona que ha estudiado años y como para que una humana estúpida llegue y prácticamente le diga que sus años fueron en vanos porque su comida se ve del asco.

—Perfecto— el chef aplaudió varias veces —Que disfruten la cena— >>sí, claro<<. Una vez que dijo eso se despidió con un asentimiento de cabeza y se marchó seguido del mesero.

Me asegure que el chef desapareciera de mi campo de visión. Una vez que ya no lo vi más volteo a ver a Germán y me inclino hacía delante como que si le fuera a contar un secreto.

—Esto es un insulto a la comida, como piensa que esto se come— trate de no alzar la voz, no había mucho ruido y cualquiera podia oirme.

Él alza una ceja y deja a un lado los cubiertos que ya había cogido para comenzar a cenar.

—Eso pudiste decir unos minutos atrás.

—No quería herir los sentimiento de ese hombre— la obviedad era evidente en mi voz.

Él suelta una risa cargada de ironía.
—A él no le iba a importar, es uno de los mejores chefs y tú...— niega varias veces. Está es la primera vez que lo veo reír naturalmente. Aunque sea por burla.

—Bien, entonces quiero otra cosa— trone los dedos. Y se me hizo totalmente extraño que un mesero llegara al instante pues no trone los dedos para que viniera. Que buen servicio.

—¿Se le ofrece algo?— aun sorprendida, asiento.

—Unos tacos— dije orgullosa. Los tacos rifan en cualquier lugar y quien diga lo contrario que me diga para que nos agarremos a golpes.

El mesero me observa con burla, lo miro extraña ¿Acaso no conoce que es un taco? Soy capaz de clavarle mi tacón si me pregunta eso.

—Esto es...—estaba tratando de no reír incluso se aclara la garganta —es un restauran Italiano— entonces entendí. Solte una pequeña risa mientras me tapaba la cara de vergüenza. Puta vida.

—Gracias— sentí que me sonroje un poco pero nada que no se pueda arreglar.
Al sacar mis manos de la cara veo que el mesero se aleja y Germán parecía que me iba matar. ¿Habra algo que yo haga y a este imbécil no le moleste?

>>Cojer<<
Me doy un zape mentalmente al pensar en eso. Realmente necesito alejarme de este hombre.

—De verdad que tú no sabes lo que es tener clase— abro la boca algo indignada. Pero mejor me ahorro mis palabras que no valían ser desperdiciada con él.

¿Coincidencia?Where stories live. Discover now