Capítulo 19

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Habíamos llegado al salón, ya todos se encontraban celebrando entre risas y bromas. Germán estaba con su mal humor pero trate de ignorarlo, después de todo debo divertirme, es la única boda que tendré y por lo consiguiente tendré que pasarla bien.

—Es hora de la entrega de ramo para la siguiente afortunada.-anunciaron.
Me levanté y me dirigí en el centro en donde se encontraba una caja de cristal, coloco el ramo adentro y con ayuda de un joven lo cierran con llave y la colocan junto a otras mas llaves, dejaron que cada chica tomara una llave, varias eran ex compañeras de clases, otras conocidas. Todas estaban emocionadas.

Todos aplaudían para animarlas, estaban formadas en una fila, yo me coloqué a un lado de la caja. Fueron pasando y algunas hacían muecas al darse cuenta que su llave no era la afortunada, solo faltaban unas 7 más.

Cuando paso Jenny la anime ya que no se veía muy convencida, lamentablemente su llave tampoco fue la afortunada, ella soltó un suspiro y al pasar a mi lado me dijo.
—No tendré que vivir con el pendiente.- me guiño un ojo y se fue a sentar. Solo negué, comencé a reír por su actitud.

Ya solo faltaba Luz y Pamela, primero paso Pamela, me sonrió de lado e inserto la llave, alzo la mirada para verme al darse cuenta que su llave era la afortunada. Sonriente abrió la caja y alzo el ramo, todos comenzaron aplaudir, me acerque a ella y la abrace.

—Felicidades, espero la invitación.- se sonrojo al instante y nuevamente volvieron aplaudir.

Me fui a sentar nuevamente, en la mesa se encontraban Tomás, Jenny, mi abuela, mi madre, Paul ,Pamela, Luz, Lilian, Eduardo solo faltaba Germán quien había salido cuando le hablaron por teléfono.

Estábamos riendo de algunas anécdotas de la abuela, Jenny parecía que se trago a un mounstro ya que al reírse no parecía una risa normal, se parecía a la de Federica de la familia peluche, no sé si era mas gracioso su risa o la anécdotas de la abuela.

Germán aparece a un lado de mí haciendo que todos dejaran de reír, su sola presencia arruinaba todo.
—Es hora de irnos.- todos lo quedamos viendo raro.

—¿Por qué? Aun la fiesta continúa.- me levante de mi lugar.

—Tengo trabajo, Samantha, necesito estar mañana a primera hora en Italia.- su tono de voz era muy duro, realmente no lo entendía, yo no quería irme, nos la estábamos pasando bien, incluso Lilian y Luz estaban conviviendo.

—Pero...

—Pero nada, despidete que nos vamos.- dicho eso se dio la media vuelta y se fue, ahora si tenía ganas de llorar, él no podía destruirme de esta manera. Trato de no llorar, me doy la vuelta para ver a los que estaban en la mesa y con una sonrisa forzada me despido de todos, incluso de algunos invitados.

Salgo del salón y Jorge ya me esperaba junto a la puerta del auto.
—Señora.- dice una vez que estoy a su lado, abre la puerta del auto y entro en ella.
Germán ya estaba ahi, en su mano traía una copa de no sé que, pero sabia por el olor que era alcohol. No dijo absolutamente nada, todo estaba en un silencio muy abrumador, yo no iba ser la que rompería el silencio por lo que decidí no decir nada.















Ya nos encontrábamos cambiados y listos para despegar, el avión era privado por lo que no había problemas de tramites sobre el boleto, la visa y todo ese lío.

Estaba totalmente cansada por lo que decido acomodarme bien en el asiento para así poder descansar un rato, no tarde mucho en quedar dormida...
Sentí cómo me movían lo que provocó que despertara, no tenía ni una hora que me había acomodado para dormir y no creó que ya hayamos llegado.

—Samantha, despierta.- la voz de Germán provoca que mis ojos se abrieran de golpe.

—¿Qué pasa?.- me acomode el cabello y me senté mejor, mientras me tallaba los ojos.

—Debes comer algo.- mi vista se dirigió a la mini mesa y había comida, al menos se veía buena.—En la boda no comimos nada, vamos a comer.- él se sentó adelante de mí y la mesa quedo en medio de los dos.

—Diras, tú no comiste nada.- el frunce el ceño.—Por que yo sí comí.- me señale a mi misma.—Pero no hay problema con volver a comer.- Sonreí mostrando mis dientes.

—Comes mucho.- dijo mientras tomaba la servilleta y lo acomodaba en sus piernas.

—No veo nada de malo en eso.- repetí la acción que el realizó.—Ademas...—tome los cubiertos.—No le afecta a nadie.-corte la carne y dirigí el trozo a mi boca, mi paladar agradecía el sabor que estaba deleitando.

Él hizo lo mismo pero ya no dijo nada, nos la pasamos comiendo en silencio, eso me hizo recordar a Frank, él hacia de mis comidas lo mejor, siempre me contaba cosas de su trabajo o simplemente solía hacerme reír, extraño todo eso, desearía que Germán al menos tuviera una pizca de alegría, no entiendo cómo un hombre a su edad se amargue la vida, es joven y al menos debe tener la alegría como tal, en cambio, parece un hombre de 60 años que vivió toda su vida trabajando y eso lo amargo, realmente el necesita alegría sólo que no sé si yo pueda regalarle aunque sea un poco de mi alegría, en cambio, el logrará amargarme y no sé si este lista para eso.



El viaje fue cansado, logré dormir otra rato más en el avión. Germán sólo se la paso en el teléfono y ya. Al llegar al aeropuerto nos dirigimos a la casa que tiene él aquí, no me sorprendería que también tuviera casa en la luna, claro, si eso es posible.

—¡Germán!.- una chica se lanza a los brazos de él y esté le corresponde.

—Hola Hanna.- él la alejo un poco.

—Ya no has venido a verme.- hizo.un puchero con los labios.—Ella ¿Quién es?.- voltea a verme con un poco de asco.

—Mi esposa, Hanna.- ella abre mucho los ojos.—Me case.-dice mientras pasaba al lado de ella y se colocaba a un lado de mí y posaba su mano en mi cintura.

Ella parecía muy decepcionada y lo único que hizo fue mover la cabeza en forma de negación y salio corriendo.

—¿Quién era?.- me aleje de él y me coloque enfrente.

—Una amiga.- dicho eso, comenzó a caminar hacia la puerta y entro. Volteo a ver a Jorge que bajaba las maletas y me acerque a él para ayudarlo.

—No señora, yo lo hago.- se acerco a mí y me quitó la maleta que ya había agarrado.

—No Jorge, también tengo manos.- le arrebaté la maleta y entre a la casa, era pequeña comparado con la casa de su mamá pero era acogedora.








Algo tarde pero seguro😊
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Los quiero, gracias por su apoyo, no saben como lo aprecio😍.

Valentina💀

¿Coincidencia?Where stories live. Discover now