Capítulo 26

10K 675 42
                                    

Vestido de Samantha en multimedia que utilizo en la cena.

Decidí apagar la televisión, deje a un lado de mí el control y simplemente me quede ahí sentada. El ambiente era tenso, Germán había dejado de comer y su mirada estaba perdida en algún punto de la habitación, alguno de los dos debía romper el silencio, iba hablar hasta que él de adelanta.

—No preguntes.- dijo serio. Fruncí el ceño, ¿Qué le sucede?, claro que iba a preguntar, estaba en todo mi derecho.

—Pero...

—Nada de peros...- se levantó de la cama y toma la charola colocándolo en la mesita de alado. Yo también me levante y me coloque delante de él ya que se iba a meter al baño.—Quítate, Samantha.- su tono de voz era dura.

—No, hasta que me digas que pasa, primero salimos casi huyendo de Italia como si fuéramos ladrones, después me pusiste varios guardaespaldas como si fuera una niña que necesita muchos cuidados y ahora esto, dime Germán, ¿qué escondes?.- me cruce de brazos, estaba molesta por su comportamiento.

—Solo trato de protegerte.- dijo finalmente.

—¡Pero de qué!.- alce las manos.—¡Qué está pasando!.- no quería alterarme pero simplemente no puedo calmarme.

—¡Eso no te importa!.- me hizo a un lado para pasar, al hacerlo me empujó hacia la pared. No volteo a verme y de adentro al baño dando un portazo.

Solté un pequeño sollozo, no me gustaba pelear con él, simplemente quería que todo fuera normal, solo quiero que haya paz. Tome mi teléfono y salí de la habitación dirigiéndome a una de huéspedes, no dormiría en la misma cama que él.

Busque la que estuviera más lejos de él, al llegar cerré con seguro, no quería que entrara. Me dirigí a la cama y me recosté en ella, antes de dormir cheque mi teléfono y tenía varios mensajes, uno era de Tomás.

"Sueña con los angelitos, princesa".
Sonreí inconscientemente, al menos esto me hizo la noche. Deje mi  teléfono a un lado y me dispuse a dormir.

(...)
Unos ruidos en la planta de abajo hicieron que me despertara. Me talle los ojos y me dirigí al baño para ver mi rostro, me lave con agua y jabón, debía ir a la habitación para buscar mi ropa.

Le quite el seguro a la puerta y me dirigí al cuarto cuando escucho más fuerte los ruidos, baje lentamente las escaleras y al bajar veo a muchos pero muchos hombre vestidos de traje y cada uno me quedo mirando sorprendidos.

—¿Señor?.- Jorge le toca el hombre a Germán quien se encontraba de espaldas platicando con no sé quién.
Este al voltear y verme, sus ojos brillaron con intensidad, rápidamente se acerca a mí y me abraza, clava su cabeza en mi cuellos y aspira fuerte.

—¿Dónde estabas?.- dijo aun con su cabeza en mi cuello.

—En la habitación de huéspedes.- lo aleje un poco de mí colocando mis manos a los lados de su rostro, se veía que no había dormido en toda la noche.—¿Pasa algo?.

—Cuando salí del baño ya no te encontré, te busque como loco, te marque y no contestaste.- cerro los ojos y dio un profundo respiro.—Pensé que te había pasado algo malo.- pegó su frente con la mía.—No vuelvas a irte de esta manera.- dicho eso estampó sus labios con los míos, su beso era con necesidad.

No me negué porque realmente deseaba esto, su sabor era a whisky, delicioso y embriagador.

—¿Señor?.- la voz de un hombre provocó que nos separáramos. Germán gruñe y después voltea a verlo pero sin soltarme, me tenía tomado de la cintura.—Sí la señora ya está salva y sana, nos retiraremos.

¿Coincidencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora