Capítulo 23

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Dedicado a @HappyAndDance



Estábamos en la playa, hace tiempo que no tenía una salida así, aún seguimos en Italia, ya tenemos un mes aquí, según por el trabajo de Germán es que no podemos regresar a nuestro hogar. Extraño a Mamá, a la abuela, Paul, Tomás y a la loca desquiciada de Jenny. Aunque hable por teléfono con ellos, pero no es lo mismo que tenerlos cerca y convivir, solo espero volver pronto.

Mi relación con Hanna cada día es peor que nunca, siempre anda insultándome o simplemente me ataca sin razón alguna, ya sé que quiere mucho a Germán y por eso se pone celosa de mí pero yo no tengo la culpa.

Hoy, para mi mala suerte logro colarse con nosotros para venir a la playa pero no dejare que me arruine el día, suficiente tengo con que lo haga en la casa como para que aquí también. Ella se fue a ver quién sabe qué cosa por lo que solo estábamos Germán y yo, nos encontrábamos recostados en unas sillas de playa para tomar el sol.

—Germán.- lo llamo. Él se levanta de la silla quedando sentado.

—¿Qué paso?- pregunto algo confundido.

—Quiero ir al mar.- él me miro alarmado.— ¿Sucede algo?- pregunte confundida, él trato de disimular su preocupación por lo que me regalo una sonrisa forzada.

—No, ve tú, yo no tengo ganas de entrar.- no dije nada más y me levante.
Me quite el vestido de playa, que traía y me dirigí al mar. No quería cuestionar el por qué no quiso ir, este día es para pasarla bien.

El viento chocaba contra mi rostro revolviendo mi cabello, aspire fuerte, se sentí tanta paz en este lugar además que no había mucha gente.

Mis pies comenzaba a chocar con el agua del mar, el agua se encontraba cálida, incluso el sol no estaba muy fuerte por lo que hacía aún más perfecto el día. Me fui adentrando poco a poco, sumergí mi cabeza y al salir limpie la poca agua que había en mi rostro. Comencé a nadar de espaldas, que relajante era esto.

No medí el tiempo en que estuve dentro del agua pero ya había pasado un buen tiempo, al ver mis dedos parecían pasas ya que estaban arrugaditos, comencé a nadar hacia fuera del mar pero en momento a otro me dio un calambre en mi pierna izquierda impidiendo que siguiera nadando. Entonces comencé a hundirme, trataba desesperadamente de salir del agua pero con mi pierna no podía, movía las manos para al menos así poder llamar la atención de alguien pero parecía imposible, trataba de mantener la calma pero no podía, estaba comenzando a tragar agua salada y eso impedía que pudiera gritar, además que el mar me jalaba hacia adentro de ella, definitivamente iba a morir, ¡IBA A MORIR!.

NARRA GERMÁN

Desde aquel día, el agua se convirtió en mi mayor miedo, si bañarme, me era una tortura, no se imagina lo que es adentrarme al mar o simplemente a una piscina, incluso no sabía nadar por eso. Por eso mejor fue inventarle a Samantha que no quería entrar.

Vi que ya había pasado un tiempo considerable en el que ella se encontraba en el mar por lo que decidí ir a buscarla, no me gustaría que le pasara algo. Mientras comenzaba acercarme al mar, vi que alguien estaba ahogándose, al ver más de cerca quien era mi corazón se alarmó, era Samantha.

Trate de entrar, juro que lo intente pero al momento que mis pies chocaron con el mar, pareciera que se hubieran quedado pegados al piso, no podía avanzar. Mis alertas se encendieron al ver que el mar la arrastraba hacia adentro y ella parecía ya perder fuerzas.
De un momento a otro veo pasar a Jorge a mi lado, se adentra al mar y logra alcanzarla, con ella en brazos nadó hacia la salida y la llevo a las sillas donde estábamos un momento. Me sentía como un cobarde, y es qué, eso era ahora, un cobarde que no pudo rescatarla. Miro hacia donde estaban y al menos Samantha ya estaba fuera de peligro, Jorge la tapa con una toalla y ella solo asiente la cabeza mientras le dice algo a Jorge. Decido regresar, lo mejor era  irnos antes que ocurriera otra desgracia.

¿Coincidencia?Where stories live. Discover now