Epílogo

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NUEVE MESES DESPUES

Después de la muerte de Tomás decidimos mudarnos, ese lugar simplemente nos traía malos recuerdos, tantas cosas pasaron que hasta recordar es malo. Vivimos en Alemania, cambiar un poco de aires hace bien.

Al principio, la relación era muy tensa, pero poco a poco pudimos superarlo, Izan lloraba algunas noches, superar a su “tío” (como él le decía) aún sigue siendo duro, realmente para todos.

Todo lo que hemos pasado no es coincidencia, las cosas pasan por algo, no niego que al principio creía que esto simplemente era un error, pero al ver la familia que tengo, me siento muy dichosa, no me arrepentiría de nada, todo esto se lo debo a una persona; Don Fernando, si no fuera por él, ahorita tal vez estuviera en mi habitación llorando por la muerte de Frank porque después de todo, eso no iba a cambiar…supongo.

―Yo digo que ese color no combina.- la abuela se encontraba peleando con Lilian para elegir el color de la habitación de mis bebés, así es, Germán tienen buena puntería que ahora estoy embarazada de gemelos (nótese el sarcasmo) o mejor dicho cuatitos, tendré una niña y un niño.

―Pero es perfecto para los bebés.- contradijo Lilian, de verdad que esto me estaba causando irritación, es normal, creo, tengo cambios de humor que hasta el diablo se esconde cuando tengo esos cambios.

―No, dije.- recargue mi codo en el sillón mientras colocaba mi cabeza en mi mano, con la otra acariciaba mi panza.

De un momento a otro siento un dolor en la parte baja de mi vientre, creí que eran pataditas de los bebés, pero todo empeoro cuando sentía húmeda en mi parte.

―Abuela…- le llame, pero ella estaba sumida en su discusión. ―Lilian…- ella igual parecía no prestarme atención. ― ¡YA VIENEN!- grite cuando sentí un dolor más fuerte.

Ambas mujeres voltearon a verme con cara de horror pero ninguna se movía, menudas cuidadoras me toco.

― ¿Qué?- la voz de la abuela tembló.

― ¡CARAJOS…QUE YA VIENEN!- empecé a inhalar y exhalar pesadamente.

En eso Germán venia entrando a la casa y al verme en ese estado y que su madre y mi abuela no se movían se acercó a mí.

―Amor, ¿esas bien?- pregunto con su voz acaramelado, lo mire con cara de “es neta”.

― ¡Sí, idiota, no ves como sonrió de felicidad!- era obvio que mi cara reflejaba dolor y empezaba a sudar. ― ¡MUEVETE QUE ESTOS YA VIENEN!- grite para sacarlo de su trance.

Él me ayudaba a levantarme mientras que la abuela y Lilian entraban por las cosas que ya tenía listas para los bebés, por suerte Izan y Lauro estaban en clases.

―Inhala y exhala.- dijo Germán, nervioso, iba a decirle un montón de barbaridades pero un dolor provoco que pegara un grito y me sostuviera de la panza. ―Demonios, ¿qué hago?- Germán buscaba a los lados, cómo si ahí estuviera la respuesta.

―El auto…llévame al doctor.- dije entre quejidos.

―Ah sí…- solo rodé los ojos, que imbécil se pone cuando esta nervioso.

Al subirnos, la abuela y Lilian se suben también todas agitadas, Germán arranca el auto y lo pone en marcha, ambas mujeres parecía que su discusión no había terminado porque lo retomaron y eso aumentaba mis nervios.

― ¡JODER, QUIEREN CALLARSE!- al momento que digo eso, sus ruidos cesan y doy gracias a ello.

Al llegar al hospital, ya había enfermeros esperando con una camilla, me ayudan a subir y me llevan directo a quirófano.

NARRA GERMÁN.

―Colóquese la bata y en un momento vengo por usted.- me indica la enfermera, con manos torpes hago lo que me pidió, después de todo este iba a ser la primera vez que presencio un nacimiento.

Después de unos minutos llega la enfermera, nos dirigimos al quirófano y al llegar Samantha ya estaba lista para traer a nuestros bebés.

―Póngase a un lado de su esposa.- camine hacia ella y su cara era de dolor, me sentía mal por ella.

―Ya estoy aquí amor.- tome de su mano y ella me vio de una manera fea.

― ¡Jamás dejare que vuelvas a meter tu pene en mi vagina!- un grito sale de sus labios. ― ¡JAMÁS!- enterró sus uñas en mi mano, lo único que hice fue una mueca de dolor.

Después de unas horas de parto, tenemos a nuestros bebés en brazos, Samantha se ve muy cansada pero aun así admira la belleza de nuestros nenes.

―Descansa, mi amor.- le digo antes de darle un beso.

Llegan y se llevan a los bebés para checar que todos estén bien, la nena fue la primera en nacer, de ahí siguió nuestro pequeño Tomás, le pusimos así en memoria de ese gran héroe que hizo posible que ahora estemos juntos.
Con una sonrisa salgo del quirófano para que puedan llevar a Samantha a que descanse, mientras yo salgo a darle la buena noticia a mi madre y a la abuela, qué nuestro Tomás y Tamara han nacido.







Y así con este pequeño epílogo concluyo esta novela, gracias por todo, no digo que l@s extrañaré ya que me leerán en la novela de Izan… ¿verdad? :(

Pronto les daré datos sobre ello, tal vez este lunes suba la sinopsis...
Gracias de nuevo y nos vemos pronto, aun tendrán más de mí, JAJAJA.

Valentina.💀

¿Coincidencia?Where stories live. Discover now