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Aún sigo sin entender todo lo que Richard me estaba diciendo.

— ¿Qué quieres decir?

— Quiero escapar contigo, cuidame como me lo ofreciste en la clínica, quiero ir a donde quiera que vayas.

— ¿No me estás mintiendo? ¿Es un broma?

— ¿Cómo podría ser ésto una broma?

— Primero me dices que no quieres nada que tenga que ver conmigo y ahora me pides que cuide de ti, es raro ¿no?

— Si es raro, pero me acabo de dar cuenta de que te necesito.

— ¿Y qué hay con tus amigos?

— Podrían irme a ver a tu casa hasta que me mejore, luego seguiremos con la banda como si nada hubiese pasado.

— ¿Y después de entonces? ¿Nos dejaremos de ver?

— Nos mantendremos en contacto...

— Bueno, ¿por qué no subes?— le cedo el paso a subir a la camioneta.

— Gracias mi dama— me sonríe.

Arranco a mi casa. Dejo que Richard conozca la casa ya que antes sólo conocía el sótano de ella. Va a la cocina, encuentra una caja llena de cervezas y lo carga con él hasta mi habitación.

— Perdón por tomarlas así, pero hay que celebrar— me lanza una botella y la atrapo de una.

— ¿Celebrar qué?— lo miro dando un sorbo de cerveza.

— Que me está cuidando un ángel— se ríe.

— No me considero un ángel, soy más un demonio.

— Pues, lo llamaría mi demonio favorito— se lanza a la cama.

— Eso suena bien— me coloco a su lado.

Después de un rato Richard ya se había tomado 5 cervezas y yo a penas tenía en manos la primera que me pasó y aun mas de la mitad.

Toma una botella de cerveza y se la toma toda de un sorbo.

— ¿Cómo puedes hacer eso?— me sorprendo al ver lo que había hecho.

— Sé muchas cosas— me guiña el ojo.

— ¿Cómo qué?

— Como que me gustas mucho— me da un media sonrisa y me mira fijo.

Me acerco a él hasta quedar nuestros labios juntos. Sentir sus labios, suaves me dan una sensación de ternura, la delicadeza de sus labios al rozar los míos. Sentía que el mundo se me venia abajo, pero algo me decía que lo que estaba haciendo estaba mal. Me despego de sus cálidos labios y lo miro detenidamente.

— Creo que estás mas borracho de la cuenta, nada de lo que dices es cierto.

— Dicen que los borrachos dicen la verdad— me sonríe mordiéndose el labio inferior.

— Si lo sé, pero yo no te puedo gustar.

— ¿Por qué no? Si eres la chica mas mala que he conocido, y eso me gusta de ti— al decir estas palabras cae al suelo roncando. Lo levanto despacio y lo llevo a la cama, lo coloco en la almohada despacio, para que tenga un buen sueño.

...

Había llegado la noche y Richard aún seguía durmiendo; tomo un balde de agua fría y se lo lanzo en la cara.

— ¡Oye!- Salta exaltado, temblando.

— Ya era hora de que te levantaras— lo tiro al suelo bruscamente.

— No me trates así— se vuelve a subir y se acoteja entre las sábanas.

— Levántate— le tiro del pie.

— ¿Puedes dejarme dormir en paz?— se levanta del suelo y me empuja levemente.

— ¿Por qué me empujas?— me abalanzo encima de él y él me pega a su cuerpo.

— Es cierto que eres hermosa siendo mala, pero ahora que te voy conociendo mejor eres aún más hermosa— se acerca para besarme pero lo detengo.

— No te atrevas— le pego una trompada por la boca.

— Te pasas— se lleva la mano a la boca—. Creo que si me quedo contigo aquí terminaré muerto.

— No me conoces bien— le sonrío sentándome en la cama.

— Es cierto— se sienta a mi lado—. Quiero conocerte más, Amaya.

— Prefiero que me digas Siete— le sonrío—. No me gusta hablar mucho de mí, mi vida no ha sido color de rosa, ha sido muy oscura, por eso no me gusta hablar de ello.

— Puedes confiar en mí— me toma delicadamente de las manos.

— Mi padre siempre mi admiración, desde pequeña siempre quise ser como él, y en esto me he convertido siguiendo sus pasos, nunca había sido tan dulce como lo estoy siendo contigo.

— ¿Consideras esto dulce?— se burla.

— Nunca había tenido una conversación tan pasiva, siempre uso la pistola y golpes.

— ¿No crees que te estoy cambiando la vida?

—Eso veo...— le respondo—. Una vez tuve un romance con un amigo de mi padre.

— ¿Y qué pasó?— pregunta curioso.

— Salí embarazada a los 16, estaba feliz, amaba a ese hombre, que apenas me llevaba 20 años.

— ¿20 años?— se ríe—. ¿En qué estabas pensando?

— Lo amaba, pero resultó ser un maldito. Amenazó con matar a mi padre y luego a mí si no lo abortaba.

— ¿Eso hiciste?

— No tenía otra opción.

— Debió ser muy duro para ti.

— Ya lo he superado. Pasó hace 4 años, no creo que deba sentir nostalgia.

— Deberías, era tu hijo, es algo importante para ti.

— Pero ya fue, no quiero pensar en eso.
— ¿Y no intentarías volverte a enamorar y formar una familia?

— No— le respondo cortante.

Suena mi teléfono y voy de inmediato a tomarlo.

— Bueno— respondo.

— Jefa, le tengo una mala noticia. Su hermana ha aparecido.

— ¿Quién?— me molesto al escucharlo.
— Su hermana Reymi, y temo para decirle que ha secuestrado al amigo de su víctima Richard.

— ¿A quién tiene?

— Ha secuestrado a Erick Brian.

Mi Objetivo |Richard Camacho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora