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Volví a abrir los ojos, estaba todo borroso; mi cuerpo estaba frío. Sentí mi cuerpo pesado y caí en cuenta que tenía algunos aparatos médicos puestos.

Logro poder visualizar lo que está a mi alrededor, estaba en una clínica, ya conocía éste lugar. Sigo sin entender que me había pasado. Me siento en la camilla y escucho a Richard hablar con el médico.

— Necesitamos hacerle unos estudios para determinar qué fue exactamente lo que le pasó— el doctor le decía a Richard tomando nota. Richard lucía algo preocupado.

Me quito todos los aparatos rápidamente. Me pongo sobre mis pies, el suelo estaba helado y no tenía zapatillas, pero igual aguanté. Me acerco a la ventana, estoy en un segundo piso, así que no resultará en nada escaparme. Me asomo por la ventana, y mi cuerpo se quedó helado. Nunca me había pasado, no le tengo miedo a las alturas.

Regreso a la camilla, cogeando por el calambre. Me desvisto rápidamente y me pongo una ropa de enfermera que estaba guardada en el armario de la clínica. Salgo prolijamente, sin que Richard ni el doctor de diera cuenta.

Corro todo lo que pueda. Unas cuadras antes de llegar a mi casa me detengo. Me di cuenta de que personas no me quitaban la vista de encima, pensaba que estaba loca. Siento como el estómago me da vueltas. Me abajo y termino vomitando en la acera.

— ¿Necesita ayuda señorita?— un señor mayor se me acerca dándome la mano.

— No se preocupe, estoy bien— le sonrío débilmente y salgo corriendo de allí.

Llego a mi casa, tenía seguro. ¡Demonios! Richard tenía la llave. Trato de entrar por la ventana de la cocina. Después de estar allí dentro, veo el piso todo derramado de agua y un recuerdo llegó a mi mente: estaba aquí antes de que mi mente se pusiera borrosa.

Subo a mi habitación y me doy una ducha. Me pongo cómoda y bajo a la sala, a tratar de hacer memoria de lo que realmente me había pasado.

Escucho como alguien toca la puerta retumbandola. No quise abrir. La puerta se abrió y quedo cara a cara con Richard quien lucia enojado.

— ¿Por qué rayos te escapaste de la clínica?— me grita molesto.

— No quise quedarme— le respondo enojada—. Ni siquiera sé que me pasó.

— Hubiésemos averiguado si te hubieses quedado— me dice en forma de sarcasmo; se sienta a mi lado y me obliga a mirarlo a los ojos—. ¿Me vas a decir porqué te fuiste?

— No me gustan las clínicas— lo fulmino con la mirada.

— Eso no es una explicación— se altera y me toma de la cintura—. Amaya, te desmayaste; me puse nervioso. No sé que haría si te hubiese pasado algo peor.

— Richard— le coqueteo—. A mi no me pasará nada. Y si me desmayé, fue porque no comí.

— Eso no es una justificación— me dice serio—. Amaya, tienes que cuidarte, tenemos que hacerte esos análisis.

— ¡No!— le digo enojada—. ¿No entiendes que no me interesa que me haya pasado?

— Que terca que eres— me dice decepcionado—. Nos vemos en un rato, se me pone linda.

— ¿A dónde vamos?— pongo mi cara de curiosa.

— A ningún lado— me dice cortante y sube a mi habitación.

Me pongo a ver televisión y me pongo a comer algo, ya que sé que fue lo que me produjo el desmayo.

Me encuentro raro que desde que Richard subió no había vuelto a bajar, ni ha hecho el mínimo ruido como todos los días.

Mi Objetivo |Richard Camacho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora