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— No le hagas nada, si quieres matame a mí pero a él déjalo en paz— le digo.

— ¡Qué linda eres Amaya! La tonta enamorada que hace lo que sea por el amor de su vida— Matt hala el gatillo y deja el arma sobre la cabeza de Richard.

— ¡Richard, resiste!— le grito.

— Estaré bien Amaya— me dice de forma seca.

— Richard no te ama Amaya— se ríe.

— Richard— lo mira fijamente, me da una mirada de dolor, quería hacer algo pero no podía, actuaba como si estuviera amenazado si decía cualquier cosa.

— ¿Por qué eres tan estúpida Amaya? ¿Nunca te diste cuenta que Richard estaba drogado? Necesitábamos verte débil, Amaya. Y qué mejor forma era drogando a Richard. El muy estúpido no se equivocó cuando dijo que lo perseguimos, pero él solo se acuerdó que pudo salir vivo de nosotros cuando en verdad le inyectamos para que olvide por unas horas y que tenga ganas de maltratar a alguien y ese alguien eras tú, te maltrató terminando contigo.

— ¡Eres un idiota!— le vuelvo a apuntar con el arma.

— Richard es un idiota que está enamorado de ti, él nunca quiso dejarte, por eso fue que cuando se dio cuenta se quería matar pero llegué yo su amigo y lo dormí y aquí está, ser la oveja negra que pague por tus pecados- se ríe a todo pulmón.

— No le hagas caso Richard— le digo—. Él no te hará nada.

Matt se queda un rato observandome de pies a cabeza.

— ¿Qué pasa Amaya?— seguía apuntandole a Richard en la cabeza pero sus ojos no se apartaron de mí.

— ¡¿Qué fue?!— lo miro apuntandole al pecho.

— Estás algo pasadita de kilos— se burla de mí—. ¿Qué te está pasando? ¡La comida no se irá de la nevera, glotona!

— ¡No estoy gorda imbécil!— le grito—. Estoy embarazada...— una lágrima recorre por mis mejillas. Richard se sorprende y Matt deja de apuntarle con el arma.

— Creo que ahora no es un buen momento para matarte— empuja a Richard hacia mí—. Felicidades tortolitos.

— ¿Estás embarazada?— se acerca algo asustado. Está emocionado, sus ojos empiezan a brillar.

— Ya llevo dos semanas, estoy mas gorda porque como sabes no he dejado de comer— le sonrío.

— ¿Por qué no me había dicho nada?— se acerca más a mí.

— Tenía miedo decirte, pensé que ibas a hacer lo posible para que abortara.

— Amaya, yo nunca sería capaz de eso.

— Entiende que una vez viví esto y tenía miedo de que me volviera a pasar, ya estoy en ese trauma, por eso no te había dicho, lo siento.

— Perdóname por todo lo que pasó, estaba drogado, odio todo esto que ha estado pasando pero jamás te dejaría por eso, el amor que siento por ti es más fuerte que todos los hematomas que tenga de las inyecciones.

— Muy lindo lo que dices Richard— no paro se llorar—. Christopher te estaba buscando, si quieres vuelve con ellos para que sepan que estás bien.

— Está bien— me da un beso en la mejilla y sigue su camino.

Me quedo un rato pensando y luego me subo a la moto y vuelvo a casa.

Estaba muy nerviosa, ya Richard se había enterado de mi embarazo, no quería que él ni nadie se enterara pero algo me dice que confíe que todo va a estar bien.

Llegué a mi casa algo nerviosa aún. La casa estaba limpia, Bryan se había puesto a limpiarla toda, esto sí tenía éste chico que le encantaba la limpieza, pero lo conozco, cuando limpia ido del mundo es porque está preocupado.

— Apareció Richard— le digo, me mira y luego voltea ignorandome completamente—. Pensé que te iba a importar.

— Me alegro por ti Amaya— dice en seco—. Pero no sé nada de mi hermana y no puedo estar bien, mi hermana es mi vida y sin ella estoy muerto, imaginate que le hayan hecho algo.

— Ella va a aparecer, te lo prometo— le doy mi mano de amiga.

Subo a mi habitación, me como todas las chucherías que tenía en la neverita de mi habitación y me quedo dormida.

Ya era de noche, me levanto y me pongo la pijama, estaba tan cansada que no tenía planes de salir a ningún lado.

Tocan el timbre, bajo despacio. Era Richard.

— Traje esto— me enseña unas bolsas de comida—. Para que comamos los 3.

— Bryan está durmiendo— le digo inconscientemente.

— Hablaba del bebé— se ríe—. Bryan que coma lo que sea después, ahora vamos a comer con el bebé, tiene que conocerme ahora.

— ¿Estás emocionado?

— Demasiado. Amaya, éste ha sido lo mejor que he recibido después que he estado contigo, ya tendré dos hijos. Por algo valió la pena quedarme a tu lado, sabía que debía quedarme. ¿Recuerdas esa promesa? Yo jamás te pediría un aborto, vamos a arreglarnosla para cuidar a ese bebé— me pone la mano en el vientre—. Yo seré un padre ejemplar, créeme.

— Te creo Richard— lo miro—. Pero recuerda que me dejaste, así que éste bebé tendrá que pasar un tiempo aquí y un tiempo allá.

— Nos la vamos a arreglar Amaya.

— Me gustaría hacer algo contigo Richard— le tomo de las manos—. Como amigos claro.

— ¿A dónde me quieres llevar, amiga?

— Es una sorprensa, amigo.

Mi Objetivo |Richard Camacho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora