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— No te preocupes, de Richard me encargo yo— entro a casa y Christopher me cae detrás.

— ¡¿Dónde demonios está la llave mi moto?— O'Neal me grita desde que entré a casa.

— ¡Toma estúpido!— se la tiro en la cara.

— Buscame desayuno— pone cara de niño de 5 años.

— ¡Ya eres grande O'Neal!

— ¡Christopher!— se queda paralizado—. Eres mi favorito, man.

— Gracias— Christopher le sonríe.

— Vamos— voy subiendo con Christopher a mi habitación. Busco entre mis cosas una pistola—. Christopher, de nada sirve que busque la pistola, que quiera buscar a Richard sin saber donde está. No tengo la menor idea de donde puede estar metido él.

— Amaya, hay que hacer algo. Desde que ha estado contigo su vida ha estado corriendo peligro pero fuera de eso, eres la mejor con la que ha estado, en tan poco tiempo ya he visto lo tanto que le gustas y como se la han jugado el uno por el otro. Richard te dejó Amaya, pero eso no quiere decir que te haya dejado de querer ni tu a él, así que tienes que jugártela por el. Yo sé que tu puedes encontrarlo sea dónde sea que esté— Christopher hace que por un segundo le de importancia a lo que Richard y yo vivimos en tan poco tiempo pero aun así no deja de ser tan especial.

— Ven conmigo— bajo corriendo y le quito el motor a Bryan quien justo se estaba subiendo. Arranco con Christopher detrás de mí a casa de Cristian.

— Pudimos venir en el carro— dice mareado—. Eres una animal manejando.

— Acostumbrate— le doy golpecitos en la espalda.

— Haz hecho que me sienta muy mal— dice asustado.

— No lo creo por tu miembro— le señalo su entrepierna—. No dejado de molestarme desde que te subiste a la moto.

— Oye tienes unas nalgas tentadoras, ¿qué quieres? Te respeto por Richard o si no, te hubiese violado en la moto— me mira asustado—. ¡Literal!

— Olvidaré eso— me doy la vuelta y me río dentro de mí. Camino hacia la casa y toco el timbre. Su empleada me abre y me indica que Cristian estaba en su despacho—. Cristian— toco la puerta abierta.

— La puerta está abierta ¿no te diste cuenta?— me mira enojado—. ¿Qué hace la rata rubia aquí?— dice mirando a Christopher.

— Mucho más respeto conmigo señor Cristian— Christopher se enoja y lo fulmina.

— ¿Quién te crees flaco? ¿Crees que porque cantas y tienes 2 fans ya me puedes matar con eso? ¡Por Dios!

— Yo solo te mataría si me entero que tienes a Richard.

— ¿De qué hablas? ¿Desapareció la bestia? ¡Por fin!— se ríe a carcajada.

—¿Dónde tienes a Richard Clayderman?— le apunto con el arma—. Dime donde está o hasta aquí llegaste.

— Amaya, hija— se detiene un rato a pensar—. Si yo le hubiese hecho algo a Richard, lo hubiese hecho en tu cara. Si le tengo que disparas en la cabeza lo hago en tu cara. Si lo tengo que decapitar, lo hago en tu cara. Y ese momento aún no ha llegado en el que a Richard yo lo maté, ¿y sabes por dónde lo mataré más rápido? Acabando contigo Amaya. Richard se va a sentir culpable de tu muerte que es ahí que estará más vulnerable para yo acabar con él. Con él y contigo, pero a ti primero, vas a morir sufriendo mi pequeño angelito, voy a maltratar a Richard delante tuyo que ya no querrás ver más y Richard odiará la manera en que te mato delante de sus ojos, es ahí cuando ejecutaré mi plan y como vez todavía no ha pasado.

— ¡Te voy a matar cagón!— vuelo su escritorio sin darme cuenta y ya le estaba apuntando en la cabeza con mi arma—. ¡Tienes que pudrirte en el infierno basura!

— Amaya, si yo me tengo que pudrir en el infierno tu eres quién se tiene que pudrir junto a mí, nena cobarde, eres una estúpida que se enamoró de un idiota porque pensaba que había amor. ¡IDIOTA! Richard no te ama, nadie te va a matar porque eres una basura, asquerosa.

No me importó ni una sola palabra de la que dijo, yo solo quería saber donde estaba Richard. No podía dispararle porque sus hombres le estaban apuntando a Christopher, y no iba a dejar que mataran a Christopher por éste idiota.

Salí corriendo de allí, me monté en la moto y arranqué a mi casa.

— Me voy— Christopher se despide. No había dicho una sola palabra en todo el camino.

Subo a recostarme, tenía un fuerte dolor de cabeza, en verdad ya Richard me estaba preocupando demasiado, que si le pasa algo grave yo me muero.

Me levanto para vestirme, me maquillo y me pongo elegante, ésta noche tenía un asunto que emprender con Jhon.

Me voy caminando, solo son algún kilómetro al rededor. Llegué a su casa con todas las pilas nuevas.

Toco la puerta y me recibe su empleada. Me dirige al jardín, estaba decorado y una mesa con una cena para dos bien hermosa.

— Mi querida Amaya— Jhon me da un beso en la mejilla—. No sabes lo bellas que estás mi futura esposa.

— Tú también te vez elegante— sonrío.

Nos quedamos toda la cena en silencio, un silencio incómodo pero a la vez era hermoso.

— Necesitamos hablar— me sonrío pícaro—. En mí despacho.

— ¡Vamos!— me levanto, ya sabía que se traía éste.

Entramos a su despacho, estaba totalmente oscuro y él no se digno en encender la luz.

— Está todo oscuro— le digo—. Y frío.

— El caliente quita el frío ¿no?— se acerca mí, el buen asqueroso empieza a besar mi cuello.

— Eso dicen— lo despego de mí.

— Voy a buscarte tequila— se da la vuelta.

— No tomo— le digo—. Prefiero un jugo.

— Como digas preciosa, tengo que complacer a mi esposa, ¿no?

— Claro— le sonrío.

Esperé a que se volteara y saqué mi arma apuntandole en la cabeza.

— ¿Qué vas a hacer Amaya?— deja caer los vasos.

— ¿Pensaste que quiero estar contigo de verdad?

— Me metiste con todo lo que me dijiste ésta mañana, eres una zorra Amaya. Ojalá que Richard esté muerto en estos momentos.

— ¿Tu sabes dónde está?— halo el gatillo.

— Muerto supongo— se ríe—. Lo único que tienes que hacer Amaya es olvidarte de ese idiota.

— ¡Nunca me voy a olvidar de Richard! Y voy a acabar con cada uno de ustedes, contigo primero— le disparo.

Mi Objetivo |Richard Camacho|Where stories live. Discover now