6

1.4K 144 25
                                    

— ¿Cómo qué mi hermana tiene a Erick? ¿Se ha vuelto loca?

— Al parecer sí señorita, intentó secuestrar a los otros 3 pero no pudo— me dice nervioso.

— ¿Dónde están los demás?

— Lograron escapar del tiroteo.

— ¿Dónde está mi hermana?— le pregunto molesta.

— Aquí— escucho como alguien hala el gatillo—. Dice su hermana que si no viene me matará.

— ¡Dile que no cometa una locura!— le grito exaltada y furiosa.

— Amaya querida hermana— me saluda—. ¡Cuánto tiempo desde la última vez que nos vimos!

— ¿Qué de ti hermanita? Tengo tantas ganas de verte, no sabes cuanto te extrañé— le digo sarcásticamente.

— Nunca has dejado de ser hipócrita conmigo- se ríe.

— Ni tu con todo el mundo— le digo—. Han pasado tanto tiempo desde que no te decía lo mucho que te odio, a ti y a tu mugrosa madre.

— Te recuerdo que también es tu madre— se ríe más fuerte a través del teléfono.

— Yo no soy hija de ese demonio, ni hermana tuya; odio que sean parte de mi familia.

— Lo siento pero es la familia que te tocó, y me gustaría verte o no te gustaría que tu amiguito Richard pierda a su amigo Erick.

— Le tocas un dedo a Erick y juro que te mato.

— No eres capaz de matar a tu hermana.

— Si mato a cualquiera, imagínate matar a una turra que dice ser mi hermana— le respondo firme.

— Te espero— sigue burlándose.

Me subo a mi camioneta, pero antes de arrancar Richard se sube al copiloto desprevenido.

— ¿Qué haces aquí? No te conviene venir conmigo.

— Sé que uno de mis amigos está en problemas, y si tengo que matar por uno de ellos, lo haré— dice mostrándome una pistola.

— ¿Qué haces con eso Richard es peligroso?— intento quitarsela de las mano pero fue en vano, Richard estaba decidido matar por uno de sus amigos, a lo que no pude llevarle la contraria.

Arranco hacia donde estaba Erick y la turra que lo tenía. Pude rastrear con ayuda de Richard, el teléfono de Erick y así encontrarlos.

Llegamos a ese callejón sin salida, donde estaba Reymi junto al cuerpo que allí estaba arrodillado con la funda negra en la cabeza mientras ella tenía su pistola puesta en lo que era su cabeza.

— Sueltalo ya—le apunto con el arma—. Ya estoy aquí, ¿no era lo que querías? Ahora déjalo.

— Baja el arma primero... Y tú Richard, será mejor que no saques esa arma que traes en el bolsillo.

— ¡Qué astuta! Pero eso no quiere decir que seas mejor que yo.

— Haz fallado cuando decidiste quedarte siendo amiga de quien antes era tu víctima, Richard no puede estar cerca de ti, porque de un momento a otro terminarás matandolo.

— Yo a Richard lo voy a cuidar hasta el última día de mi vida, y si tengo que morir por él, que así sea.

— No sabes las ganas que tengo de matarte, ¡no me digas eso por favor!— se ríe a carcajada, se acerca a Richard y le pega una bofetada—. No seas tan ingenuo, no te das cuenta que te va a matar aunque juegue contigo la ñiñita buena.

— Deja de ser tan paranoica conmigo, tu bien sabes que cuando le cojo cariño a una persona, jamás pensaría en hacerle daño.

— Y supuestamente ya le cogiste cariño... Ahora falta que digan que se aman y ya son novios.

— ¿No te cansas de hablar tanto disparates?— le pregunto enojada.

— ¿Cómo qué disparates hermanita?—  sostiene a Erick por cuello mientras la mano que sujetaba la pistola la llevó dentro de la boca de Erick—. ¿Qué quieres que haga con él?

— Suéltalo o te disparo- la amenazo apuntandola con el arma.

— No te tengo miedo Amaya— lanza a Erick al suelo, quien aún seguía inconsciente y le dispara en una pierna—. Por suerte sanará rápido.

— Eres una imbécil— le grito.

— Con esta me pagarás todas las que me hiciste.

— ¿Con ésta dices?— cargo el arma y le pego un tiro en cabeza, toda su sangre estaba en el suelo, al fin ya no tendré que seguir con ésta tortura.

— La mataste- dice Richard frustrado.

— Si la dejaba con vida, iba a matarlo a Erick y a ti.

— Gracias entonces— me sonríe Richard.

—No hay de qué... Ahora llevemos a Erick a casa.

Llegamos a casa; Richard lleva a Erick a la habitación y se queda curandolo por un buen rato. Subo a ver como estaba y Richard sale a mi encuentro.

— ¿Cómo te sientes después de lo que pasó?— Richard está muy preocupado.

— Estoy bien, no pasó nada— le sonrío—. ¿Cómo sigue Erick?

— Ya está mejor; le dí los medicamentos y está descansando— me dice alegre.

— Me alegra mucho.

— ¿Sabes qué? Si no fueras tan mala como eres, juraría que me enamoraría de ti.

— ¿Cómo?

Mi Objetivo |Richard Camacho|Where stories live. Discover now