19

925 104 17
                                    

— ¡ME NIEGO A CASARME CON ESE TIPO!— grito en frente de todas las personas que estaban ahí.

— Amaya, por favor no me hagas pasar vergüenza— Cristian empieza a sentirse incómodo por las miradas que estaban puestas en nosotros.

— ¿Y no te da vergüenza obligar a tu hija a casarse con un hombre que no ama?— le digo incómoda—. Con Pedro te la dejé pasar porque sentía algo por él pero con éste no. Ni siquiera respetas que estoy con Richard.

— Me vale mierda Richard. Quiero que te cases con Taborda y punto— se molesta y se va a dar par de copas con sus amigos.

— ¿Qué pasó amor?— Richard sigue enojado.

— Sacame de aquí— siento impotencia y empiezo a llorar descontroladamente.

Richard llama a Sebastián, quien nos lleva a casa.

Me rescuesto un rato a calmarme un poco.

El dolor que sentía era fuerte, tenía la obligación de casarme con alguien que no amo y a penas conozco solo por los malditos negocios de Cristian, ese viejo tiene que morirse en el infierno por todo el mal que me está causando.

Tengo la obligación de ir por un camino al que no quiero. Había elegido estar con Richard porque sabía que con él iba a ser feliz, porque ha sido a la víctima que no he matado, porque tiene algo que me mata, ese algo tan especial que ha hecho que empiece a sentir cosas por él, cosas hermosas, cosas que jamás le encontraré alguna explicación.

Me quedé un rato en la ducha llorando, no sabía cómo decirle a Richard esto, que tenía que dejarlo para siempre, no quería, me sentía feliz con él, pero todo ha dado un giro repentinamente que no sé si acomodarme a él.

Sentí la necesidad de dormir un poco, sabía que así podía estar un poco más relajada.

Me despierto como a las 11 de la noche, a causa de un hambre que me estaba matando.

Encuentro a Richard en la cocina por el mismo motivo que yo, hambre.

— ¿Cómo te sientes?— se acerca a mí para depositar un beso en mis labios.

— Un poco mejor, siento que esto se está poniendo de mal a peor.

— No me quisiste decir que pasó con tu padre, ¿qué fue eso que te estuvo diciendo que te hizo gritar como loca?

— Cosas de negocios— digo cortante.

— Los negocios no te ponen así— me mira—. Amas esos negocios que haces, estás en la lista de las mejores delincuentes del país, no creo que algo así te haya echo reaccionar de esa manera.

— No fue nada Richard— intento que olvide lo acontecido.

— ¿Por qué te dicen «7»?

— Mi padre me estaba entrenando para ser quien soy ahora. Había tenido un pequeño problema y no habían hombres suficientes. Yo era una novata, pero de igual forma fui. Y siendo la primera vez con un arma, maté a 7 personas, sin escrúpulos

— ¿Así no más 7?— se sorprende—. Yo le disparo a uno y quedo frustado.

— Sí, fue una locura. Desde ese entonces me llaman así, 7 o la reina de los 7.

— Eres increíble mami— me guiña el ojo.

— No entiendo como te puede gustar una delincuente.

— Esas cosas se pasan por alto.

— Hay algo que se ha pasado por alto— sonrío.

— ¡¿Qué?!— Richard nota que me siento indignada.

— Todos se han olvidado de navidad, mañana es año nuevo, y nadie lo ha tomando en cuenta— sonrió débilmente. La época más importante del año había sido olvidada por completo.

— Debemos hacer algo— Richard empieza a buscar que comer—. Una cena entre nosotros, los chicos, Sebastián, tu y yo. Y así no pasamos por alto ésta celebración.

— Está bien— le beso, olvido que tenía que comer y vuelvo a irme a la cama.

Quedé totalmente rendida, pero mi felicidad no fue para siempre.

Sentí unos golpes en la puerta y Richard no estaba en la cama. Miro el reloj y eran las 10 de la mañana, no entiendo como todo pasó tan de prisa.

Salgo cuidadosamente y encuentro a Cristian con una pistola en la cabeza de Richard.

— Subete en mí camioneta— Cristian me apunta con el arma y luego a Richard.

Asustada, salgo y me subo a la camioneta. Cristian me lleva a la casa de Jhon Taborda.

Me baja salvajemente y me lleva a una de las habitaciones.

— Vistete— me pasa un vestido de novia corto—, peinate, maquillate y sonríe.

— ¿Por qué me estás haciendo esto?— siento que todo se ha acabado.

— ¡CÁLLATE LA MALDITA BOCA Y CAMBIATE!— me grita.

Busqué la forma de escapar pero no pude.

Me vestí como pude. Cristian va a buscarme. El lugar estaba lleno de gente que no conocía. Tenía mi cara de aburrida, Cristian buscó la forma de que la cambiara pero para hacerle la vida imposible seguí igual.

Jhon me recibe como todo un bastardo, no sabe las ganas que tengo de pegarle.

El padre empieza a hablar todos sus disparates y en mí cabeza solo me da vuelta Richard. Tenía miedo de que Cristian le haya hecho algo, lo único que desearía es que él apareciera y me sacara de aquí.

— Jhon Taborda, ¿acepta usted a Amaya Clayderman como su esposa?

— Acepto— me sonríe y le saco el dedo del medio sin importar el padre ni las personas.

— Amaya Clayderman, ¿acepta usted a Jhon Taborda como su esposo?

Me quedé callada. Todos empezaban a murmurar, Cristian tenía esa mirada de maldad sobre mí.

El ruido de un motor hace que todos se espantan en la fiesta.

— ¡Yo me opongo!— Richard se baja de un motor que conducía aquel chico que identifiqué. No podía creer que O'Neal estaba aquí ayudando a Richard a rescatarme—. Amaya no puede casarse con ese tipo, ella es mi prometida.

Mi Objetivo |Richard Camacho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora