💞PinkyPoo Pijama

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Por fin era viernes. Pero no era cualquier viernes.

Ese día, viernes 21 de Diciembre, Min YoonGi salía oficialmente de vacaciones de navidad por dos fabulosamente largas semanas, y tenía quince hermosos días laborales tan lejos de su asqueroso trabajo como quisiera.

Había terminado las clases más tarde de lo esperado, puesto que el papeleo de cerrar el primer semestre se le había extendido, y además de eso, su jefe había exprimido bastante bien sus últimas horas de trabajo por el siguiente mes, pero aun así, con el mundo a su alrededor poniéndole tantas trabas como pudiera, la sonrisa en el rostro a YoonGi nadie se la quitaba ni con un puñetazo. Y es que, el sólo pensar en que tendría dos semanas completas para disfrutar de su cama y de su JiMin, le hacían sentir que todos estos últimos esfuerzos valían completamente la pena, y los haría mil veces si así fuera necesario.

Ahora, el bus de regreso iba lleno, puesto que la hora punta lo había alcanzado y además de los cientos de trabajadores y estudiantes que llenaban las calles por completo a esas horas, estaban las otras cientos de personas que a tres escasos días de la navidad, buscaban como locos los últimos obsequios que les faltaban en la lista, llenando así aún más el centro de la ciudad con sus pasos apresurados y sus grandes bolsas de regalos.

Había recibido alrededor de quince empujones considerablemente fuertes, algo se estaba enterrando en su espalda de forma que tenía que arquearse dolorosamente para evitar ser asesinado por dicho objeto y su celular no había dejado de vibrar en su bolsillo de forma molesta, pero, reitero, la sonrisa no se la quitaba nadie.

Cuando por fin su martirio terminó y el bus paró a dos cuadras de su complejo de departamentos, casi da saltitos de la felicidad, sintiéndose ansioso por llegar al fin a su hogar, con su comida, su televisión, su sillón y lo más importante de la lista –y del mundo-, su niño.

Revisó con despreocupación su celular mientras caminaba rumbo a su casa, encontrándose con varias llamadas de Jin, otras de NamJoon y finalmente un mensaje de la madre del grupo con un escaso:

"Acabamos de tomar el tren. Íbamos a ir a visitarte para dejarte los obsequios pero como no estabas te dejamos algo mejor.

No agradezcas;)

-Jin"

A pesar de lo extrañas que esas palabras sonaron en su cabeza, no duraron ahí mucho tiempo. El ascensor acababa de abrir sus puertas en el sexto piso y con un pequeño "con permiso", esquivó a la chica de pie frente a él y salió de la pequeña caja de metal viendo con alivio y al mismo tiempo anticipo, las blancas puertas decoradas navideñamente. Caminó hasta la que evidentemente, era la suya –porque, ¿de quién más podían ser todos esos adornos rosados, celestes y blancos, además de un cartel hecho a mano que rezaba "Feliz PinkyPoo Navidad!"?- y antes de que pudiera siquiera hacer el amague de buscar sus llaves en su bolsillo, la puerta se abrió.

En blanco.

Si la mente de YoonGi había estado hace segundos llena de vivos colores, ahora estaba completamente en blanco.

JiMin estaba frente a él, mirándolo con un puchero disconforme mientras se frotaba un ojo con su pequeño puñito muerto de sueño, el cabello rosado despeinado cubría toda su frente y chocaba con sus pestañas, pero eso no era lo que tenía a YoonGi parado frente a la puerta sin saber cómo reaccionar.

Park JiMin estaba de pie frente a él siendo el ser humano más tierno de todo el universo mientras que su cuerpo era cubierto por un enterito tipo Kigurumi del famoso personaje japonés "Kumamon", con el gorrito de orejas cayendo hacia un lado, completamente desordenado sobre su cabello y un pequeño cartelito de tela en el abdomen que rezaba "Eat me, PinkyPoo".

PinkyPoo ❀ YM (Edición)Where stories live. Discover now