PinkyPoo ❀ YM (Edición)

💞PinkyPoo historia vieja

Bilogía hay heridas que nunca se cierran I

YoonGi no puede recordar la última vez que tuvo esta charla con alguien, pero cree fue cuando con HoSeok y TaeHyung se integraron al grupo. Si es franco, no es su conversación favorita, y preferiría que no fuera él quien tuviera que darla, si no JiMin, quien era el principal afectado en el tema, pero Min sabía cuánto a su menor le dolía hablar de ese tema, así que, como siempre, si podía ahorrarle ese dolor, ni siquiera rechistaría a la hora de tomar la responsabilidad y tomar las riendas del asunto.

Como iba a hacerlo justo en ese momento.

—Sé que tienes muchas dudas, JungKook —Comenzó casualmente mientras que terminaba de limpiar uno de los últimos platos sucios que habían quedado luego del almuerzo, los dos menores del grupo habían sido invitados a almorzar a su casa y ahora, mientras que TaeHyung había llevado a JiMin a su habitación para distraerlo un rato, era el momento perfecto para poder hablar con el muchacho de dientes de conejo— Pero siéndote sincero, no te tenía la suficiente confianza antes para explicarte esto, nada personal —Aseguró, viendo como el pelinegro asentía sin cara de haber sido ofendido— Es sólo que soy muy selectivo a la hora de elegir a quien le cuento esto o no.

—Hyung, me pone nervioso si habla así —Musitó JungKook removiéndose incómodo en su lugar.

A YoonGi también lo ponía nervioso, eso podía asegurarlo, a pesar de que no fuera la primera vez, seguía siendo igual de duro para él hablar sobre ese tipo de cosas.

—No te pongas nervioso, no es nada grave, tranquilo —Respondió YoonGi posando el último plato recién lavado en la secadora— Pero te sugiero que te sientes, esto es algo largo —Recomendó vagamente, encendiendo el hervidor para así hacerse un café— ¿Quieres algo de beber? —Preguntó al menor, quien seguía visiblemente incómodo.

—Un... un café por favor, Hyung —Pidió cauteloso, arrastrando una silla para poder instalarse.

—Está bien —Asintió el mayor preparando las tazas— Voy a contarte una historia muy importante y delicada ahora mismo, así que espero que sepas apreciar la confianza que estoy poniendo en ti, mocoso —Aunque fue en tono de broma, seguía habiendo un toque amenazante en sus palabras, el cual hizo a JungKook comprender de inmediato que esto no era un juego— Seguramente te extrañe que sea yo quien vaya a explicarte esto, debería hacerlo JiMin pero... Es algo demasiado duro para él aún, así que como a los demás, seré yo quien te explique —La tetera eléctrica indicó que el agua estaba lista, y ante ese aviso, YoonGi se encargó de poner el agua suficiente en cada taza como para hacer un café que durara toda la conversación. Una vez ambas bebidas estuvieron listas, se sentó frente a JungKook, mirando al menor del grupo a los ojos— Jeon, esta es la historia de Park JiMin.

"Cuando de niño, Park MinJoo pensaba en su futuro, definitivamente jamás hubiera elegido eso. Sin embargo, no se arrepentía de nada, ni un solo segundo.

MinJoo tenía 22 años cuando conoció al amor de su vida. No fue en la universidad, o en su barrio, o en algún club, ni siquiera fue en una fiesta. Fue en el hospital. El hospital general de Busan.

Era febrero, hacía un frío que calaba los huesos y MinJoo estaba en el ala de neurología ayudando a las enfermeras para así lograr sacar su pasantía en el pequeño curso de enfermería que estaba haciendo. Algo así como una pequeña introducción a lo que quería estudiar en un futuro, Genética.

Si se lo preguntaran, no sabría expresar bien cómo fue, o en qué momento, tal vez un chico normal de su edad jamás se hubiera fijado en una chica como ella, pero fue instantáneo, tan rápido como el dulce nombre "Kang JiEun" bailó en sus labios al llamar en la sala de espera al siguiente paciente del doctor en turno, se sintió en otro planeta. Era tan dulce, tanto como las hojuelas con miel que su madre solía prepararle de niño. Se sintió intrigado, su estómago se contrajo con fuerza y la confusión nació en él, ¿Qué se suponía que era eso? Su pregunta fue contestada cuando la vio. Mierda, era hermosa, jodidamente hermosa. La chica con Síndrome de Down más perfecta que pudiera existir en el planeta.