💞PinkyPoo chico solitario

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— ¡No puedes hacer eso!

—JiMin...

— ¡No!, ¡Tú lo prometiste!

El menor lloraba, y lo peor, lo hacía por su culpa. YoonGi sentía su pecho estrujarse con fuerza, estaba siendo horrible, la peor persona del mundo, estaba siendo un hijo de puta con la persona que más amaba y lo hacía irónicamente, para no lastimarla. Aunque al parecer las cosas le estaban saliendo justamente al revés.

— ¡Ya sé que lo prometí! —El menor pegó un salto debido al grito de YoonGi, pero no se movió, no dejó de verle a los ojos y no dejó de llorar— ¡Sé las cosas que prometí, JiMin, créeme que lo sé! —Respondió con la voz ahogada en desesperación— Pero, ¡¿Qué es lo que quieres que haga?!

— ¡Quiero que me lleves contigo! —Respondió el menor instantáneamente, sin dudar.

YoonGi se quedó petrificado en su lugar, con la mandíbula desencajada y el pulso acelerado. Lo había pensado, claro que sí, él debía irse, debía, tenía que aceptar ese traslado al campus de Seoul, era una oportunidad única, su familia no tenía el dinero suficiente como para costearle un intercambio por sus propios medios y la universidad se estaba ofreciendo a costearle todo, no podía desaprovecharlo, no podía ser tan déspota como para decir "no". Pero una parte muy importante del asunto es que irse de la ciudad, dejar Busan, dejar a su familia... significaba dejar a JiMin.

Y por más veces que había pensado en ello, por más noches en vela que había tenido pensando en mil y una maneras de poder llevar a JiMin con él, no podía, simplemente no había posibilidad, no podía pedirle eso al menor, no podía hacerlo elegir entre su familia y él, alejar a JiMin de su madre sería una bestialidad y él no quería tener eso en su conciencia, no quería obligar a JiMin a elegir y después de todo... después de todo, él no era indispensable en la vida del menor. JiMin podía conocer más gente, tener más amigos, enamorarse, podría encontrar a alguien mil veces mejor que él, alguien que pudiera ofrecerle la luna y las estrellas si es que JiMin lo quería, mientras que él... él podía ofrecerle un departamento pequeño, apenas para una persona, una vida siempre corta de presupuesto, un horario inestable... JiMin merecía muchísimas más cosas de las que él podría llegar a ofrecerle jamás, y aunque le doliera, era la realidad. Él era un don nadie, y no podía cambiarlo, no al menos, ahora, que era cuando JiMin lo necesitaba.

—No puedo hacer eso, JiMinnie, yo... —Las palabras murieron en su garganta, porque en realidad, de poder, sí podía, podía hacerle un espacio en el departamento que la universidad le financiaría, podrían arreglarse con una sola habitación, con un solo armario, se las podrían ingeniar para hacer algo con la pequeña cocina americana que ofrecía el nuevo hogar de YoonGi, pero no debía. Moralmente no debía.

— ¿Por qué no? —Sollozó el menor viéndole atentamente entre sus pestañas húmedas— ¿No quieres? —Cuestionó duramente.

— ¡Sabes que no es eso! —Rugió YoonGi.

— ¡Entonces explícame por qué! —Exigió el de baja estatura. Su rostro estaba ya rojo por la agitación y lo dura que se estaba volviendo la conversación, se sentía alterado y traicionado, traicionado por YoonGi, que era lo que más dolía.

El mayor soltó un largo suspiro y se dejó caer en el sofá de forma brusca, sin importarle si maltrataba su cuerpo en la caída. Frotó sus manos contra su rostro retomando la compostura y soltó aire de una manera tan lenta que para JiMin fue una tortura.

—No puedo hacerlo porque no puedo alejarte de las personas a las que más quieres, JiMin —Respondió viendo atentamente sus pálidas manos, a la vez que cerraba los puños llenos de impotencia.

PinkyPoo ❀ YM (Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora