💞Epílogo

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PinkyPoo chicos maduros.

— ¡No!, ¡No!, ¡No quiero!

— ¡Ven aquí, pequeña traviesa!

Esos fueron los gritos que despertaron a YoonGi de su fabuloso sueño un día Sábado donde el calor era tan insoportable que hasta el sólo hecho de respirar, le hacía sudar de una forma demasiado desagradable para el gusto de cualquiera. Palmeó su costado aún con los ojos cerrados, buscando en el acolchado de la cama el cuerpo con el que estaba acostumbrado a despertar todas las mañanas y el pequeño inquilino que de un día para el otro se había vuelto parte indispensable de su vida. Casi se golpea a sí mismo cuando se dio cuenta de que obviamente si había escuchado los gritos desde la sala, era porque se había quedado solo en la habitación.

Se levantó con pereza del inmueble, tomándose todo su tiempo hasta quedar sentado en el borde de la cama, con la planta de sus pies chocando suavemente con el frío y reconfortante piso. Pasó sus manos por su rostro intentando lograr despertar del todo y cuando logró dejar de bostezar, echó un rápido vistazo a su alrededor.

La habitación era otra, más sobria, más adulta, estaba pintada en su mayoría de blanco, a excepción de una pared justo frente a la ventana que se mostraba teñida de un amarillo pastel pálido bastante agradable a la vista y que combinaba bastante bien con los muebles, algunos color marrón y otros blancos, y las cortinas color beige. Sonrió con nostalgia al no encontrar la lluvia de adorables y tiernos colores pasteles golpeando contra sus aturdidas pupilas como lo hubieran hecho hace un tiempo, si cerraba los ojos, aún podía visualizar su antiguo cuarto, pintado de azul bebé y amueblado de rosado pálido y blanco, lleno de peluches, sweaters demasiado grandes para el muchacho que los usaba tirados alrededor, pantuflas de conejo y una taza rosada con pintas marrón claro y borde verde, asemejando una frutilla, llena de leche de fresa en el velador, en el que ahora sólo había un marco de tela beige con una foto de dos jóvenes, él, agarrando con fuerza las mejillas abultadas de su chico, obligándole a hacer una marcada mueca de "beso", tan adorable que aún ahora, después de haberla visto una y otra vez, todas las mañanas de su vida por los últimos años, le causaba la misma ternura que le había causado cuando la había visto en vivo y en directo, y provocándole la misma sonrisa infantil con la que posaba en la foto. Le da bastante nostalgia recordar como en esos instantes el muchacho a su lado lucía unos relucientes cabellos rosados como el algodón de dulce, y él, un rebelde rubio blanquecino que combinaba perfectamente con la nieve que hacía de fondo en el paisaje.

Una pequeña punzada atraviesa su pecho al recordar esas épocas, que aunque parecen cercanas, a la vuelta de una esquina tras su espalda, fueron hace ya cinco años, y ahora, por más que lo quisiera, ni él, ni el chico con el que se ve tan feliz en ese recuerdo son los mismos que fueron en esos entonces.

Da una última mirada a su alrededor y suelta un suspiro, está bien, se dice, suele pensar eso todas las mañanas tras despertar, rememora tiempos pasados y suspira en una mezcla entre nostalgia y felicidad por lo alegres que fueron cuando no eran más que unos jóvenes perdidos demasiado ensimismados en su empalagoso amor como para tomarle el peso a todas las otras cosas de la vida real que se cerraban a su alrededor, asfixiándolos, presionándolos.

Porque sí, hubieron momentos malos, tan, tan malos, que pensaron que tal vez lo mejor sería acabar con todo. Hubo momentos de desesperación, hubo frustraciones, momentos llenos de cansancio, hubo ilusiones destruidas contra el piso, malas rachas económicas, llantos a mitad de la noche, discusiones que terminaban con YoonGi durmiendo en el sofá, hubo veces en las que no querían ni siquiera verse las caras porque sabían que explotarían, que gritarían todas las cosas que los estaban ahogando en la cara del contrario, pero al mismo tiempo, no querían herirse.

PinkyPoo ❀ YM (Edición)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें