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Un par de manos toqueteaban y manoseaban dentro de la camisa del menor, mientras que otras se encargaban de sujetarlo con fuerza y brusquedad ante los vanos movimientos del pequeño castaño que hacía con desesperación para poder librarse. Seguía intentando zafarse de aquellas personas, pero entre ellos podían mantenerlo con facilidad en el frío suelo de la cerámica de aquel baño. La angustia aumentaba, así que actuando de manera rápida, mordió con la suficiente fuerza la mano del chico que lo sujetaba y cubría su boca para sentir el sabor metálico de su sangre en su lengua.

—¡Carajo! —chilló de dolor el chico mordido, quitando sus manos del menor y, por supuesto, llamando la atención de su compañero.

Enseguida JungKook aprovechó para empujarle, quitándose de un tirón la venda que cubría sus ojos, y poniéndose de pie lo más rápido posible, corriendo hacia la puerta del baño a penas pudo. Aunque, antes de salir, se dio un segundo para mirar tras su hombro a las personas que previamente lo habían inmovilizado y toqueteado de aquella manera.

Al ver que uno de ellos se ponía de pie, corrió lo más rápido que le permitieron sus piernas para salir de aquel lugar. Cayó rendido sobre una de las bancas públicas que habían en la plaza que había llegado a parar, la cual se encontraba a unas pocas cuadras de la escuela. Se encontraba agotado y extrañamente algo somnoliento. JungKook no sabía cómo sentirse o cómo intentar encontrarle sentido a lo sucedido en los baños, en especial porque jamás había creído ver a aquellas personas.

¿Acaso se habían infiltrado en la escuela dos jodidos pervertidos sexuales?

JungKook intentaba concentrar su mente, intentaba pensar con claridad que era lo que más necesitaba en aquel momento, pero aquel cansancio seguía haciéndose presente en su cuerpo de manera cada vez más fuerte. Sentía su cuerpo pesado, su vista se volvía borrosa, y sus párpados al igual de su cuerpo pesaban, así que lentamente y a poca conciencia comenzó a deslizarse sobre la banca hasta quedar recostado en la misma, pronto dejando a sus ojos descansar al ceder ante aquel sueño que lo dominaba por completo.

• • •

Abrió sus ojos de golpe, recordándose a sí mismo que no podía quedarse dormido sobre una banca en plena calle, de los estúpido que era. Pero miró a su al rededor y ya no se encontraba en aquella pequeña plaza, sino, en el cuarto de su compañero de salón, Jin.

—JungKook, despertaste —dijo el mayor, mostrando una cálida sonrisa antes de extenderle una taza de lo que parecía ser un té al menor.

—¿Jin? —preguntó extrañado, pero tranquilo de verlo a él, recibiendo aquella taza con un asentimiento y una tímida sonrisa en muestra de agradecimiento—. ¿Cómo fue que terminé aquí? —cuestionó aún confundido, pero manteniendo la amable sonrisa.

En verdad que le era imposible no sonreírle a una persona con un aura tan dulce y armonioso.

—Te vi desplomarte sobre una banca en la plaza que queda cerca de la escuela, gracias al cielo estaba con NamJoon y entre los dos decidimos traerte a mi casa —suspiró, y tocó con delicadeza la frente del menor—. Como dijiste que tu madre se encontraba de viaje no encontré viable la opción de llevarte a tu casa —volvió a analizar a JungKook con preocupación—. ¿Te sentías muy mal? ¿Crees que debes ir al médico?

JungKook recordó estar en aquella plaza, y frunció su ceño al recordar que había ido corriendo allí luego de lo que le había pasado en los baños de la escuela. Se hizo presente en su cabeza la escena de cuando los chicos lo sometieron a ingerir una pastilla.

—Oh, creo que me pasa por no dormir lo suficiente —mintió—. No volverá a pasar, lamento las inconveniencias, Seok-Jin —dijo apenado, reincorporándose para sentarse sobre la cama en la que antes se encontraba recostado.

Call Me Daddy ➳TaekookWhere stories live. Discover now